Alba Cassina de Nogara es una mujer batllista. Incansable luchadora por los derechos de la mujer y tenaz investigadora de ese patrimonio batllista. Dos importantes pilares de su vida que son fuente permanente inspiración para las generaciones más jóvenes del partido. A través de su testimonio nos acercamos a un perfil diferente de la obra de José Batlle y Ordóñez. El que lo identifica como el primer defensor, en nuestro país, de los derechos de la mujer.
- ¿Por qué batllista?
- Pienso que aunque sea batllista, por el solo hecho de ser mujer, se debe conocer la obra de Batlle, al que considero el primer feminista del Uruguay. Feminista en el sentido de defensor de los derechos de la mujer. El movimiento feminista organizado se inició en 1916, cuando se creó el Consejo Nacional de Mujeres. Pero ya antes de ese hecho, Batlle había propiciado la sanción de leyes en defensa de la mujer.
- ¿Cómo nace en él esa preocupación por los derechos femeninos?
- La formación filosófica de Batlle estuvo inspirada, fundamentalmente, por el Derecho Natural de Arhens. De acuerdo con esos principios de Derecho Natural, Batlle sostuvo que la mujer, en tanto ser humano, tenía los mismos derechos que el hombre. También leyó a Concepción Arenal. En 1908, estando en Europa después de su primera presidencia, le escribe a Arena recomendándole que consiguiera un libro de esa escritora sobre la mujer. Y le pide que hiciera, en EL DIA, una encuesta para ver qué lugar debían ocupar las mujeres en los empleos públicos y los cargos políticos.
LAS PRIMERAS CONQUISTAS.
- ¿Cómo se manifiesta en los hechos esa defensa de los derechos de la mujer?
- En 1911 se produce el ingreso de la mujer a la Administración Pública. Esto hay que destacarlo porque, hasta ese momento, sólo podían ingresar a la Administración los ciudadanos y la mujer aún no lo era. En 1912 crea la Universidad de Mujeres. Aquí no estaba vedado el ingreso pero los prejuicios de la época mantenían alejadas a las mujeres. En enseñanza secundaria había 100 mujeres y 2.000 varones. Y Batlle anota una frase que nos gusta mucho: “Fuerza es legislar de acuerdo a lo que sucede”. Si observamos cómo aumentó el número de mujeres en las carreras universitarias a partir de ese año, veremos que la medida tuvo un efecto casi mágico. En ese mismo año, 1912, Batlle contrata nurses en el extranjero para que vinieran a formar la primera Escuela de Nurses. También a Jacinta Pezzana que seria la primera directora de la Escuela de Arte Dramático. Hay en Batlle una preocupación especial por la educación y la extensión de la cultura. En todos los ámbitos. El Prof. Ayestarán celebró mucho todo lo que Don Pepe hizo por la cultura musical, con un decreto de octubre de 1911 que dio origen a la segunda y potente vida de la Orquesta Nacional. En él se establecía que se ofrecerían conciertos diarios, se darían audiciones gratuitas y se reduciría el precio de las populares. Ningún aspecto humano fue ajeno a Batlle y no hubo leyes con fines demagógicos, para quedar bien con la gente. No, todo se planificaba para que fuera una legislación humanista, de avanzada y de realizaciones concretas.
- Hablemos ahora del divorcio.
- También en 1912, Batlle defiende el divorcio. Aspiraba a que el mismo pudiera concretarse por la voluntad de cualquiera de los cónyuges. Después tuvo que transar con la fórmula que presentó Vaz Ferreira y que estableció el divorcio por la sola voluntad de la mujer.
- ¿Todo esto puede interpretarse como feminismo de compensación?
- Se ha dicho, por ejemplo, que la ley de divorcio por la sola voluntad de la mujer era una manera de compensar la falta de derechos civiles y políticos de la mujer. Pero no, de ninguna manera. Fue una transacción, como ya dije. Toda la acción batllista es consecuencia del reconocimiento de que hombre y mujer tienen los mismos derechos.
PROTECCION DE LOS NIÑOS.
- Batlle también hace hincapié en la protección a la infancia.
- Aquí debemos recordar el discurso radiofónico de 1922. Dice allí: “Nuestro Partido, escudo de los débiles, no podría haberle negado su protección. El niño es débil como una flor. La solicitud que sentimos por él, duplica la que experimentamos por otro ser que también reclama nuestra ayuda, la madre”. Acota luego: “En el número 52 del Programa de Acción de nuestro Partido, solemnemente se proclama el propósito de declarar por ley que, la madre, cualquiera que sea su estado civil, esto es, casada o soltera, merece bien de la República. nos interponemos así entre ella y el prejuicio social que pretende abatirla cuando no ha cumplido los ritos de la religión o los preceptos del Código para ser madre. Y la declaramos sagrada, siendo un mandato que recibe de la naturaleza, el de perpetuar la especie. Resolvemos sostener así a la mujer cuyo aniquilamiento, injustamente se quiere y garantir al niño su primer derecho esencial, el derecho al calor, al perfume, al pecho pródigo, al cariño y al amparo de la madre”. Este es un documento increíble, uno se apasiona leyéndolo.
- Podemos seguir...
