El ser humano es el único que posee inteligencia, es decir que puede preveer las consecuencias de sus actos, y por lo tanto es libre de hacer lo que quiera. Pero para ello debería vivir solo y eso es imposible, tanto por razones biológicas (tiene que reproducirse), como por razones de supervivencia (no puede vivir aislado). O sea que es libre pero también es un ser social, tiene que vivir en sociedad. Para ello se hace necesario que ceda parte de sus libertades en pro de la vida social.
Ahora bien, ¿de cuántos derechos se tiene que desprender el Hombre, ser individual, para constituirse en un ser social?
¿De todos sus derechos? Ahí estaríamos en una sociedad, que por quitarle todos los derechos al Hombre, la llamamos totalitaria.
¿De ningún derecho? Eso sería una sociedad liberal absoluta, y ya vimos que eso es imposible, y de serlo nos llevaría a la anarquía y a la desintegración de la sociedad.
De ahí que las sociedades han sido y siguen siendo, más o menos liberales o más o menos totalitarias. Ya lo decía Artigas: “la cuestión es siempre entre la libertad y el despotismo”.
Personalmente aborrecemos del totalitarismo, cualquiera sea su signo y, por lo tanto, somos liberales. Pero para nosotros el ideal del liberalismo, es aquel que le dé al individuo el máximo de libertades posible y al mismo tiempo asegure una convivencia social armoniosa por medio de lo que llamamos justicia social.
De esa manera, todos participaremos de la libertad y todos tendremos obligaciones sociales.
Nuestro Batllismo, partido liberal si los hay, se ha jugado siempre tanto por las libertades públicas como por la justicia social. Por algo se le ha catalogado como “el escudo de los débiles”.
Así ha sido y seguirá siendo.
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