Dr. Pedro Bordaberry |
Por
Pedro Bordaberry (*)
En
1990 una angosta carretera de una sola vía unía Montevideo con la cadena de
balnearios del Este. Acceder a Atlántida, Jaureguiberry, Pirapólis o Punta del
Este era recorrer un camino que se llenaba de automóviles que formaban largas
caravanas, uno detrás del otro.
La doble vía que hoy
permite un tránsito fluido con cuatro carriles, no existía. Solo dos carriles,
uno en cada sentido, sin cantero en el medio, eran la conexión que rápidamente
se congestionaba.
El gobierno de la
época no tenía los recursos para construir una doble vía que acercara la
valiosa cadena de balnearios de Canelones y Maldonado a la capital.
En ese entonces el
gobierno recurrió a la concesión a un privado, el que construyó a su costo la
doble vía a cambio del cobro hasta el 2007 de los peajes.
Al mismo tiempo, el
pequeño Aeropuerto de Laguna del Sauce, con una Terminal y Edificio en el que
se abarrotaban en verano los pasajeros de los vuelos que llegaban a Punta del
Este, no daba abasto para la operativa turística.
Por eso las autoridades
volvieron a recurrir a la inversión privada, se concesionó a privados la
Terminal y éstos construyeron un aeropuerto moderno a cambio del cobro de los
servicios.
Cientos de modernos
aviones llegan hoy a la Terminal de Laguna del Sauce la que es orgullo de los
uruguayos por su diseño y modernidad.
No hubiera sido
posible el desarrollo turístico que hoy tiene la Zona Este del Uruguay sin la
doble vía Montevideo – Punta del Este y sin la moderna Terminal de Laguna del
Sauce.
La visión de quienes
desde el gobierno visualizaron esas (y otras) grandes obras, permitieron lo que
hoy disfrutan miles de personas.
Allá por 1996 el
gobierno concesionó la Terminal de pasajeros del puerto de Montevideo,
reciclándose ésta y el viejo Depósito Santos en la antigua entrada al mismo.
Hoy el viejo edificio,
totalmente reciclado, constituye la puerta de entrada fluvial del país.
En el año 2000, con
valentía, desde el gobierno se logró concretar la concesión de la Terminal de
contenedores del Puerto de Montevideo.
Recuerdo bien el día
de la concesión que se realizó en la Ciudad Vieja, cuyas calles estaban
repletas de manifestantes que gritaban Vende Patria y una cantidad de cosas
más.
Hoy las enormes grúas,
la cola de camiones en la entrada al puerto, las centenas de containers
amontonados, dan fe de lo acertado de una medida que ha triplicado la cantidad
de puestos de trabajo en el puerto de Montevideo.
Fue por esos años de
principios de la década pasada que desde el gobierno se soñó con contar con una
Terminal Aérea en el Aeropuerto de Carrasco, tan buena como las de Nueva York,
Paris o Londres. Parecía una locura puesto que por ese entonces el país sufría
una de las crisis económicas más grandes de su historia.
Pero se volvió a
recurrir a la concesión a privados y hoy Uruguay muestra con orgullo una de las
cuatro mejores terminales de pasajeros del mundo. Mejor que las de Nueva York,
Paris o Londres.
Por ese entonces, y
sin recurrir a la concesión, se construía esa formidable obra de Ingeniería y
diseño que es el Puente de las Américas, y recurriendo a ella, también se
levantaba el nuevo Puente sobre el Río Santa Lucía y se completaba la doble vía
en la ruta a Colonia.
Al asumir el nuevo
gobierno en el 2005, se planificó y ejecutó otra gran obra: la Perimetral que
une el tránsito que viene del Este con el que viene del Oeste y del Norte.
También se construyó una nueva Terminal en el Puerto de Colonia.
Con la perspectiva que
da el tiempo se valoran aún más esos mojones de obra pública que el país
construyó en épocas de vacas flacas y poco presupuesto.
No fue poca cosa: dos
modernas terminales aéreas (Laguna del Sauce y Carrasco), una nueva Terminal
portuaria de carga (Montevideo), dos Terminales portuarias de pasajeros
(Montevideo y Colonia), las dobles Vías Montevideo-Punta del Este, Montevideo –
Canelones y Montevideo – Colonia, dos grandes puentes de ingreso a la capital
(De las Américas y sobre el Santa Lucía), la ruta perimetral.
Toda esta obra pública
concretada, contrasta con lo poco que se ha realizado hasta el momento en este
nuevo período de gobierno. Pero sobre todo contrasta con lo poco ambicioso del
plan que desde el Ministerio de Obras Públicas se anunció para el 2012: la
prioridad será iluminar las rutas ya construidas (y en parte iluminadas) 1 e
Interbalnearia.
En estas épocas que se
dicen de bonanza económica habría que tener, a mi juicio, más audacia.
También la misma
visión que se tuvo hace unos años desde el gobierno.
Habría que estar
pensando en como concretar un puerto de aguas profundas en Rocha, puesto que el
de Montevideo se verá saturado en 7 u 8 años, en concretar los permisos para
las ampliaciones del de Nueva Palmira, puesto que la producción forestal y
granelera así lo demanda, o en doble vías a Florida, Minas y San José, que
sigan desarrollando las comunicaciones y descentralizando la actividad, o
construir las instalaciones del control integrado en el Chuy (el que Brasil
parece querer terminar).
También hay que
concentrarse en recuperar las castigadas rutas uruguayas, en deplorable estado
hoy por el aumento del transporte de carga, si, pero sobre todo por culpa de
una estrategia que privilegió la inversión en las cercanías de Montevideo y
Canelones, olvidando el interior.
Los ejemplos de
quienes no hace muchos años, sin recursos y con ingenio concretaban obras a
través del propio presupuesto estatal, concesiones a privados o la Corporación
Vial del Uruguay, deberían servir de inspiración a quienes hoy ponen como
prioridad iluminar rutas ya en parte iluminadas y construidas.
(*) Abogado. Senador de
la República (Vamos Uruguay, Partido Colorado)
Twitter: @PedroBordaberry
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