Movimiento de No Proliferación Nuclear

Por Ing. Álvaro Bermúdez (*)

Los países integrantes del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) hemos realizado enormes progresos en estos últimos 40 años, pero si queremos evitar la catástrofe nuclear, nuestros dirigentes deben actuar con mucha mayor urgencia para definir nuestro rumbo a la eliminación de todas las armas nucleares.

Cuando las luces se apagaron y el reloj de Mijaíl Gorbachov como dirigente estrella de la otrora imponente Unión Soviética se detuvo hace veinte años, el destino de sus  treinta y cinco mil armas nucleares se convirtió en una fuente de profunda preocupación para el mundo. Rusia tuvo que retirar su herencia nuclear de la mayoría de las otras catorce repúblicas surgida de la desintegración Soviética, en muchos casos curiosos países como Ucrania reclamaban la propiedad. Nuevas amenazas están llamando a la puerta, la difusión de la bomba a otros países y potencialmente a los terroristas. Desde que Gorbachov renunció, Pakistán, India y Corea del Norte han adquirido y probado la bomba nuclear. Irán avanza cada vez más cerca de ese día. Arabia Saudita, Egipto, Turquía y otros están esperando desarrollar su propia experiencia en materia de energía nuclear. El mundo enfrenta el espectro de la proliferación en cascada si no se trabaja seriamente en el sentido de salvaguardar los materiales físiles y las tecnologías asociadas. Los terroristas tendrán  una mejor oportunidad de poner sus manos sobre ellos. El uso de las armas nucleares sería inevitable.

Y sigue habiendo graves riesgos derivados de los hábitos de guerra fría que permanecen de los Estados Unidos y Rusia para mantener muchos cientos de sus cohetes intercontinentales con armas nucleares, preparadas para su lanzamiento en unos pocos  minutos. En un documental Gorbachov recuerda cómo tuvo tan sólo unos pocos minutos para decidir si dar rienda suelta a fuerzas nucleares soviéticas en aparente advertencia de un ataque entrante de los EEUU. Su contraparte en las negociaciones nucleares, el ex Presidente Ronald Reagan, también se sorprendo del poco tiempo para la reflexión que le  fue permitido por los planes de guerra nuclear: en sus memorias, Reagan escribió: "submarinos rusos fuera de nuestra costa con misiles nucleares podrían convertir la casa blanca en un montón de escombros radiactivos dentro de seis u ocho minutos. ¡Seis minutos para decidir cómo responder a una imagen de radar y decidir si lanzar el Armagedón! ¿Cómo podría alguien aplicar la razón en un momento como ese?"

Lo más sorprendente es que prácticamente nada ha cambiado. Rusia y los Estados Unidos siguen preparados para librar una guerra nuclear a gran escala entre sí en cualquier momento. Si se adoptan sus posturas de “listo para el lanzamiento” en el resto de los países que detentan armas nucleares, los riesgos del uso accidental o no autorizado de armas nucleares crecería exponencialmente. Como Enrico Fermi, dijo sobre las leyes de la física, si un evento no está prohibido absolutamente, entonces ocurrirá eventualmente. Si las armas nucleares no se prohíben y son eliminadas, un día se utilizarán.

En lugar de retroceder desde el precipicio de una catástrofe evitable, casi todos los nueve países con armas nucleares están actualizándolas, con un costo total estimado de un billón  de dólares durante la próxima década. Estados Unidos construye nuevas fábricas de uranio y plutonio para construir bombas y planea construir bombarderos y submarinos nucleares nuevos. Rusia está embarcada en una borrachera de 70  mil millones de dólares para reemplazar sus fuerzas nucleares envejecidas. China está construyendo su primera flota de submarinos nucleares y dispositivos nucleares transportados en camión. Gran Bretaña se está preparando para construir cuatro nuevos submarinos clase Trident. Francia hasta ahora  sólo había bautizado un nuevo submarino nuclear. Pakistán alza su producción de materiales nucleares y puede llegar a ocupar el tercer lugar en tamaño de arsenal nuclear dentro de unos años. India y los Estados Unidos está empeñados en desplegar nuevos  misiles y submarinos. Incluso Israel está comprando submarinos (de Alemania), equipados  con misiles de crucero nucleares y desplegarlos en el Golfo Pérsico para plantear una amenaza nuclear a Irán. La bête noire de países nucleares, Corea del Norte, gasta extravagantemente en sus fábricas nucleares y misiles mientras su pueblo se muere de hambre.

Cientos de figuras internacionales en el movimiento de no proliferación, como Gorbachov y Maslin, han unido sus fuerzas en un esfuerzo desesperado para concientizar al mundo del peligro en ciernes. No puede ser demasiado tarde si podemos convencer a líderes mundiales y a la opinión pública de la necesidad urgente de tomar medidas inmediatas para reducir la amenaza nuclear - como poner a todas las armas nucleares fuera del sistema de alerta instantáneo--e iniciar negociaciones multilaterales para eliminar todas las armas nucleares en etapas verificables durante un período determinado de pocos años.

El movimiento de no proliferación incluye a líderes que han servido como asesores de seguridad nacional y en otras posiciones de alto nivel responsable de política exterior, defensa y lucha contra el terrorismo que les permite declarar en forma creíble sobre el creciente peligro de una guerra nuclear por intención o por accidente, por Estados o terroristas. Nuestro programa es que todos los países que detentan armas nucleares y los que no, entren en el diálogo y la negociación para que el uso de las armas nucleares no sea inevitable. Se trata de una catástrofe que puede evitarse.

(*) Ingeniero. Ex director de Energía del gobierno del Dr. Jorge Batlle (2000-2005)