El SEMANARIO RECONQUISTA es el órgano de prensa de la Agrupación Reconquista del Partido Colorado, fundado por Honorio Barrios Tassano y Carlos Flores. Director Prof. Gustavo Toledo.

lunes, 6 de agosto de 2012

Coalición para el cambio: una idea que crece desde el pie


Por Graziano Pascale (*)

Pese a la frialdad del liderazgo opositor, que en algunos casos es abierta hostilidad, y a la casi nula presencia en la cobertura habitual de los medios, la idea de dar vida a una coalición de partidos opositores para disputar el gobierno de Montevideo ya es mayoritaria entre los ciudadanos que desean un cambio en la capital del país. 

Así lo demuestra una encuesta de la empresa Radar, que en el pasado mes de junio verificó que más de la mitad de los votantes blancos y colorados, tomados en su conjunto, comparten la idea. El rechazo en ese electorado llega a un promedio del 12 %, y entre votantes del Frente Amplio, alcanza el 37 %.

Esta medición, la primera de este tipo que se conoce luego de que durante casi dos años el tema fue ganando espacio en las redes sociales, demuestra que es un proyecto político que tiene gran futuro, y que sin duda habrá de impactar tanto en la política departamental como en la nacional.

El instrumento de la coalición, propio de la democracia, supone que partidos diferentes se unen para llevar adelante un programa de gobierno, acordado previamente. Las experiencias que hay en este tipo en el país son variadas. La más exitosa es el Frente Amplio, formado en 1971 en torno de un programa mínimo de gobierno, acordado por los partidos movimientos que le dieron vida bajo la presidencial del general Líber Seregni.

Los partidos fundacionales han compartido responsabilidades de gobierno sobre la base de acuerdos parlamentarios, celebrados luego de las elecciones, que implicaron la formación de gobiernos con ministros de ambos partidos, en apoyo de un plan de gobierno mutuamente acordado.

En el caso de Montevideo, la realidad electoral demuestra que solamente un acuerdo de los partidos opositores puede crear las condiciones para una alternativa política viable. Eso no supone fusión de partidos, ni desaparición de viejas identidades. Tan solo implica la voluntad de acordar un programa de gobierno, y un instrumento electoral que permita ganar las elecciones, como paso ineludible para aplicar el programa.

Tal vez haya aún un camino para recorrer desde el llano, en procura de llevar esta idea a la realidad. Los líderes de la oposición ya no pueden dar la espalda a un reclamo de sus votantes. El paso siguiente consiste en explorar a nivel de técnicos las posibilidades de acordar soluciones programáticas a los principales problemas de Montevideo.

Con esta base de respaldo popular, los líderes están obligados a generar un espacio de coordinación que permita avanzar en la idea. El punto de partida es ese: la voluntad de empezar a hablar. El punto de llegada surgirá después de esas conversaciones, cuyo inicio formal no puede ir más allá del primer semestre del año próximo.

(*) Periodista

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