Por Gustavo Toledo
Imagínese que las cosas le van bien. Que su
negocio va viento en popa, y que en los últimos tiempos tuvo ingresos por
encima de los esperados. ¿Qué haría con ellos? ¿Los gastaría en construir una
cancha de tenis en el fondo de su casa para jactarse de ella frente a sus
vecinos o los invertiría en educación, salud y seguridad para sus hijos?
Si
usted es un jefe de familia responsable, las prioridades están claras. Sin
embargo, por alguna extraña razón, que presumo más cercana a la lógica del comité
de base que a la de la sana administración del hogar, en ciertas áreas del
Estado las prioridades son otras.
A
contramano de lo que dicta el sentido común, por no mencionar el artículo 190
de la Constitución, las autoridades de ANTEL planean gastar 40 millones de
dólares en reconstruir el Cilindro Municipal, bajo el formato de una “Arena” al
mejor estilo yanqui. Se trata de “una acción de marketing directo que tiene
como objetivo fundamental impulsar la demanda de banda ancha para tener mejores
servicios y más clientes”, afirmó su presidenta, Carolina Cosse. Sería gracioso
el argumento que maneja esta señora, si el dinero que piensa “invertir” saliera
de su bolsillo y no del nuestro.
Con
esa “inversión”, que cualquier persona con dos dedos de frente llamaría GASTO,
deja al descubierto la ineficiencia de la Intendencia de Montevideo, incapaz de
hacerse cargo de la obra por cuenta propia, algo que no sorprende ya que es
incapaz de administrar eficientemente los ingentes recursos que recauda; y, al
mismo tiempo, la irresponsabilidad de un gobierno igualmente incapaz de
controlar los caprichos y dislates de los directorios de los entes autónomos y
servicios descentralizados controlados por su fuerza política.
Ahora
bien, ¿se imagina cuántas escuelas y liceos de tiempo completo se podrían
construir con ese dinero? ¿O cuántos patrulleros y materiales de seguridad
podrían comprarse para fortalecer nuestras comisarías, y así combatir con mayor
eficacia a la delincuencia? ¿O cuántos insumos podrían adquirirse para los
raleados estantes de las policlínicas de Salud Pública?
Para
comprender la magnitud de este disparate, basta con leer la prensa de hoy y
contrastarla con los anuncios oficiales.
Según el diario El País, el Hospital
de Clínicas tiene 7 salas cerradas y el 59% de los cuartos de internación
requieren obras, pero el presupuesto asignado no llega al 40% del necesario.
Para este año, solicitó $109 millones para obras y equipamiento, pero recibió
apenas $ 35 millones.Sin
embargo, al cambio actual, estaríamos gastando más de $780.000.000 en un
castillo de arena. ¿Otro gobierno? No, el mismo que se proclama progresista y
preocupado por los que menos tienen.
No hay
duda: los hechos dicen más que las palabras.
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