Cuando uno de mañana toma la prensa y recorre sus páginas, todos los días se informa de una enorme cantidad de conflictos en las áreas centrales de la vida del Uruguay.
De la seguridad, mejor no hablar, la gente ya ni se toma el trabajo de denunciar los delitos.
De la enseñanza, peor. Los conflictos internos de poder son enormes y las autoridades han perdido hasta el nombre, han dejado de ser autoridades o de tenerla.
Si mira la salud, es un berrinche indescriptible. Que Silva está en contra de algunos, que los de la enfermería están en contra del sindicato, que los hospitales no funcionan teniendo menos enfermos porque han pasado muchos a las mutualistas, en fin, el cuento de nunca acabar.
Las relaciones internacionales, el colmo. El Canciller participa de un acto en donde se festeja que no se incorporaron al acuerdo de comercio con los EE.UU. y al mismo tiempo el Presidente Vázquez le pide auxilio al Presidente Bush a quien, los Ministros del Frente, calificaron de genocida.
¿Qué está pasando?
No hay rumbo. Nadie señala un camino. Nadie sabe a qué atenerse. Todos los días aparece un nuevo proceso de contradicción dentro de las propias filas del Gobierno. Que el Presidente quiere vender terrenos en la costa y la Ministra dice que no se puede, que el Presidente quiere poner un impuesto al agro y el Ministro de Ganadería está en contra y ni siquiera va al Parlamento cuando es convocado por los Legisladores.
El Uruguay precisa alguien que gobierne.
Eso es lo que todo el mundo siente, aquí no hay quien gobierne. Cada uno ejerce su pedazo de poder en forma absoluta, sea público o sindical, y por ello el barco está a la deriva, nadie sabe en qué roca va a encallar.
El Uruguay merece y necesita tener alguien que lo gobierne.
(*) Abogado. Ex presidente de la República (2000-2005)
No hay comentarios:
Publicar un comentario