El SEMANARIO RECONQUISTA es el órgano de prensa de la Agrupación Reconquista del Partido Colorado, fundado por Honorio Barrios Tassano y Carlos Flores. Director Prof. Gustavo Toledo.

domingo, 6 de octubre de 2013

Mujica y el final de la “afinidad ideológica”

Por José Amorin Batlle (*)

La decisión de Mujica de autorizar el aumento de producción a la planta de celulosa de UPM, medida que respaldamos porque prioriza el trabajo y el desarrollo del Uruguay, era imposible que no acarreara consecuencias sobre la siempre difícil relación de nuestro país con los gobiernos kirchneristas. Tanto por las actitudes de ellos hacia nuestro país como por la estrategia elegida por el actual gobierno frenteamplista para relacionarse con las autoridades del país vecino.

Es real que la tensión entre ambas naciones existe desde el mismo día en que BOTNIA, original propietaria de la planta, y el gobierno de aquella época, oficializaron la construcción de la fábrica en Uruguay. En aquellos tiempos, previos a la campaña electoral de 2004, el propio Vázquez, siendo candidato del opositor Frente Amplio, se pronunció en contra de la instalación de la planta de la empresa. Esa postura le valió, al candidato frenteamplista, el apoyo totoal de los kirchneristas de cara a la elección.

Sin embargo, ya ganada la elección por parte del Frente Amplio, Vázquez rectificó su postura y avaló la construcción de la planta. Ese cambio de postura, junto a las acusaciones argentinas a Vázquez sobre no haberle cantado la justa a Néstor Kirchner, llevaron al corte permanente de los puentes que unen Argentina con nuestro país durante años.

Es así que nos encontramos ante otra de las herencias malditas que Vázquez le dejó a Mujica, al igual que la crisis de la enseñanza, los problemas de la salud, la inseguridad y tantas otras que los uruguayos padecemos día a día.

Una vez elegido presidente, Mujica decidió que una de sus prioridades como mandatario sería recomponer la relación con el gobierno argentino. Para ello, prefirió la estrategia que muchos en Uruguay sienten que es de “sumisión” ante los deseos de Cristina Fernández de Kirchner. Así, se fueron sumando oportunidades, demasiadas a nuestro entender, en las que Mujica prefirió ceder ante los caprichos o las demandas de CFK. Desde el famoso Acuerdo Tributario hasta el ingreso de Venezuela al MERCOSUR, o desde la negativa argentina al dragado del Canal Martín García hasta los bloqueos a nuestras exportaciones, la respuesta a la “buena voluntad” de Mujica ha sido el desconocimiento de los acuerdos.

Ante tanta prepotencia y arbitrariedad, Mujica debía tomar la decisión; autorizar o no el aumento de producción a UPM. Y, por suerte, tomó la decisión que el Uruguay se merecía: defender el trabajo y la soberanía nacional. Nosotros respaldamos esa decisión porque para el Batllismo, lo primero es el país. No hay cálculos electorales, ni diferencias de enfoque, que nos hagan salirnos de ese camino. Lo que es bueno para el Uruguay, es bueno para los batllistas.

No obstante, dicho respaldo no implica que compartamos el cien por ciento de lo dispuesto por Mujica. Y la razón para tal salvedad es que, cómo ya nos tiene acostumbrados, nuestro presidente optó por privilegiar lo político sobre lo jurídico, y en vez de autorizar el aumento de producción en 200.000 toneladas como solicitaba UPM –para evitar problemas con Argentina sostienen muchos-, optó por el camino del medio y autorizó un aumento sólo de 100.000 toneladas.

Mujica desoyó los informes técnicos de la DINAMA, que aseguraban que el aumento de producción solicitado por la empresa no tenía efectos adversos en el Río Uruguay, con el único fin de contentar al gobierno kirchnerista. Y su respuesta no se hizo esperar: nos hará el mismo problema que antes, es decir, que llevará el tema al Tribunal Internacional de La Haya.

Una vez más, las consideraciones que Mujica tiene con CFK, caen en el saco roto de la soberbia kirchnerista. Pero no contentos con eso, desde el otro lado del río, comienzan a manejarse datos falsos para reforzar su posición, porque los datos de contaminación ambiental manejados por el canciller Timerman parecen fabricados por Moreno y el INDEC. En cualquier momento, si seguimos así, UPM y Uruguay serán culpables de la contaminación del Riachuelo de Buenos Aires, uno de los ríos más poluidos del mundo.

Ante tal situación, el Uruguay debe ser claro y contundente. Si Argentina dio a conocer los análisis que realizó al río Uruguay, nuestro país debe publicar ya mismo todos los Informes Ambientales que tiene la Comisión Administradora del Río Uruguay, algo a lo que los delegados argentinos se han negado sistemáticamente. Porque la única respuesta al patoterismo y al agravio, debe ser la transparencia y la verdad.

La misma verdad con la que debemos llevar adelante nuestra política exterior, tanto en relación con Argentina como con el resto de los vecinos integrantes del Mercosur, que siguen balconeando este problema como si fuera un problema bilateral. Todos recordamos que años atrás Brasil ya se desentendió del conflicto con Argentina.

Este episodio debería echar por tierra, de una vez por todas, la teoría frenteamplista de la “patria grande” o de la “afinidad ideológica” con los países vecinos. La realidad demuestra que los países tienen intereses y necesidades que no piensan dejar atrás bajo ningún concepto. Lo mismo debería hacer el Uruguay. Esta es una de las cosas que los uruguayos debemos cambiar para permitir el desarrollo de la economía y el bienestar de nuestra gente en un marco de respeto hacia los vecinos.

El Uruguay debe ser fiel con su historia y su política exterior debe estar regida por una sola máxima: el respeto irrestricto al derecho internacional. Como diría nuestro buen amigo el exCanciller Didier Opertti: “el derecho es el escudo de los débiles”. Así se manejó siempre el Uruguay que queremos, el Uruguay batllista. En ese camino nos encontramos, esperamos que nos acompañen


(*) Abogado. Senador de la República  

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