El martillo del señor presidente Mujica está fallado. Pega más en la mano que en el clavo.
Los recientes episodios que han tenido al presidente como protagonista, denotan ya no sólo problemas de mal carácter y destrato a periodistas, lo cual no sería grave si no se tratara de alguien que tiene su investidura, sino que estamos ante problemas de institucionalidad.
En una lista escueta y tan sólo de los últimos días se destacan: 1- el video de los presuntos militares encapuchados, que parece que no es video, pero sí "imágenes" de una página web (¿?), que nadie sabe cuál es; dos ministros que no sabían de su existencia y se enteran cuando el presidente declara en el exterior que lo había visto, luego, que sólo él habla y los demás "¡se callan la boca!", arrogándose el derecho de determinar de qué temas podemos hablar los uruguayos y de cuáles no: impresentable.
2- El episodio de las elecciones del BPS, en las que se presenta a votar al circuito que le correspondería, de acuerdo a su serie y número de credencial cívica. Un funcionario de la Corte Electoral le explica muy correcta y claramente que no puede votar porque no está en el padrón, y no está, porque cuando renuncia al Senado para postularse como precandidato a las elecciones internas, deja de aportar al BPS y por lo tanto, no tiene un año como aportante -asumió el 1° de marzo de 2010-. Lo insólito es que el presidente se haya presentado a votar, cuando el Sr. Murro (presidente del BPS) declaró a la prensa que hace 4 meses él le anuncio al "entorno" de Mujica -suponemos secretarios- que no podía votar porque no estaba en el padrón. ¿El "entorno" no le comunicó esto al presidente? ¿Tan solo está? El disparate sigue cuando el presidente carga las tintas sobre la Corte Electoral y el BPS -de mala manera, por cierto, tal cual su estilo- que lo que hacen es cumplir con la ley. El presidente llegó a decir que la Corte Electoral tenía que actuar con sentido "político". ¿Qué quiso decir? ¿El instituto que debe ser garante de la pureza de los comicios tiene que violar el orden jurídico y dejarlo votar solo a él, rompiendo para ello en mil pedazos el concepto de igualdad ante la ley? Lo cierto es que la imagen que dio fue la de un señor mayor y desinformado que se enojó con las instituciones que no lo "dejaron" votar. Quizás es la imagen que en realidad quiso dejar. No olvidemos que estamos ante un actor político muy exitoso en la comunicación política. No olvidemos que su "target" fundamental está en los sectores más humildes y desinformados de la sociedad. Si esto llegara a ser una jugada política, es muy peligrosa, porque el presidente antepone su desgastada imagen personal -¡y va sólo un año de gobierno!- a las instituciones. Pretende volcar a la opinión pública contra las instituciones. ¡Demencial!
3- Pero el tercer episodio -y es el que más me importa- es la presencia del señor presidente en el acto del 40 aniversario del FA. La Constitución de la República en su artículo 77, numeral 5°, establece: "El Presidente de la República y los miembros de la Corte Electoral no podrán formar parte de comisiones o clubes políticos, ni actuar en los organismos políticos de los partidos, ni intervenir en ninguna forma en la propaganda política de tipo electoral". La norma es clara. No es la primera vez que el presidente Mujica viola la Constitución en relación a este aspecto. Hace poco tiempo la ciudadanía se sorprendió cuando las cámaras de televisión -todo prolijamente armado por la Presidencia de la República, quién si no- registran el almuerzo en un lugar céntrico con el presidente de ANCAP Raúl Sendic, quien luego declara que entre otros asuntos habían hablado de su probable candidatura a vice presidente, acompañando en la fórmula a Tabaré Vázquez, el promotor de la misma. El propio Sendic también viola la Constitución, que en el mismo artículo 77, pero en el numeral 4 dice, en relación a los directores de Entes Autónomos, al igual de otros funcionarios públicos como militares, etc., que "(...) deberán abstenerse bajo pena de destitución e inhabilitación de dos a diez años para ocupar cualquier empleo público, de formar parte de comisiones o clubes políticos, de suscribir manifiestos de partido, autorizar el uso de su nombre y, en general ejecutar cualquier otro acto público o privado de carácter político, salvo el voto. no se considerará incluida en estas consideraciones, la concurrencia de los Directores de Entes Autónomos y de los Servicios Descentralizados a los organismos de los partidos que tengan como cometido específico el estudio de problemas de gobierno, legislación y administración". Ambos violaron la Constitución de la República sin remedio, como en su presidencia lo hizo Vázquez, cuando organizaba actos conmemorativos de asunción de su gobierno, con cuantiosa financiación estatal, pero tablado y escenografía del FA, con banderas y todo. También pasó por encima de la máxima norma jurídica cuando más de una vez sostuvo ante la prensa escrita, radial y televisiva que su candidato preferido en las elecciones internas era Astori y que la fórmula ideal era Astori-Mujica.
Todos lo escuchamos y vimos, lamentablemente. La frutilla de la torta son las últimas declaraciones de Vázquez en un Comité de Base del Frente Amplio, al sostener que muchas veces en la democracia las mayorías se equivocan y que por lo tanto hay derecho a cambiar sus decisiones. Sí, claro que se puede señor ex presidente, pero en el marco que corresponde. ¿Qué tendríamos que pensar entonces respecto a la elección de Mujica? Muchos creímos en su momento que no iba a ser un buen presidente, igual que tampoco lo creímos respecto a Vázquez, y en ambos casos seguimos pensando lo mismo. Sin embargo, debemos respetar la institucionalidad y resolver estos asuntos de acuerdo al orden jurídico vigente. No se le debe echar la culpa a la ciudadanía. En un acto electoral intervienen múltiples factores de los que la ciudadanía muchas veces no tiene ni arte ni parte. Así no es señor Vázquez.
Cuando las instituciones no importan, cuando se anteponen los intereses personales y partidarios ante el bien común se está apuñalando al corazón de la república. Cuando pasa esto, estamos ante líderes con cabeza populista, que arman su discurso confrontativo y al margen de la institucionalidad y frecuentemente también a espaldas de las decisiones de su partido, que debe hacer denodados esfuerzos para justificarlos ante la opinión pública y ante sus desorientados militantes que reclaman mantener el orden orgánico.
No lo dudemos, al populismo se lo derrota denunciándolo, quitándole la máscara, al tiempo que fortaleciendo las instituciones y la institucionalidad. Los ciudadanos no son tontos como seguramente piensan ellos. Las apariciones mediáticas efectistas, frecuentemente les pueden resultar un boomerang.
(*) Profesor de Historia.
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