Por Dr. Pedro Bordaberry (*)
El Jueves pasado, los 130 legisladores que integramos la Asamblea General nos reunimos a tratar el informe de la Comisión Bicameral de Seguridad.
No los voy a volver a aburrir con la inseguridad, la minoridad delincuente, la recolección de las firmas o la baja de la edad de imputabilidad. Creo que el tema ya fue debatido suficientemente y ahora sólo resta esperar que se habilite el pronunciamiento del Pueblo uruguayo sobre el mismo.
Quiero detenerme en otra cosa que me ocurrió. Confieso que a veces los discursos en Sala se hacen largos y aburridos de escuchar. Pero no deja de ser interesante lo que se dice en la medida que uno puede encontrar explicaciones a cosas que antes parecían inexplicables.
Como la negativa del oficialismo a brindarnos seguridad a los ciudadanos o la permanente negación de que ella existe (“la inseguridad es una sensación” afirman a cada rato tratando de convencernos de lo contrario a la realidad).
El miembro informante por el Frente Amplio presentó los puntos sobre los que se había llegado a un acuerdo (pocos por cierto) y adelantó que su Partido estaba dispuesto a analizar el mantener bajo ciertas condiciones los antecedentes de los menores al cumplir 18 años (condiciones que tornan casi inaplicable el mantenimiento referido).
Tampoco es sobre esto que quiero distraer la atención del lector.
Lo que me llamó la atención del informe fue cuando al final, palabras más palabras menos, expresó que la seguridad no se solucionaría en nuestro país hasta que en la sociedad no se termine con la explotación del hombre por el hombre y la dominación de unos sobre otros.
Es decir que para el Frente Amplio, del que el legislador en cuestión fue el vocero, no se puede terminar con la inseguridad en el país hasta tanto se termine con la lucha de clases y el proletariado derrote a la burguesía dominante.
¡Ahora entiendo!
Entiendo los motivos por los que el ex Ministro José Díaz soltaba 1200 presos en lugar de perseguir delincuentes, derogaba el decreto 690 o afirmaba que la culpa de la existencia de los delitos era de la sociedad y no de los que los llevaban a cabo.
Comprendo porqué desde el oficialismo se niegan a tomar medidas serias para combatir la delincuencia o dudan tanto en establecer que se mantengan los antecedentes de los menores que delinquen.
Es que hasta tanto no haya terminado la lucha de clases con el triunfo de los presuntamente explotados no se podrá vivir en paz y tranquilidad.
La culpa de lo que nos sucede no es de quienes cometen los delitos sino del malvado capital y los capitalistas que explotan a la sociedad y provocan la maldita inseguridad en que vivimos.
Ahora entiendo lo que nos está pasando. Mientras algunos proponemos que se haga algo para terminar con la inseguridad, para protegernos de los delincuentes, otros están enfrascados en la lucha de clases para terminar con lo que para ellos es un mundo lleno de explotadores y dominadores.
Como afirmaba Borges saber cómo habla un personaje es saber quién es, descubrir una entonación, una voz, es haber descubierto un destino.
En este caso, además, es descubrir porque vivimos en esta inseguridad y el Gobierno no hace nada.
(*) Abogado. Senador de la República. Líder de Vamos Uruguay.
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