Por Germán Rama (*)
¿Cuáles son los grandes problemas de la educación
hoy? Primero: la educación en todo el mundo es de jornada completa y no de
medio día, eso es en Europa, Estados Unidos, Japón, China.
¿Por qué?
Porque el aprender es como ir a la playa, si se va un ratito no pasa nada, si
está un rato más, queda colorado pero no logra un tostado, porque es una
operación más cuidadosa.
Educar
requiere tiempo, consistencia y en un contexto especial Uruguay no ha logrado
avanzar en tener escuelas de tiempo completo: durante la administración
1995-2005 se levantaron las primeras 104 escuelas de tiempo completo. ¿Por qué?
Porque los niños necesitan tiempo para aprender y además tienen que comer.
En último
término, hay un cuadro muy importante a señalar: en la clase media uruguaya ha
bajado la natalidad, y el sector más bajo, muchachitas muy jovencitas, sin
tener pareja permanente, son las que están procreando. En consecuencia, la
educación tiene que rescatarlos en algún momento.
Para eso el
único sistema posible es empezar desde los 4 años, lo que se hizo en el
mencionado período, donde ingresaron más de 40 mil niños.
Hubo que
levantar más de 1.000 aulas en muy poco tiempo, y los chicos comenzaron a
ingresar en edad temprana al sistema educativo.
Si se tiene
presente el modelo europeo, americano, chino, son quienes están ganando pruebas
PISA en el mundo entero, población con más de 1.000 millones de habitantes,
pero tiene una eficiencia muy elevada. Esto, demuestra que todo el mundo
empieza por los cuatro años de edad, que hay escuelas de tiempo completo y
todos terminan la educación media general o técnica.
¿Qué tiene
Uruguay como resultado? Que primaria sigue siendo de tiempo parcial. La
escuela, en todos los países civilizados, tiene jornada completa de 220 días
anuales. En Uruguay son unos 170 días de clase a veces afectadas por paros o
movilizaciones, y la evolución de las escuelas de tiempo completo ha sido muy
triste.
En el año 2000 se levantaron 104 centros de
jornada completa, y desde 2005 hasta ahora se crearon 72 más, lo que representa
11% de la matrícula a nivel nacional; el crecimiento va a un ritmo muy lento y
puede demorar cientos de años que este tipo de escuelas abarque a toda la
población de enseñanza primaria que hoy concurren a 1.200 solo en las zonas
urbanas.
Un niño no
aprende por arte de magia: hay que trabajar, aprender, comprender. Por eso las
escuelas de tiempo completo son importantes. Usted no logra que un niño de
familia semianalfabeta o de escasos recursos, pueda aprender en una escuela si
no tiene tiempo.
Además, hay
una mayor participación de la mujer en el mercado laboral. En consecuencia,
¿dónde quedan los niños si los dos procreadores están trabajando todo el día?
Por eso es necesario dar a las familias la atención de toda la jornada: para
los niños es la única solución.
Por lo
tanto, el Estado tiene que utilizar la calificación que tiene la población
adulta para el sector productivo del país, pero también debe proteger y educar
a los niños. Esto actualmente avanza muy lentamente.
Basta ver a
Uruguay en relación con el mundo. En otros países, los niños ingresan a los
cuatro años, entran a la hora 08.30 de la mañana y salen a la hora 17.00. Se
les da de comer, meriendan, duermen siesta, y pagan los insumos las familias de
mayores ingresos, otros pagan la mitad, y la población de bajos recursos asiste
en forma gratuita. Se protege a este sector, porque si quiere tener
inteligencia tiene que tener la barriga llena;
si no es imposible.
Con la
jornada completa de estudios la transformación es muy grande, y si bien, para
instalar este sistema en todos los centros educativos, es necesario levantar el
doble de aulas, es una inversión importante, pero no imposible.
Docencia
Un elemento
fundamental en este sistema, también es la docencia. Hoy no es una de las
profesiones que da mejores ingresos: hay que tener mucha vocación por enseñar,
y por eso, el Estado tiene que dar buenas condiciones para su formación.
Hay que
proveer a los profesores con material de enseñanza, tienen que actualizar
permanentemente sus conocimientos. Actualmente hay unos 50 mil docentes, un
grupo muy importante que el Estado debe sostener académicamente, porque el
conocimiento se va incrementando año a año y es indispensable que tengan una
buena base.
No basta con
el título: hay que hacer cursos y evaluaciones periódicamente. Las actuales
autoridades de la educación no tienen ningún plan de evaluación de
conocimientos para reforzarlos, ninguna de estas cosas se hace.
Hoy los
centros regionales de profesores del interior no tienen el mismo brillo que
hace unos años, entre otras cosas, porque antes se les daba una remuneración
especial a docentes que se iban de Montevideo hacia otros departamentos. En el
2000 se eliminó el beneficio, y muchos docentes que hicieron el sacrificio de mudar
su vida, volvieron a la capital.
Hay un
retraso general de la educación en todo el país, no hay un esfuerzo de
capacitación, un esfuerzo de capacitar a los educadores en verano. No hay un
esfuerzo, basta el título y ya está, y eso no sirve.
Se está perdiendo
la vocación, está bajando la matrícula; cabe recordar que en 2005 egresaron
1.414 maestros, mientras que en 2011 fueron 690.
Los
estudiantes de magisterio están embutidos de materias, y en lo que resta de la
jornada hacen prácticas en escuelas. Entonces, los alumnos, por lo general
mujeres, necesitan tener apoyo económico y académico para terminar la carrera.
Hoy los masacraron con los programas educativos.
Hay que
sostenerlos dando becas, libros de estudio, almuerzos gratuitos y tiene que
haber un número limitado de materias pero bien concentradas, porque si no se le
viene abajo. Y hoy, el resultado está a la vista: bajó a la mitad la cantidad
de maestros en Uruguay, y eso está generando problemas en el sistema educativo.
Presupuesto
Hoy el
presupuesto que tiene la educación está volcado en su mayoría a los salarios.
Entre los años 1995 y 2000, con US$ 600 millones se pudo invertir mucho más de
lo que hoy se hace con casi US$ 2.000 millones. No había funcionarios porque
sí, no había clientelismo. Se invertía en becar a los maestros para que
hicieran cursos con incentivos económicos de por medio.
Actualmente,
hay una desvalorización total de la enseñanza, porque no hay libros para los
niños, cuadernos, útiles escolares, y no hay capacitación, lo que contribuye
también al alto ausentismo de los docentes por un lado, y por otro, de los
alumnos que con suerte culminan el ciclo primario, y otra minoría hace la
secundaria.
(*) Profesor
de Historia. Sociólogo. Experto en Educación. Ex presidente de la ANEP
(1995-2000)
Fuente: El
Observador
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