El SEMANARIO RECONQUISTA es el órgano de prensa de la Agrupación Reconquista del Partido Colorado, fundado por Honorio Barrios Tassano y Carlos Flores. Director Prof. Gustavo Toledo.

martes, 26 de julio de 2011

¡Oposición era la de antes!

Por Dr. Ope Pasquet (*)
Muchos votantes colorados y blancos no están conformes con el desempeño de sus representantes en el Parlamento; sienten que no hacen oposición al gobierno con la energía ni con la eficacia necesarias. “¿Dónde está la oposición?”, preguntan algunos; “no hay oposición”, contestan otros. Y algunos periodistas de prestigio suscriben este tipo de apreciaciones, muy abundantes en las redes sociales.
Quizás, quienes así piensan tienen en mente lo que era la oposición a los gobiernos anteriores al 1º de marzo de 2005; en la comparación, es evidente que la actual oposición pierde por goleada.
Ninguno de los gobiernos anteriores al de Tabaré Vázquez tuvo mayoría parlamentaria propia.  Sanguinetti, Lacalle y Batlle debieron negociar permanentemente con el otro partido tradicional (y en ocasiones, con cada uno de sus sectores). Muchas iniciativas de esos gobiernos no llegaron a convertirse en ley porque no tuvieron el respaldo necesario en el Parlamento. En esas circunstancias, el Poder Ejecutivo y su partido aparecían a menudo en una posición de debilidad, pidiendo los votos que no tenían. Los otros  partidos, en cambio, ya fuera que estuviesen francamente en la oposición o que apoyasen al gobierno reservándose siempre el derecho a discrepar y a votar en contra de sus iniciativas, eran los árbitros de la situación; de sus votos dependía que hubiese o no hubiese ley o que las explicaciones de los ministros interpelados fuesen aceptadas o declaradas insatisfactorias.
Los sucesivos oficialismos sufrieron derrotas estrepitosas. Algunos casos (hay muchos más): el primer gobierno de Sanguinetti no logró hacer aprobar la Rendición de Cuentas en 1987. Lacalle envió al Parlamento varios proyectos de reforma de la seguridad social; ninguno prosperó. Jorge Batlle aceptó que algunos senadores frenteamplistas redactaran lo que fue la Ley de Asociación de ANCAP, para ver luego cómo el mismo Frente Amplio apoyó el referéndum que revocó la ley, propinando así un revolcón adicional a aquel gobierno ya tan golpeado por la  crisis del 2002.
Frente a gobiernos sin mayoría parlamentaria propia, los partidos de oposición tienen espacio y oportunidades políticas para lucirse frente a la opinión pública.
Además, nuestra Constitución permite que contra las leyes se interponga el recurso de referéndum. El Frente Amplio estrenó este instrumento cuando impugnó la Ley de Caducidad y luego lo usó muchas veces más, con resultados diversos pero por lo general ganando la calle y poniendo al gobierno de turno a la defensiva.
El PIT-CNT jugó un papel fundamental en la oposición a todos los gobiernos colorados y blancos. Paros, huelgas y movilizaciones de todo tipo jaquearon permanentemente a esos gobiernos y replicaron y amplificaron, en las calles y en los lugares de trabajo, los argumentos que el Frente Amplio exponía en el Parlamento. 
Con todos los matices y precisiones que se quiera, cabe decir lo mismo del movimiento estudiantil, la  Universidad de la República, muchas cooperativas y ONGs, el Carnaval y otros actores sociales.
Si la comparamos con lo que fue ese formidable bloque opositor (político,  social y cultural) a los gobiernos colorados y blancos, la actual oposición al gobierno del Frente Amplio luce esmirriada y débil y es ciertamente ineficaz. El gobierno tiene mayoría parlamentaria propia: sus proyectos siempre se convierten en ley (salvo por problemas internos del propio Frente), sus ministros van a las interpelaciones con la tranquilidad de que, en cualquier caso, serán apoyados. El PIT-CNT exige, negocia y tironea,  pero en definitiva apoya a “la fuerza política”. Y  lo mismo pasa con el movimiento estudiantil, las “murgas compañeras” y un largo rosario de etcéteras.
Todo lo anterior, por otra parte, debe inscribirse en el marco de una bonanza económica  innegable, que no por ser el producto de una situación internacional excepcionalmente favorable a los países de nuestra región deja de producir un efecto “pro gobierno” en el talante popular.
Así están las cosas.
Dicho esto, aceptamos lo que pese a todo lo anterior sentimos que es el juicio ciudadano sobre la actuación de la  oposición: “puede y debe rendir más”.
Haremos nuestro mejor esfuerzo para subir la nota.  
(*) Abogado. Senador de la República. Secretario general del Partido Colorado

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