Hasta el Presidente Mujica se ha dado cuenta, finalmente,
que el Mercosur no existe. Primero fue su enamoramiento con la Presidenta
Argentina. Creyó que con zalamerías iba a conquistar su voluntad y ante el fracaso
se enojó, casi como un niño, y le atacó la rabia, mala consejera. Ella lo
condujo hacia el Brasil, al punto que él mismo dice que lo van a atacar de
transformar al Uruguay en la Provincia Cisplatina, pero que no le importa.
¿Cuál es la realidad de la situación en el Mercosur?
Después de los acuerdos de Ouro Preto, transformando al Mercosur en una unión aduanera, se armó un gran gallinero en donde el mayor tiene 200 millones de habitantes, y por tanto, paulatinamente se quedó con toda la industria. Frigoríficos, curtiembres, arroceras, bancos, petrolera, seguros, son desde hace tiempo propiedad de empresas brasileras en el Uruguay, sin necesidad de ningún esfuerzo del Presidente por juntarse con Brasil. ¿Qué quiere decir esto?: que nuestra dependencia comercial con Brasil fruto de nuestra proximidad y de algunas otras pequeñas ventajas, solo sobrevive cuando el tipo de cambio nos favorece, como todavía resulta en la frontera, pero creer que nos podemos complementar con Brasil forma parte de la utopía en la que vive el Sr. Presidente de la República.
Cada vez que el Presidente averigua cómo están las exportaciones uruguayas advertirá que la carne, la leche, la soja, los cueros, los textiles, buena parte del arroz, tienen como destino el mundo y no el Brasil, por lo que nuestra inserción debe ser en el mundo y no atarnos a un solo mercado. Nunca se pueden poner todos los huevos en una sola canasta.
Por otra parte, desde hace ya bastantes años, la política económica brasilera no es de apertura, lo contrario, es de cierre, al punto, que el esfuerzo de desarrollo industrial brasilero hoy ha quedado fuera de mercado como consecuencia de las medidas asumidas por su gobierno de manera, que hoy el Brasil, es un gran exportador de materias primas. El hierro y la soja representan el 62% de las exportaciones brasileras, y si se agrega la carne, el café, el azúcar, el jugo de naranja y los productos avícolas, se advertirá cuál es la realidad de su economía.
El destino del Uruguay es el mundo y yo soy de aquellos que habiendo impulsado nuestra integración al Mercosur hoy advierte que estamos dentro de un corral que nos impide crecer y que nos asfixia.
Si uno analiza la historia económica del Uruguay se aprecia con claridad que el Uruguay nunca creció dentro de la economía de sus grandes vecinos. El Uruguay creció en la economía del mundo, igual que ellos, cuando Inglaterra había establecido un sistema de libre comercio internacional. El mundo global nos muestra que nuestro comprador líder es el Asia y no es ni Argentina ni Brasil. Un país pequeño necesita acceder libremente a todos los mercados.
Eso favorecería nuestro crecimiento y consolidaría nuestra independencia.
(*) Abogado. Ex presidente de la República (2000-2005)
No hay comentarios:
Publicar un comentario