Uds.
recordarán que Setiembre 2011 iba a ser "el mes del censo". Muchos
nos preguntábamos entonces por qué se necesitaba todo un mes para hacer el
censo, si antes se realizaba en una única jornada, con lápiz y formularios
impresos. Bueno, el censo no se hizo ni en un mes ni en dos, sino que se
necesitaron 325 días para dar los datos finales. Impresionante, pero al menos
tenemos números.
Según lo publicado en El Observador [1] habemos
dentro de fronteras unos 3.286.314 uruguayos, de los cuales el 51,99%
es de sexo femenino y el 48,01% de sexo masculino. El diario El País, por su
parte, informa que somos
45.311 personas más que en 2004, cuando
éramos 3.241.003 uruguayos. Teniendo en cuenta el crecimiento vegetativo
que debería haber habido, quiere decir que entre 2004 y 2011 emigraron para no
volver unos 80.000 uruguayos.
Ahora bien, en 2004 hubo 212 homicidios y 7.000
rapiñas. En 2012 las tendencias son de 286 homicidios y 16.000 rapiñas (es una
estimación conservativa, los números van a ser seguramente mayores que esos).
Podemos entonces construir esta tabla y la correspondiente gráfica, que se
muestran debajo.
Lo que
dicen estos números es que pese a que la población se incrementó en solo un 1%,
los homicidios y la tasa de homicidios cada 100.000 habitantes aumentaron en
alrededor de una tercera parte. Mientras tanto, el número de rapiñas y la tasa
de rapiñas cada 100.000 habitantes aumentaron en más del 125%.
Es
obvio entonces que la percepción de la inseguridad tiene un asidero muy fuerte
en la realidad.
Lo que
dicen estos números es que pese a que la población se incrementó en solo un 1%,
los homicidios y la tasa de homicidios cada 100.000 habitantes aumentaron en
alrededor de una tercera parte. Mientras tanto, el número de rapiñas y la tasa
de rapiñas cada 100.000 habitantes aumentaron en más del 125%.
Es
obvio entonces que la percepción de la inseguridad tiene un asidero muy fuerte
en la realidad.
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