Rumbo al 2014

Por Gustavo Toledo

El presidente comenzó el mes de marzo –y con él su tercer año de gobierno- con una cadena de radio y televisión, curiosamente corta y anodina. Su contenido -que bien pudo haber resumido en un mensaje de texto o un boleto de CUTSA- resultó mesurado y “políticamente correcto”. Algo bastante inusual en un personaje como él, acostumbrado a irse de boca.

Quizás esto no nos debería sorprender demasiado. La cadena de agradecimientos de los otros días no es más que un anuncio de lo que vendrá. Es probable que de ahora en más esa sea la tónica de sus mensajes (hablar sin decir nada, no levantar olas y bajar el perfil para allanarle el camino a sus “delfines”). No en vano Arotxa lo retrató al día siguiente vestido de monja. Claro que no le resultará fácil, su naturaleza es otra, pero el objetivo lo justifica: 2014

Es obvio que el oficialismo y el señor Mujica en particular están en campaña electoral. No por la presidencia del FA, sino por el gobierno. Conquistar el sillón de Brovetto es, apenas, el primer paso. Un escalón táctico.

Días atrás, olvidándose del artículo 77 de la Constitución, el presidente le ofreció a Raúl Sendic (h) la presidencia del FA (nótese el detalle: no le ofreció la candidatura sino directamente la presidencia). Sendic, también olvidadizo de que le está vedado hacer política partidaria, le dijo que no. No se siente capacitado para ese cargo. Sin embargo, anunció que está contemplando la posibilidad de renunciar en 2013 para disputar la candidatura presidencial del Frente Amplio. O sea, ¿ser presidente de esa fuerza política es más complicado y pesado que liderar el país? Si es así, ahora entiendo por qué el Mr. Magoo tiene la espalda cada vez más encorvada.

Doña Lucía, que nunca se sabe si juega en yunta o por la suya, señaló que no se anota en esa carrera. Y que no va a haber reforma de la Constitución. Como los mensajes de esta señora se leen al revés, es probable que se presente (quizás para luego negociar la candidatura de Raulito con los moderados) y que intenten reformar la Constitución.

Hace un par de semanas, Búsqueda comentó que Vázquez se había reunido con el Pepe. “El Sr. Fuentes”, como le gusta decir a Valenti, hizo trascender la noticia del encuentro con intenciones más que evidentes: quemarlo, bajarlo del pedestal, mostrarlo al lado del gobierno que desprecia y aspira a suceder. Sorprende que a un hombre con su experiencia y olfato político lo pasaran al cuartito con tanta facilidad, como si se tratara de un principiante, de un pescador de arroyo, de un Astori cualquiera.

Mientras tanto, los comunistas, varados en una foto color sepia de 1917, sacan a Castillo de la galera y lo postulan como “candidato de consenso”. Armado de sus verdades de bolsillo y su dogmatismo alimentado a base de solapas y frases hechas, emerge desde las profundidades del PIT-CNT para enfrentar a Xavier, Rubio y los amasijos del MPP. Todo un cuadro de la zurda absurda. Un duro entre blandos (¿o debería decir “ablandados?). Para bajarlo, van a tener que negociar y reeditar el acuerdo entre bolches y tupas, pero con garantías para los amantes de la hoz y el martillo. ¿Se viene la adeomización del FA?

El MPP, por su parte, juega sus cartas y pone condiciones para presidir el FA. Objetivo: dejar afuera a los moderados y colocar a uno de los suyos. El elegido, aparentemente, es el senador Ernesto Agazzi. Sus méritos no son pocos: es uno de los históricos (estuvo en “cana”, participó de la “orga” e integra “la barra”), tiene acceso a la chacra presidencial y fue ministro de Ganadería...

Dentro de pocas horas, el presidente participará del denominado “acto de perdón”. Asumirá en nombre del Estado la responsabilidad por los crímenes cometidos durante la dictadura. Según una encuesta en su poder, el 75% de los uruguayos entiende que los tupas deberían hacerse responsables por sus actos del pasado. Quizás, y sólo quizás, aproveche la ocasión para ensayar una tibia autocrítica, algo al pasar, aparentemente fuera de libreto, para ganarse el aplauso fácil de los incautos.

Soy mal pensado, lo sé. Aprendí a desconfiar. 


Desde que me comí la pastilla de que el Pepe no iba a ser candidato, aprendí que ponen el señalero para un lado, pero doblan para el otro.

Sugiero estar alerta y prestar atención al espejo retrovisor. Si perdemos de vista de dónde vienen, no vamos a tener claro hacia a dónde van.