Hace muchos años en los EEUU, cuando comenzaba el movimiento de liberación homosexual, surgió una líder conservadora que buscaba defender los “valores morales” de la América tradicional y evitar la visibilización de la comunidad homosexual. Esa líder fue Anyta Bryant, una cantante devenida en líder política. Bryant llegó a liderar una campaña que impulsaba un cambio en la legislación de los Estados de aquel país con el objetivo de despedir a todos los profesores y maestros homosexuales, ya que, según ella, eran los culpables de provocar la difusión de la “perversión homosexual”.
La lucha de Bryant buscaba nada más y nada menos que la eliminación de los derechos civiles de la comunidad homosexual. No tuvo ningún escrúpulo en usar para ellos todo el habitual esquema de prejuicios y preconceptos sobre la “mala influencia” que las personas homosexuales representaban para los jóvenes de los EEUU. Anyta Brynat es una de las peores historias del conservadurismo norteamericano, un país que se jacta de representar la “Libertad” humana, pero que tiene un pensamiento conservador de corte medieval, dominado por el peor fundamentalismo religioso que se conozca en una nación moderna, occidental y democrática.
No obstante, uno suponía que este tipo de cosas estarían ya superadas en sociedades modernas y democráticas. Sin embargo no podemos salir del asombro ante las declaraciones de una conocida docente de la ciudad de San Carlos, y actual directora de la Escuela Técnica (ex UTU) de esa ciudad, la Prof. Olga Rivero, en el programa “Punta Política” conducido por Guillermo Lussich, el pasado viernes 9 de setiembre.
Durante su participación en el programa la directora de la institución educativa, que se identificó de esa forma (lo que es improcedente dadas las características a “título personal” que la nota implicaba, los directores de los centros educativos, al igual que los docentes no deben involucrar a las instituciones cuando hacen referencia a sus opiniones de tipo personal, político o filosófico), realizó una serie de comentarios homofóbicos. Según afirmaba la directora del centro, su hijo padece una “enfermedad” (se refiere a su condición de homosexual), dicha situación es la responsable de la destrucción de su familia y de su vida. Además de culpar al centro de estudios al que asistía su hijo por la situación.
La situación más allá de lo ridículo o anecdótico, es grave y no podemos dejar de mencionarla, queremos analizar tres cuestiones vinculadas al hecho en sí:
I) Primero por la institución que la autora de los dichos representa, y que sin duda se ve involucrada en la situación. En tal sentido no se puede permitir a la directora de un centro educativo, que nos pertenece a todos, comentarios como el que sigue: "los profesores que son gay no pueden dar clases porque llevan a los jóvenes a hacer lo mismo". Por sobre todo se debe preservar el derecho de las personas, de los alumnos y de los profesores, las declaraciones antes mencionadas atentan contra los Derechos Humanos y fomentan la discriminación y la persecución. No se puede permitir bajo ningún concepto que un centro de estudios sea usado para difundir el odio, el prejuicio y la discriminación. Yo me pregunto, después de escuchar esas declaraciones en un programa de televisión de nuestro departamento, ¿cuál va a ser la situación de los docentes y de los estudiantes homosexuales que asisten a la UTU de San Carlos? ¿Cómo se van a sentir? ¿Qué pensarán los docentes sobre la forma en la que van a ser evaluados por una directora que piensa que la condición sexual de una persona es lo que determina su calidad docente, y no sus características como profesional de la educación?
El tema es grave, en uno de los pasajes de su participación en el programa, la Prof. Rivero dijo que el sistema educativo debía combatir la homosexualidad, influir para evitar que existiera, y por eso no debía permitirse que hubiera profesores homosexuales. Claramente consideramos que este tipo de manifestaciones, y más aun viniendo de quien tiene la responsabilidad de dirigir la educación de nuestro hijos, y de preservar los derechos de los docentes, deben ser combatidas sin miramientos.
II) No está bien que en un programa de esa entidad que es visto por miles y miles de personas, el debate sobre la homosexualidad se maneje en términos tan rastreros, anacrónicos y claramente oscurantistas. Allí se manejaron conceptos vetustos e incorrectos como el de considerar que la homosexualidad es una enfermedad, olvidando que ya hace décadas que la OMS retiró a la homosexualidad de la categoría “enfermedad”, y que las investigaciones que han aportado diversos campos el saber tanto en las ciencias del hombre como en las biológicas han desterrado esos conceptos. Considerándose hoy a la homosexualidad como una variante natural de la sexualidad humana. Que se encuentra presente en todas las sociedades humanas pasadas y presentes, y además existe como práctica (no como identidad) en innumerables especies de animales (incluyendo todos los mamíferos superiores).
Dentro de la cantidad de errores y horrores de conceptos, se manejaba la idea de “curar” a un hijo, curiosamente ese concepto es muy común a los fanáticos religiosos de Norteamérica que también consideran que la homosexualidad es una enfermedad, lo que resulta inadmisible en una persona que debe dirigir un centro educativo es la ignorancia tan atroz que quedó desnudada en ese programa de televisión. Es grave porque para muchos de los televidentes la información que se trasmite por Televisión es con frecuencia la única fuente de información a la que se accede.