- Bueno, creo que es importante. Batlle encara una cantidad de problemas sociales y, en seguida, propone las soluciones. Dice: “Queremos además salvaguardar su vida en su azaroso comienzo. Cuántos perecen en las entrañas de la madre, que no osa afrontar a sus acusadores y busca en la muerte, para ella y para su hijo ilegítimo, un refugio seguro. Y al primer vagido, cuántos son estrangulados, sofocados o entregados a la intemperie, para que los ultime, en la soledad y complicidad de la noche, al derrumbarse el juicio de la pobre madre, casi siempre también una niña, ante la necesaria confesión de la falta que ella, como sus acusadores, reputa inmenso delito: la falta de haber concebido a su hijo sin la solemnidad previa del matrimonio, solemnidad que contemplaríamos como un acto de impudor, si no estuviésemos tan acostumbrados a ella”. Y entonces Batlle propone: “El pensamiento que deberá suprimir estos peligros, se manifiesta en la cláusula 53 de nuestro programa: `EL propósito de impedir que la mujer trabaje en los 30 días que preceden al alumbramiento y en los 30 que le siguen, para salvar a la madre y al hijo de los males de que están amenazados en ese período de la gestación y del parto. Pero, ¿puede una mujer que vive de su trabajo, renunciar a él, aunque sólo sea por un período de dos meses? Es la objeción que se hace a esta obligación de descansar. Nuestro Partido la resuelve declarando en primer término, en el número 54 de su programa, la necesidad de crear establecimientos en que la mujer sea albergada en ese período o por más tiempo si su salud lo exige. Albergue que deberá ser aprovechado, también, para dar a la asilada las nociones más indispensables a la crianza racional del niño”. Pero, ¿qué pasaría después que abandonara estos albergues? Batlle también lo previó y propone: “que se asigne a la madre que mantenga a su hijo, aunque goce de un sueldo o salario, 10 pesos mensuales durante un año...”. Y, ¿qué haría la madre con el niño cuando fuera a trabajar? Batlle recuerda: “Es propósito del Partido Colorado la instalación de salas cunas en los establecimientos en que se empleen mujeres que tengan niños de pecho”.
- ¿Los compañeros de Batlle compartían estas ideas?
- Batlle tuvo un equipo de colaboradores muy especial y cuando el batllismo aún no estaba definido como corriente dentro del Partido, ya había un sentimiento batllista. Creo que el mejor intérprete de Batlle fue Arena. Él fue el que defendió la ley de divorcio en el Parlamento, entre otras, por supuesto. También tenemos que destacara a Héctor Miranda que en 1914 presentó el primer proyecto de derechos políticos de la mujer. Recordemos que el movimiento feminista nace en 1916, aunque voces aisladas lo preconizaban. Es decir, no hubo una corriente formal al frente de la cual se pusieron los batllistas. No, los batllistas se adelantaron en la proyección de todas estas conquistas. Como dice un prólogo muy lindo de una publicación de EL DIA: “Batlle sintió el rumor del tiempo que aún no ha sido”. Baltasar Brum tuvo un papel extraordinario en la conquista de los derechos femeninos. En 1921, siendo presidente, redacta, a pedido de la Agrupación de Gobierno, un proyecto de derechos civiles y políticos de la mujer. En 1923 lo presentan en el Parlamento dos legisladores batllistas: Orlando Pedragosa Sierra e Italo Peroti. En la exposición de motivos, hacen referencias elogiosas al movimiento feminista uruguayo y a una de sus figuras, la Dra. Paulina Luisi. Y citan esta frase de Julieta Raspail, una escritora feminista francesa: “¿Qué es ser feminista, señor? Es ser consciente de nuestros deberes y querer que se nos reconozcan derechos para mejor cumplir con nuestros deberes”. Esto nos hace pensar que ellos leían las proclamas feministas y las apoyaban en el Parlamento. Era una armonía entre los hombres más progresistas de la época y el movimiento feminista.
- ¿Con quién polemizaba Batlle sobre estos temas?
- Con todos los conservadores, incluso de adentro del Partido. Con Daniel Muñoz, fundador de “La Razón”, tuvo una polémica muy interesante en el caso de la Universidad de Mujeres. En el Parlamento, con Melián Lafinur, que se oponía a que la mujer se ilustrara. Y, por supuesto, con los elementos clericales. Había mucha gente afiliada a principios religiosos que se asustaba de las reformas batllistas, por ejemplo en lo del divorcio. Pero no se estaba atacando el valor del matrimonio. Este debe existir mientras exista amor, después no, porque no se lo puede considerar como un contrato de compra-venta.
LAS MUJERES Y LA POLITICA.
- ¿Cómo se van integrando las mujeres a la vida política?
- Si nos referimos a su integración a nivel parlamentario diremos que en 1943, cuando ingresa por primera vez la mujer al Parlamento, entran Magdalena Antonelli Moreno, que era batllista y Julia Arévalo, que era comunista, a la Cámara de Representantes. En el Senado ingresaron: Isabel Pinto de Vidal, batllista, y Sofía Álvarez de Demichelli, colorada pero no batllista. Y es muy importante el aporte que hicieron para lograr la sanción de la ley por la que se reconocieron los derechos civiles de la mujer, con los antecedentes que ya mencioné. Desde 1943 hasta 1971, 28 legisladoras integraron el Parlamento de la República: 21 en la Cámara de Diputados, y 7 en la de Senadores, representantes de los distintos partidos políticos. Luego de ser conquistada la democracia... sólo integran las cámaras, por breve tiempo, 4 ó 5 mujeres... ninguna titular”.
(*) Entrevista realizada por Eduardo Quintans en “Reflexiones del Batllismo”, Montevideo, Uruguay, Nº 4.
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