Carlos Flores |
Por Carlos Flores
La política proteccionista argentina está
provocando severos estragos en Uruguay. El aumento del arancel de importación
de nuestros productos y las trabas a los servicios provenientes de nuestro
país, que incluyen a los logísticos y del transporte, actúan como una daga a la
yugular de las empresas uruguayas y, por ende, a la economía en general.
De este otro lado de la orilla, parecen no darse cuenta.
Minimizar el problema, como hace el gobierno uruguayo, es la peor de las
soluciones. Considerar que la afectación se limita al empresariado “burgués” es
un error.
Las medidas de Argentina no sólo afectan a las grandes
industrias que son capaces de exportar sus productos o a las grandes empresas
que exportan servicios sino, mayormente, a sus trabajadores. También perjudican
a las pequeñas empresas que tienen que competir a nivel local con aquellos que,
a falta de mercados en el exterior, vuelcan su actividad en el mercado interno.
Hay que asumir la responsabilidad política y atacar el
problema; cosa que al parecer, ni Mujica ni Almagro están dispuestos a hacer.
Las negociaciones políticas, en materia internacional, no
son soluciones sino constantes. De no existir en forma permanente, no
existiríamos como nación. Así que, responder como lo hace el ministro Lorenzo
que “dialogar ha sido la estrategia que Uruguay eligió y es la única que tiene
capacidad de dar resultados positivos”, no es ninguna “estrategia” ni da, a la
prueba está, ningún “resultado positivo”. La voz del ministro de economía
desnuda la inacción del gobierno.
El mayor problema lo tenemos dentro de nuestras
fronteras; no afuera. El gobierno uruguayo está en otra; no visualiza el
problema. Insiste en pedir arrodillado descartando, a toda voz, la posibilidad
de aplicar medidas espejo; cosa que a Argentina le causaría el mismo daño que
la mordida de una hormiga al elefante. Lo que no existe es capacidad de
respuesta.
Las trabas comerciales impuestas por Cristina Fernández
no sólo afectan al Uruguay. Perjudican al resto de los integrantes del Mercosur
y al resto de los países de América Latina. Pero estamos pagando la desidia con
la que el gobierno del Frente Amplio asumió desde el principio sus
responsabilidades en materia de política internacional sometiendo sus
relaciones diplomáticas a liderazgos coyunturales e ideológicos y el
despropósito de haber perdido nuestra propia identidad.
Hoy, cuesta creerlo, no podemos acudir a otras naciones
de la región, o fuera de ésta, para plantear en conjunto y con vigor nuestras
quejas y los reclamos. Que eso es lo que se debería hacer.
Twitter: @_CarlosFlores_
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