Senador Alfredo Solari |
Por
Alfredo Solari (*)
“Money,
mister… money”. En muchos países, incluido el nuestro, éste es todo el acceso
que niños y adultos tienen a los extranjeros que no hablan Castellano. No
tienen la capacidad para brindar siquiera un servicio básico al turista, al
comerciante, al investigador, al emigrante extranjero no hispano-parlante, que
se acerca a nuestro país. Si emigran sólo lo pueden hacer a países de habla
hispana o a países donde la comunidad hispana es lo suficientemente grande para
acogerlos. En este último caso formarán parte de un gueto limitado, impidiéndoles integrarse al resto de la sociedad.
Esto que es una
limitación grave para TODOS LOS URUGUAYOS se transforma en CASI INCAPACITANTE
para los más humildes. Con excepción del futbol y poca cosa más, el mundo
maravillosamente interconectado y accesible del siglo XXI, sigue siendo “ancho
y ajeno”; queda totalmente fuera de su alcance. Para las personas de bajos
ingresos, la carencia de Inglés es tan incapacitante como no saber realizar las
operaciones aritméticas básicas: cierra puertas a cal y canto aquí y en el
extranjero.
La bajísima proporción
de uruguayos de todos los niveles sociales que hablan y leen razonablemente el
Inglés ha contribuido fuertemente al estancamiento cultural y científico del
país. Desde la Revolución Industrial hasta la Revolución Informática y
Comunicacional, los principales adelantos científicos y tecnológicos se han
generado o difundido en ese idioma. Cuan distinto es leer un artículo sobre
cualquier tema, por ejemplo la preservación del ambiente, en su idioma original
(predominantemente en Inglés) que en una traducción al Español. Que diferente
es conversar con un comerciante, o un gobernante o un experto extranjero
directamente en Inglés que por medio de un traductor.
Ante esta limitación
incontrastable, el último gobierno colorado inició, por iniciativa del CODICEN y
apoyada por Primaria, un programa piloto de enseñanza del Inglés “por
inmersión” en cerca de treinta escuelas públicas de contexto crítico. Una
maestra uruguaya radicada en los EEUU volvió al país para dirigir el programa.
La modalidad de aprendizaje “por inmersión es la más usada cuando se quiere
fomentar una segunda lengua.
Consiste en aprender
las asignaturas en ambos idiomas: Español e Inglés o Mandarín y Español o Hindú
y Español. Es como cursar en la “Scuola Italiana”. Cuando Canadá trató de
integrar a la Provincia de Quebec hizo obligatoria la enseñanza de ambos
idiomas: Inglés y Francés. Los francófonos aprendieron Inglés y los anglófonos,
Francés. Hoy ambos son idiomas oficiales y el ciudadano tiene derecho a
expresarse indistintamente en uno u otro idioma y ser entendido.
En todo el país los
funcionarios públicos tienen que demostrar su capacidad de comunicarse en ambos
idiomas. Alternativamente, aprender cualquier idioma “por contenido” es como
concurrir al Anglo: enseñan vocabulario, gramática, comprensión y expresión.
Produce un resultado más completo a largo plazo pero se requieren muchísimo más
dedicación y tiempo para el aprendizaje. Además, en el ínterin, casi no sirve
para comunicarse efectivamente.
La evaluación del
programa mostró tres resultados incontrastables:
1. Enorme aceptación
por alumnos y padres que sentían que sus hijos “progresaban en serio”;
2. Mejores resultados
en el aprendizaje de Inglés en comparación con el método “tradicional”.
3. Mejores resultados
en el aprendizaje de las demás asignaturas: geografía, aritmética, etc.
Diez años más tarde
Primaria liquida el programa aduciendo querer extender Inglés a Educación
Inicial (4 y 5) y carecer de maestras de Inglés para hacerlo. Cambia además el método
sustituyendo una carga de quince horas por semana a tres, aunque extendiéndola a
mayor cantidad de alumnos. El razonamiento es más o menos así: “Para que no
haya privilegiados se distribuye la capacidad existente entre más alumnos
aunque todos aprendan bastante menos”. Eso es IGUALAR PARA ABAJO, como cuando
la Ministra de Salud María Julia Muñoz negó la autorización de la vacuna contra
el cáncer de útero porque no podía asegurar que llegara a todas las mujeres que
la necesitaran. De esa forma condenó a generaciones de mujeres uruguayas a
asumir ese riesgo salvo que se lo pudieran pagar de su bolsillo.
Esto es condenar a
todos a progresar mucho menos de los que se podría, es lo del título:
COMO EL CANGREJO, ¡“PA`TRAS!”
Nadie “se come esa pastilla”: si se necesitan más maestros en Inglés, ¡preparémoslos!
¡Si existen dudas sobre la efectividad del método, midámoslo rigurosamente! El
camino del progreso es el inverso: más y mejor enseñanza, no menos. Están
condenando a la población humilde a vivir sin horizontes de progreso. ¡La
historia los juzgará duramente!
(*) Médico. Ex
Ministro de Salud Pública. Senador de la República (Vamos Uruguay).
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