III) Queda también por dilucidar la cuestión de la libertad de expresión, se puede decir y argumentar que cada uno tiene derecho a opinar lo que le plazca. Sin duda nadie discute eso, pero el tema de fondo es más complejo por dos razones, por ser la directora de un centro de estudios (previamente identificada como tal, y que por lo tanto involucra a la misma), y por ser un tema de discriminación, la discriminación como tal es una violación de los derechos humanos, y no puede ser tolerada, la propia legislación nacional establece que la discriminación por razones de orientación sexual es una forma de discriminación.
La situación que se generó es aún muy reciente como para saber que puede llegar a ocurrir (esta nota fue escrita el día siguiente a que el programa saliera al aire), pero sin duda que los colectivos de defensa de los derechos de las minorías sexuales van a tomar la palabra, y sería saludable que los partidos políticos, los gremios de profesores y las autoridades de la educación también tuvieran algo que decir al respecto.
También sería bueno que el periodista a cargo del programa abriera el espacio a escuchar qué tienen para decir los aludidos, en este caso debería existir la posibilidad de réplica, la asistencia al mismo espacio de representantes de colectivos homosexuales. Aunque en el programa estuvo presente un licenciado en psicología que en cierta forma fue el encargado de “mostrar la otra campana”, creo que solo los aludidos de forma directa pueden echar luz sobre el tema, y contribuir a esclarecer las cosas.
En lo personal no nos queda claro cuál era el objetivo de invitar a la Prof. Rivero al programa y plantear ese tema. Es decir, ¿en calidad de qué fue a hablar? El periodista argumentaba que era a título personal y “por ser una madre”, de ser así, ¿qué significado tiene? Es obvio que hay muchas madres en este departamento que tienen historias mucho más importantes y más trágicas para plantear: historias de violencia, abandono, falta de responsabilidad de los padres para con sus hijos. A menos que el conductor del programa esté por dar comienzo a una nueva sección del mismo dedicada a denuncias de los padres, no tiene mucho sentido.
La funcionalidad de la nota y de la polémica subsiguiente es difícil de entender, en lo personal creemos que el periodista Lussich se equivocó y mucho al permitir ese tipo de expresiones en su programa, el tema fue encarado de la peor forma. La participación de la Prof. Rivero en esa edición de “Punta Política” (un programa dedicado a discutir temas políticos) no parece tener mucho sentido, ya que no queda claro a quién representa, a qué institución social, política sindical, etc.
Esto nos lleva a cuestionarnos varias cosas: la primera de ellas es el propio papel del sistema educativo, como docentes pensamos que la educación debe fundamentalmente cumplir el rol que no es el de intervenir en la formación de la personalidad sexual del individuo, sino la formación del ciudadano responsable y critico capaz de tomar sus propias decisiones, la educación debe estar basada en los Derechos Humanos, no en su desconocimiento, es formar ciudadanos, no trasmitir prejuicios. Por ello si la Prof Rivero habló en calidad de Directora de la Escuela Técnica de San Carlos no queda otra que pedir que se tomen las medidas necesarias para responsabilizarla por sus dichos, y garantizar los DDHH de los alumnos y docentes de esa institución.
La segunda cuestión es qué se esconde detrás de esto. ¿Será solo la opinión de una persona o es el inicio de un movimiento? Es demasiado llamativo que esa nota y que este tema justo ahora cuando el “Matrimonio Igualitario” se va a poner sobre la mesa en el parlamento nacional, es obvio que ello preocupa a muchos conservadores, y no nos llamaría la atención que se busque recurrir a estratagemas diversas con motivo de echar tierra sobre el tema de la Homosexualidad.
El Uruguay se ha jactado de ser una sociedad construida sobre valores fuertemente igualitarios y de meritocracia social, desde los primeros años del siglo XX hemos construido la imagen de una sociedad tolerante, moderna y abierta. Sin embargo si uno rasca por debajo de esa imagen complaciente, el Uruguay es un país fuertemente impregnado de prejuicios, y no escapa a la regla general. Somos una sociedad que discrimina los jóvenes, a los “negros”, a los “gordos”, a las mujeres y también a las minorías sexuales, las mismas deben cargar con el estigma de que a diferencia de los demás grupos por alguna razón el prejuicio de la homofobia (y transfobia) son como ha dicho el historiador Byrne Fone “El último prejuicio aceptable” en la sociedad moderna. Por ello el hecho que cuestionamos (la participación de la directora de un centro educativo defendiendo de la manera más tosca y bizarra prejuicios ancestrales) merece ser considerado un hecho grave.
La comunidad homosexual del Uruguay ha avanzado mucho en la consecución de sus derechos, aún queda mucho por hacer, la Igualdad que la Constitución de la República establece, aún no existe en los hechos, todavía hay rémoras que se oponen a la Igualdad en este país, pero se ha avanzado, sobre todo en la visualización de esa comunidad y de sus luchas, y esto sin duda asusta a más de un conservador que anda por la vuelta.
Si la Prof. Rivero quiere pensar como pensaba Anyta Bryant y todavía darse el lujo de discriminar a su propio hijo, bien por ella, pero la Prof. Rivero tiene el rol de educar, y de velar por los DDHH de sus educandos, incluidos los que son homosexuales, y debe velar por los derechos de los profesores, y de sus carreras, incluidos los que son homosexuales.
Yo me pregunto si como sociedad, ¿estaríamos dispuestos a que un director de un centro educativo salga a un programa de TV a defender el racismo o el antisemitismo?...Tampoco deberíamos estar dispuestos a permitir esto. Muchas preguntas por responder, veremos cómo sigue el tema en los próximos días.
Hasta la próxima…
No hay comentarios:
Publicar un comentario