Los problemas de inseguridad siguen repitiéndose y
cada día es peor que el anterior.
No sólo se
manifiesta en las calles, en las cárceles y en las propias casas. La pérdida de
valores ha llevado a que nadie respete la vida y los demás derechos del ser humano.
Si a esto
agregamos una política equivocada de los últimos gobiernos, donde se valoran
los derechos de los delincuentes por encima de los de las personas de bien, es
evidente que esta concepción lleva inexorablemente a que cada día aumenten las
víctimas y los victimarios.
Esta concepción
sostenida por el Frente Amplio, nos ha llevado al caos actual. El gobierno ha
olvidado que la seguridad se mantiene mediante una fuerte función preventiva,
pero también por medio de una función represiva del delito y de los
delincuentes. Esta política ha sido aplaudida también por algunos jueces y
fiscales.
Lo peor, es que
hasta hace muy poco tiempo, se negaba de plano a considerar las propuestas
realizadas por la oposición, especialmente por el Partido Colorado. Eso llevó a
que se planteara un plebiscito en el que se incluyen varias de esas medidas. En
pocos meses 370.000 ciudadanos se acercaron a firmar, sin ningún tipo de
propaganda escrita, radial o televisiva. Hoy día las encuestas están dando que
el 60% de los ciudadanos está dispuesto a votar por el SI y donde dentro de los simpatizantes del
Frente Amplio casi el 40% también lo haría.
Parece que esto
ha hecho que el gobierno ahora esté dispuesto a aplicar un conjunto de medidas,
y el Partido Colorado le ha hecho llegar al Presidente Mujica nuevas e
importantes soluciones para el problema de la inseguridad y sus consecuencias,
las cuales han sido bien recibidas por el gobierno.
Tenemos bien
claro que las medidas propuestas en el
plebiscito y las que hoy se agregan, no son soluciones completas y definitivas
para el tema.
Personalmente
entendemos que la base de todo está en la educación familiar y formal, donde
los valores sean tan importantes o más que la lectura y la escritura. Estos
valores no pueden asimilarse en una familia destruida, donde los matrimonios o
los concubinatos vienen con fecha de vencimiento, como los alimentos envasados.
Tampoco en la educación formal, donde ya la figura del maestro o del profesor
ha dejado de ser un referente en muchos casos y en vez de educadores son
“enseñantes” de determinada materia y donde ya no existe el respeto mutuo. Hay que hacer una Reforma de la Educación sin
demora, puesto que los efectos de ella no se van a ver al otro día.
El gobierno
debe dictar leyes, hacerlas cumplir y sancionar con todo el rigor que las
mismas prevean a quienes las violen.
Volviendo al
asunto del Plebiscito, con la situación como está y sabiendo desde ya que
seguramente va a ser aprobado por una inmensa mayoría en el 2014, ¿por qué no formar
las mayorías parlamentarias para adelantarlo y que el pueblo decida ya? ¿O será
que siguen teniéndole miedo a las decisiones del soberano?
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