Hace tiempo que quería escribir una nota sobre algunas ideas que me dan vuelta en la cabeza, respecto a las modificaciones posibles a nuestra actual democracia representativa. Un comentario a una nota de Marcos Cantera Carlomagno me dio la oportunidad de escribir a vuelapluma algunas de esas ideas, todavía no sistematizadas o armonizadas.
Proponía en ese comentario que una forma de volver al concepto original de democracia, con la potencia y el alcance que tenía antiguamente, sería
Proponía en ese comentario que una forma de volver al concepto original de democracia, con la potencia y el alcance que tenía antiguamente, sería
(a) que la obligación del voto no existiera;
(b) que el derecho al voto, acreditado por la credencial cívica, se adquiriera de la misma forma que la libreta de conducir, solo luego de dar un examen de aptitud;
(c) que los temarios de los exámenes y las preguntas concretas, todo público y transparente, fuera determinado por un Tribunal Superior, cuyos miembros no podrían ser electores ni elegibles;
(d) que el derecho al voto se pudiera adquirir en cualquier momento luego de aprobar el Ciclo Básico de Secundaria, pero no antes, siempre que se aprobara el examen de que hablé antes y sin importar la edad (podría votarse desde los 15 años);
(e) que a una determinada edad (¿30?) o luego de dar y no aprobar el examen una cierta cantidad de años (¿10?) se pudiera levantar la exigencia de la aprobación del examen para convertirse en sufragante;
(f) que las leyes fueran elaboradas por el Parlamento, electo como hasta ahora, pero no aprobadas por él;
(g) que mensualmente hubiera un día de votación electrónica, en que se votarían todas las leyes que estuvieran suficientemente discutidas, según un proceso a determinar, hasta el mes anterior al de la votación, por todos los habilitados a votar de acuerdo al último examen tomado ese año;
(h) que para ser elegible como Parlamentario o miembro electo o designado del Poder Ejecutivo debería haberse aprobado el examen para convertirse en elector y un nuevo examen para adquirir la categoría de elegible; de nuevo, los exámenes versarían sobre administración de recursos materiales y humanos, gestión del estado, comprensión de las bases políticas de la democracia republicana, conocimiento práctico de la Constitución, las leyes y su manejo, lectura, escritura y matemática básica, determinados por ese Tribunal de Sabios, no elegibles y no electores;
(i) ningún político que haya ocupado un cargo electivo en un período podrá posteriormente postularse nuevamente a un cargo de la misma jerarquía más que por otro período único; que si se vuelve a postular luego, tenga que ser para un cargo electivo de rango superior al que ha ocupado (un ordenamiento primario podría ser jerarquías municipales hasta Intendente primero, luego Representante, Senador, Vice y Presidente, o algo así).
Seguro que es solo una de las muchas maneras posibles de cambiar. Lo único cierto es que haciendo lo mismo de siempre, seguiremos obteniendo los mismos resultados.
(*) Doctor en Química
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