Hay un pasaje formidable de “El Mercader de Venecia” la obra de Shakespeare que sirve de base a los filósofos del Derecho cuando estudian las funciones de este.
Es ese momento culmine del drama en el que Antonio le pide al Juez Salanio que viole la ley para hacer Justicia. La demanda que presentó el malvado Shylock es legal y, desesperado, Antonio le pide al Juez que cometa una violación a las normas para hacer lo que él considera el bien.
Las palabras del Juez Salenio son contundentes: “el dux tiene que cumplir la ley porque el crédito de la República perdería mucho si no se respetasen los derechos de las personas; no puede ser, no debe ser, no existe poder en Venecia que permita violar la ley; de violarse se seguirían funestos tiempos ”.
El pasado Martes se cumplió una jornada de bochorno en el Uruguay que parece ponernos en el camino de lo que los cables internacionales afirman esta sucediendo en Venezuela.
A caballo de una circunstancial mayoría, el Frente Amplio decidió desconocer los artículos 4 y 82 de la Constitución de la República, dos pronunciamientos populares realizados en 1989 y 2009 y además violar el artículo 97 del Reglamento del Senado para permitir que un Senador que estaba impedido de votar, votara.
Ello pese a que no sólo la oposición sino dos Senadores del oficialismo en Sala les advirtieron a sus compañeros que estaban violando la Constitución y desconociendo la voluntad del pueblo expresada libremente mediante el voto en dos ocasiones.
Un tercer Senador oficialista decidió no dar la cara y votar con sus pies, es decir pidiendo licencia, y así habilitar uno de los fraudes a la voluntad popular más grandes y graves que se recuerden.
Además de las advertencias sobre la inconstitucionalidad realizadas por la oposición, y por los propios Senadores oficialistas, al final del debate ocurrió un hecho que aparentemente pasó inadvertido pero que es tan grave como lo otro: se descubrió que un Senador no había cumplido con el Reglamento por lo que no podía intervenir en el debate ni votar.
El asunto no es menor puesto que la votación finalizó 16 a 15 y el voto de ese Senador inhabilitado fue el decisivo para que se aprobara el proyecto de ley violatorio de la voluntad popular. Quiere decir que se violó la voluntad del pueblo y el Reglamento del Senado.
El asunto es claro aún para aquellos que no son especialistas en el Derecho. El artículo 97 del Reglamento expresa claramente que a un Senador le está prohibido intervenir en asunto que refiere a su interés individual. Solo puede hacerlo si denuncia previamente al Senado esa situación y el Cuerpo expresamente lo autoriza si lo estima pertinente.
Quien informó por el Frente Amplio (y votó) reconoció durante la sesión que tenía un interés individual en la aprobación de la derogación de la ley de Caducidad puesto que intervenía en procesos como abogado denunciante. Además afirmó que él consideraba que era parte en esos procesos judiciales.
Él no lo denunció sino que respondió a una pregunta concreta del Senador Tabaré Viera. Tampoco solicitó al Senado autorización para participar en el debate y votar sino que sencillamente votó.
Llegado el momento decisivo, y luego que el Senador en infracción votara sin haber solicitado al Cuerpo que se lo permitiera, el Senador Viera solicitó que no se tuviera en cuenta su voto puesto que de acuerdo con la clara letra del Reglamento no podía hacerlo. No había denunciado previamente su interés pero sobre todo el Senado no lo había autorizado.
Ello provocó un cuarto intermedio luego del cual el Presidente del Senado solicitó que se ratificara lo actuado, es decir que el Senador infractor hubiera participado en la votación.
Lo increíble del caso es que la moción que declaró válido el voto del Senador fue aprobada por 16 a 15, es decir con el voto decisivo de quien había sido cuestionado. Es decir que ¡él mismo decidió que podía votar!
Al final del día no sólo se aprobó un proyecto de ley que desconoce el voto del pueblo; no sólo se aprobó una norma que es inconstitucional por la retroactividad que encierra al decir de la mayoría de los Senadores presentes (incluyendo el que dijo esto y votó con el oficialismo el proyecto inconstitucional); también es ilegal puesto que participó y votó un Senador que no podía hacerlo pero que además él mismo se habilitó la posibilidad de participar y votar.
Una clara conjunción entre su interés particular como abogado y parte según sus palabras y el de la ley que se aprobaba. Pero doble y permanente conjunción puesto que no sólo votó el proyecto sino que votó que él podía participar.
Como en el drama victoriano cabe señalar que la República pierde mucho cuando no se respetan los derechos de las personas. Pero sobre todo cuando se violan las normas constitucionales, legales y reglamentarias de esta forma.
Funestos errores contra los que seguiremos luchando aun sabiendo que a una circunstancial mayoría parece no importarle respetar el voto de los uruguayos y el cumplimiento de las normas.
(*) Abogado. Senador de la República. Líder de Vamos Uruguay.
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