El SEMANARIO RECONQUISTA es el órgano de prensa de la Agrupación Reconquista del Partido Colorado, fundado por Honorio Barrios Tassano y Carlos Flores. Director Prof. Gustavo Toledo.

viernes, 22 de junio de 2012

El demonio de los noventa

Por Ope Pasquet (*)

Desnorteado, agitado por las rencillas internas de “la fuerza política”, irritado por problemas de gestión que no logra resolver, el gobierno ha resuelto invocar al demonio de los noventa para justificarse ante la opinión pública.  Las políticas económicas y sociales de los noventa son las causantes de todos nuestros males actuales. Esta es la nueva consigna, y a ella se aferran los ministros  como náufragos al salvavidas.

Según el gobierno, si en el 2010 tuvimos 15.000 rapiñas, fue por culpa de los malditos años noventa y no  porque su propia gestión, y la del gobierno anterior, hayan sido claramente deficitarias en materia de seguridad pública. Aquel mismo factor explicaría que se haya disparado la cantidad de homicidios cometidos en lo que va del corriente año. En vez de aquello de “¡es la economía, estúpido!”, que se dijo en una campaña electoral estadounidense, el oficialismo uruguayo repite ahora: “¡fueron los noventa, estúpido!”. Así el mundo vuelve a ser reconocible y a estar en orden: el Frente gobierna desde hace siete años y medio, pero la culpa de nuestros males la tienen blancos y colorados, como siempre.

Ahora bien: si las cifras de la criminalidad actual se explican por las políticas económicas y sociales de hace quince o veinte años, la coherencia obliga a aceptar que las cifras de la criminalidad de los años noventa se explican a su vez por las políticas económicas y sociales de los años setenta, es decir, los años de la dictadura.

Según los datos del Observatorio del Ministerio del Interior, entre 1990 y 1994 inclusive hubo entre 2.500 y 3.000 rapiñas por año en todo el país; la cantidad de  homicidios, a su vez, giró alrededor de los 200 por año.

Con la lógica del oficialismo, entonces, habría que concluir en que el autoritarismo, la represión brutal, la prohibición de la actividad política y sindical, la reducción salarial  y todo lo demás que pasó durante la dictadura le hicieron tanto bien a la sociedad uruguaya, que las cifras de la criminalidad en los años noventa se ubicaron muy por debajo de las cimas a las que llegarían después de 25 años de democracia, parlamento, sindicatos, derechos individuales y libertades públicas.     

Yo no comparto el razonamiento del gobierno; creo que en democracia y respetando los derechos humanos es posible ejercer la autoridad, asegurar la tranquilidad pública e imponer el orden.

Eso sí: hay que proponérselo en serio y trabajar con eficacia para lograrlo, en vez de estar siempre mirando  hacia atrás o a los costados, en busca  de otro a quien echarle las culpas por la propia incapacidad.

(*) Abogado. Senador de la República (Vamos Uruguay – Partido Colorado)

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