El ministro Tabaré Aguerre volvió a exponer sus diferencias con el contenido del impuesto a la concentración de la tierra, y considera inoportuno aplicarlo ahora, por los cambios en la coyuntura internacional.
Prácticamente sobre el cierre de la reunión de la comisión de Hacienda del Senado, en la que el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Tabaré Aguerre, explicó por qué el gobierno impulsa el Impuesto a la Concentración de Inmuebles Rurales (ICIR), conocido como impuesto a la tierra, quedó claro para los senadores que el ministro toma cada vez más distancia del contenido de esta iniciativa.
Ahora no solo es una cuestión de filosofía tributaria, sino de oportunidad.
Aguerre admitió en la comisión, al responder a una pregunta del senador Francisco Gallinal (Unidad Nacional), que "quizás no sea este el momento más oportuno" para aplicarlo porque las circunstancias internacionales "han cambiado" respecto a cuando se impulsó el proyecto, hace ya varios meses, dijeron a El País participantes de la reunión.
Gallinal había planteado si el ministro entendía que era oportuno aplicar el ICIR ahora en atención a la crisis que se vive en el mundo y que puede resultar en la baja de exportaciones y precios.
Casi una hora antes, sobre el mediodía de ayer, contra lo que muchos senadores de la oposición anticipaban, Aguerre estuvo en la puerta de la sala donde se reunía la comisión de Hacienda del Senado.
Conocida su posición pública contraria al contenido del proyecto, el ministro no había asistido, en más de una ocasión, a comparecencias de la comisión de Hacienda de la Cámara de Representantes, lo cual provocó el malestar de la oposición, que especuló con que su ausencia se explicaba precisamente por el disenso.
Lo que dijo a los senadores puertas adentro ratificó esa idea, y el hecho de que en el gobierno hay dos visiones en materia tributaria: la que impulsan los allegados al presidente José Mujica y la OPP, y los afines a la línea del vicepresidente Danilo Astori que se proyecta desde la administración anterior del ex presidente Tabaré Vázquez.
Aguerre, aunque amigo personal de Mujica, está alineado con el astorismo y, cuando en el gabinete se discutió el contenido del proyecto, quedó en desventaja, tal como lo sugirió en la reunión con los senadores.
Desde hace varios meses ha habido desavenencias públicas entre ambas líneas de acción económica, como cuando salieron a la luz diferencias entre ambas corrientes por el uso de las reservas para el financiamiento de infraestructura, cuando nació este impuesto a la concentración de la tierra, o cuando se planteó el dilema entre el combate a la inflación y el refuerzo a la competitividad.
ACATANDO. Ante preguntas concretas de más de un senador de la oposición, el ministro Aguerre aclaró que si bien está de acuerdo con la finalidad de evitar la concentración de la tierra, su postura original era contraria a este impuesto.
Se le dijo que en el proyecto hay dos impuestos: uno es el que grava a los poseedores de predios superiores a las 2.000 hectáreas Coneat 100. El segundo establece, en sus artículos 13 y 14, que cuando se enajena una propiedad inmueble rural hay que abonar una alícuota por el incremento del valor del valor de la tierra desde 2007, la cual será pagada por todos los productores y no solamente por aquellos con más de 2.000 hectáreas Coneat 100.
Según los informantes, en la reunión Aguerre aclaró que un productor con 1.999 hectáreas no pagará el ICIR, pero aquel que tenga 2.001 hectáreas efectivamente pagará en base a un cálculo por hectárea tomando toda la extensión del predio.
El senador José Amorín (Propuesta Batllista) sostuvo que de las palabras del ministro surge que "alguien contrario a la filosofía del gobierno" introdujo en el proyecto de ley el segundo impuesto lo cual convirtió a la iniciativa en "algo contrapuesto, contradictorio".
Aguerre admitió ese hecho y explicó que "al principio" su intención era la de aplicar un impuesto a la renta progresivo, pero "la mayoría decidió otra cosa" en el Consejo de Ministros y quedó en desventaja según precisó, explicaron los informantes, por lo que debió acatar aunque sin compartir.
"Estoy de acuerdo con el objetivo, que es intentar impedir la concentración de la tierra", insistió el ministro.
Luego se le preguntó si él considera que con este proyecto se logrará ese objetivo, ante lo cual dudó: "depende" de muchos factores, dijo, aunque recalcó que "la intención" es esa.
Amorín apuntó luego que este impuesto es "contradictorio con la idea del gobierno de gravar la renta". Y recordó que el ICIR "se parece" al antiguo Impuesto a la Producción Mínima Exigible (Improme), creado en 1967 durante el gobierno de Jorge Pacheco Areco. Dicha norma gravaba la tierra según el índice Coneat, establecido el valor según la ubicación del terreno y en base a una estimación de la productividad zonal.
"Sí, (el ICIR) es un impuesto a la tierra y no a la renta", admitió Aguerre. "Yo era partidario de un impuesto a la renta, pero bueno, apostamos a este impuesto para evitar la concentración", volvió a decir.
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