La diáspora uruguaya tiene un buen número de acólitos frenteamplistas dispuestos a regresar. Que los hay, los hay.
Se habían creído el cuento. Sintieron protagonismo. Fueron objeto de los discursos demagógicos cuando el Frente Amplio era oposición. Y empeñaron su futuro.
Se fueron “mientras tanto”, para volver algún día a un Uruguay que, por algún arte, sería transformado en el rincón del mundo diferente a todos por mejor.
Un “paisito” distinto a los demás. Mejor que los de su tamaño y más justo que los gigantes. Gobernado por sus pro hombres.
Se fueron para volver a un país que no habría pagado la deuda externa, y mucho menos la hubiera multiplicado.
Para volver a un país que le habría declarado la guerra a todos los imperios, y la habría ganado.
A un país de intelectuales, sin carritos de basura, sin gurises descalzos.
A un país sin alambrados, como cantaba Viglietti.
Sin obreros, como escribía Benedetti.
Sin ranchos de cartón, ni milicos.
Ni fronteras en la América Latina de Galeano.
Hermano, no vuelvas. Por tu bien te digo.
El Frente Amplio le pagó al FMI y triplicó la deuda externa.
Es amigo y aliado del imperio y pide que Bush lo diga para defendernos de Argentina.
Desalfabetizó la juventud.
Los gurises no están descalzos, tienen sus “Nike” robados.
Desalambró. Los pequeños campos para anexarlos al latifundio.
Hace razzias, discrimina, desconoce a los demás.
Los doctos y los revolucionarios son hoy empleados públicos. Los que eran sindicalistas están al frente de la patronal estatal. Ya no son lo que parecían.
Te dijeron que eran demócratas pero no respetan los pronunciamientos populares.
Que eran federalistas pero deportan ciudadanos de un departamento a otro. Que eran poetas pero son ratones.
Tampoco quieren que vuelvas.
Quedate allá, es mejor que no lo veas. Pretenden que votes pero te aviso que la gente le dijo que no al voto consular.
No hay comentarios:
Publicar un comentario