La transición hacia la democracia se consolidaba con marchas y contramarchas, con avances y retrocesos. La dictadura militar instalada en 1973 parecía estar llegando a su fin. Ya se habían dado varios pasos en esa dirección.
Tres años antes, en noviembre de 1980, el pueblo había dicho NO al proyecto de reforma de la Constitución impulsado por el proceso. Un año antes, en noviembre de 1982, los sectores opositores a la dictadura habían triunfado ampliamente en las elecciones internas del Partido Nacional, el Partido Colorado y la Unión Cívica.
Cinco meses antes, el 1º de mayo de 1983, el Día de los Trabajadores había podido celebrarse con un acto masivo en la explanada del Palacio Legislativo organizado por el flamante PIT (el Plenario Intersindical de Trabajadores). Dos meses antes, en setiembre de 1983, otra sigla nueva, la Asceep, que comenzaba a nuclear a los estudiantes de la enseñanza pública, llevó adelante la semana de la primavera, que se cerró con una marcha entusiasta y alegre que recorrió 18 de Julio y Bulevar Artigas.
Con esos importantes mojones ya recorridos, pero con el Frente Amplio todavía proscripto, con Wilson Ferreira Aldunate requerido por la Justicia Militar y con 1.800 presos políticos en cárceles y cuarteles, hace 28 años, aquel 27 de noviembre de 1983, todos los partidos políticos convocaban al pueblo a concentrarse al pie del Obelisco.
Una era la consigna: "Todos juntos por libertad, trabajo y democracia".
Aquella tarde soleada y calurosa, el pueblo ganó la calle tanto en Montevideo como en el interior del país. En Salto, Melo, Rocha, Paysandú, Florida, Fray Bentos, Mercedes y Artigas miles de personas se reunieron para escuchar la proclama que en nombre de los partidos políticos habían redactado Enrique Tarigo y Gonzalo Aguirre.
En el acto de la capital, la voz elegida para leer aquel histórico texto fue la del hoy fallecido Alberto Candeau. El legendario primer actor de la Comedia Nacional que tantas veces había personificado al general José Artigas, al punto de que su voz casi se identifica con la del padre de la Patria, se enfrentó aquella tarde a la platea más numerosa que jamás hubiera podido imaginar. Detrás del Obelisco, mirando hacia la fuente del Parque Batlle, se levantó el estrado presidido por una pancarta en la que se leía: "Por un Uruguay democrático y sin exclusiones".
Allí estaban frente a la gente: Juan Pablo Terra, Jorge Batlle, Lili Lerena de Seregni, Hugo Batalla, Federico Slinger, Oscar Bruschera, Eduardo Paz Aguirre, Francisco Rodríguez Camusso, Gonzalo Aguirre, Julio Daverede, Daniel Sosa Díaz, Carlos Julio Pereyra, José Pedro Cardoso, Ulises Pereira Reverbell, Alba Roballo, Enrique Tarigo, Juan Vicente Chiarino, Juan José Crottoggini, Julio María Sanguinetti, Juan Pivel Devoto, Silvia Ferreira, Humberto Ciganda, Luis Hierro Gambardella, Raumar Jude, Dardo Ortiz, Manuel Flores Silva, Sergio Previtalli y muchos otros.
Aquello era un “verdadero cambalache”, según lo calificó pocos días después en una enfurecida cadena de radio y televisión el presidente de facto, general Gregorio Alvarez.
Hombres, mujeres, ancianos, niños y hasta bebés en brazos de sus madres se agolpaban sobre las avenidas del Parque Batlle, pero también en las veredas y los canteros, tratando de evitar la insolación bajo las copas de los árboles.
El semanario Aquí tituló el martes siguiente que aquello había sido un "Río de libertad".
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