Consultado por el diario El Observador acerca de qué hacer con la educación, el ex presidente del CODICEN, Germán Rama, respondió que se debe llegar a 200 días de clase por año. A continuación un resumen de la entrevista con el experto uruguayo.
¿Considera que el sistema educativo actual representa un freno para el desarrollo del país?
Un sistema educativo debe formar a las nuevas generaciones en los conocimientos acordes con el nivel de desarrollo de los países principales, con los cuales Uruguay desearía alcanzar un nivel educativo similar. Las sociedades cambian en una forma vertiginosa y la función de la educación –y más aun de un pequeño país como es Uruguay– consiste en explicar al joven el mundo en el que comienza a vivir. Por eso la formación en ciencias sociales debería consistir en explicar a los muchachos temas tales como cuál es la población del mundo, cuáles son las diferencias biológicas y de cultura de las distintas sociedades, qué es un país desarrollado y cómo y cuántos son los países no desarrollados, dónde se ubica América Latina y, en particular, América del Sur en términos de razas, lenguas, vida en ciudades, organización de la educación y niveles de desarrollo económico. La historia que los jóvenes deberían conocer es la historia del mundo en que viven. Hoy los programas de enseñanza de historia de educación Secundaria, en el primer curso de liceo, consisten en enseñar lo que fue la civilización egipcia, la cultura sumeria o la civilización griega anterior a Jesucristo. Luego los programas se dedican a explicar qué fue la sociedad medieval europea y así sucesivamente. En el período 1995-2000 comenzamos por enseñar cómo es el mundo actual. Los alumnos estaban felices por entender cuál era el mundo en que vivían, pero las autoridades siguientes volvieron hacia atrás para enseñar quiénes eran los casitas y los hititas.
¿Quiénes son los responsables de los malos resultados que ha demostrado la educación uruguaya en los últimos años?
La calidad de los resultados educativos depende, en primer término, de la calidad del proceso de procreación de los nuevos nacimientos, de la formación de los niños en su primera etapa, de la existencia de una organización familiar con padre y madre, de los ingresos del hogar, de la atención médica, y de la cultura de padre y madre. Cuando el hogar se caracteriza por la escasa educación de los adultos, cuando los niños tienen deficiencia en la alimentación y asistencia médica irregular, los niños tienen malas condiciones para el desarrollo físico y también para el desarrollo intelectual. Pero aun siendo positivas –promedialmente– las condiciones socioculturales de los hogares es sabido que se requiere de una escolarización a edades tempranas. En Francia, por ejemplo, existen sistemas públicos de guarderías que reciben bebés desde los 6 meses durante una estadía de hasta 4 horas diarias. A partir de los 3 años la asistencia a la escuela es obligatoria. Los niños permanecen en las escuelas desde las 8.30 hasta las 16.30 horas, con servicios de alimentación y descansos obligados. Obviamente, en todos los países de Europa las escuelas son de doble jornada y el período de clases es de 200 días. En Uruguay las escuelas de tiempo completo son muy escasas. En el período 1995-2000 se levantaron 106 edificios para escuelas de tiempo completo, incluyendo dos salones especiales para niños de 4 y 5 años. La administración frenteamplista del período 2005-2010 construyó tan solo 14 escuelas de tiempo completo.
¿Está ahí la clave para lograr una educación primaria de buena calidad?
La fórmula es conocida: crear escuelas de tiempo completo, proveer de alimentación de buena calidad y asegurar que el período escolar se extienda durante 200 días al año. Es de rigor explicar que el desarrollo mental se logra con alimentación, cuidados de salud, atención de maestras y tiempo de asistencia a las escuelas. No se sustituye el tiempo de atención, la calidad de conocimientos de las maestras y la integralidad de un proceso educativo por la distribución de laptops. Ningún país desarrollado, ningún país de los que hoy obtienen altas calificaciones en las pruebas PISA ha introducido laptops en las escuelas. Estos países ofrecen educación preescolar desde los 3 años de edad, las escuelas funcionan durante 200 días y en doble jornada, los maestros no faltan y los locales y el equipamiento de las escuelas son excelentes.
¿Qué parte de la responsabilidad del mal funcionamiento de la educación pública tiene su alto nivel de politización?
El sistema político históricamente no ha sido positivo para el desarrollo y la calidad de la educación, salvo excepciones. La ANEP comprendía en el período 1995-2000 a casi 45 mil personas. Hoy supera ampliamente la cifra de 50 mil funcionarios mientras que ha decrecido considerablemente la matrícula: 15 mil alumnos. La característica más destacada del CODICEN que tuve el honor de presidir fue que nadie actuaba como mensajero de un partido político o de un sindicato. Todos teníamos en común como brújula crear una educación que fuera la base de la equidad social de la democracia uruguaya y la fuente de creación del conocimiento de cada nueva generación. Es indispensable destacar que la iniciativa del presidente frenteamplista Tabaré Vázquez, copiada la resolución del gobierno fascista de Benito Mussolini de establecer la coparticipación de los sindicatos en la dirección de la educación nacional, introdujo la paralización de toda la educación nacional, con la consecuencia altamente negativa para las familias de condición popular que se encontraron con que sus hijos perdían un porcentaje altísimo de los días de estudio por las inasistencias del personal docente, que es mucho más alta en los establecimientos educativos de la periferia pobre de Montevideo que en los centros educativos de educación secundaria de barrios de clase media. Parece obvio señalar que la altísima inasistencia de los docentes a sus clases continuará mientras los mismos docentes que no cumplen con sus obligaciones sean los electores de los consejeros sindicalizados que son los candidatos a dirigir el sistema educativo.
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