El SEMANARIO RECONQUISTA es el órgano de prensa de la Agrupación Reconquista del Partido Colorado, fundado por Honorio Barrios Tassano y Carlos Flores. Director Prof. Gustavo Toledo.

viernes, 11 de mayo de 2012

Alerta roja: la UdelaR, al borde del papelón


Por Ope Pasquet (*)

Así como los meteorólogos nos anuncian lluvias, tormentas y huracanes con alertas de diversos colores según la gravedad del peligro que prevén, uno puede llamar la atención de sus conciudadanos para evitar males inminentes,  pintando el llamado con el color que corresponda al grado de su preocupación. Con ánimo deliberadamente alarmista yo elijo el rojo, el color de la situación de alerta máxima, para decir que la Universidad de la República está a punto de hacer un papelón que sin duda será noticia en el mundo entero.    

Leo en La Diaria que el Consejo Directivo Central (CDC) estuvo discutiendo una propuesta de otorgarle el título de Doctor Honoris Causa a Mario Vargas Llosa. Los representantes de la FEUU se manifestaron en contra de la iniciativa y habrían tachado al escritor peruano de “neoliberal” (lo que en su código ideológico configura, por lo visto, un delito mayor). Docentes y egresados no tenían posición tomada (¿no saben quién es Vargas Llosa o no resolvieron si para juzgar a un escritor de ficción es pertinente considerar sus ideas en materia de política económica?). El Rector de la Universidad, Rodrigo Arocena,  abogó en favor del otorgamiento del título al ganador del Premio Nobel de Literatura 2010, esgrimiendo el argumento de que no hacerlo lesionaría el prestigio de la Universidad. Finalmente, el CDC aplazó por quince días la decisión del asunto.

¿Quién puede dudar de que Vargas Llosa goza de enorme prestigio en el mundo entero? Además del Premio Nobel, ganó el Premio Cervantes, el Príncipe de Asturias, el Rómulo Gallegos y muchos otros. Más de cuarenta universidades de diversos países le dieron el título de Doctor Honoris Causa; entre ellas la de San Marcos de Lima, la Universidad Nacional Autónoma de México, las de Harvard y Yale, la de Oxford, la de Tokyo y  la Sorbona. La semana próxima recibirá ese galardón de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.

Acerca del valor literario de la obra de Vargas no es necesario decir nada, supongo; el consenso universal está por encima de cualquier hipotética impugnación parroquial. Las credenciales democráticas del peruano son intachables; es cierto que en los años sesenta apoyó a la Revolución Cubana (aunque seguramente no es por eso que la FEUU lo veta), pero luego rompió con la dictadura castrista. Se opuso también a otras dictaduras militares latinoamericanas (se recuerda la carta que en los setenta le escribió al argentino Videla, denunciando  las barbaridades de su régimen). Como candidato a la presidencia del Perú enfrentó a Fujimori, siendo derrotado por este, quien luego se convirtió en dictador. En la segunda vuelta de las últimas elecciones presidenciales celebradas en Perú Vargas Llosa apoyó a Ollanta Humala contra Keiko Fujimori, la hija del ex dictador, para asegurar las instituciones democráticas contra el riesgo de eventuales recaídas autoritarias.

¿Qué puede decirse entonces, desde el punto de vista democrático, en contra de Vargas Llosa? Nada. Así lo entendió la Intendenta comunista de Montevideo, Ana Olivera, que el año pasado lo recibió y lo declaró Ciudadano Ilustre de nuestra ciudad.

En la Universidad, en cambio, hay dudas. Aparentemente, el que Vargas Llosa sea partidario de la libre competencia y de las privatizaciones  haría de La Casa Verde un folletín de cuarta categoría y de Conversación en La Catedral, una bazofia.  

A esto ha llegado nuestra principal casa de estudios; los trogloditas la cogobiernan.  Vargas Llosa no será ni un poco menos importante, ni menos prestigioso, porque la UDELAR no reconozca sus méritos; pero la UDELAR quedará en ridículo si después de haberse sabido que discutió el otorgamiento del doctorado honoris causa a Vargas Llosa, decide no otorgárselo. El prestigio mundial del escritor, asegura la dimensión mundial del papelón.

Como uruguayos, nos duele el bochorno que amenaza caer sobre una institución que se supone que representa a la inteligencia y la alta cultura del país. Quienes puedan ayudar al Rector Arocena, deben hacerlo. Todavía se está a tiempo.  

(*) Abogado. Senador de la República (Vamos Uruguay – Partido Colorado)

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