Las reiteradas “crisis” en la interna del Frente Amplio no son ni apocalípticas ni circunstanciales. Hacen al ejercicio del gobierno y al desmesurado deseo de permanencia en el poder. En cada abordaje afloran discrepancias entre los distintos sectores de esa fuerza política de modo de oficiar, al mismo tiempo, como gobierno y oposición. Como Jano, que en la mitología romana era el dios que tenía dos caras mirando hacia ambos lados de su perfil (al frente y a sus espaldas).
Vea usted que similitud. En su honor, Julio César le dio al primer mes del año el nombre de Janus, considerado por los romanos como “el dios de las puertas y los portales”. Y se lo invocaba también al comenzar una guerra (antecedentes hay), abriendo las puertas de su templo.
Parece demasiado simplista creer que los desacuerdos del FA puedan llevar a su ruptura, como sostienen algunos politólogos. Ofende, creo yo, a la inteligencia de sus dirigentes que llegaron al gobierno de forma planificada, calculada y apelando a todo recurso. Hasta al del abrazo con las culebras.
Más bien, están cuidando las puertas. De entrada y de salida.
La cosa está craneada. En los diversos temas surgen voces de su interna opositoras, para retener el voto de opinión que se pueda escapar por la puerta de atrás. Parecen ir rotando; pasó con la anulación de la Ley de Caducidad (Semproni en nombre del Espacio 609), con la nueva Ley de Enseñanza y la de Reforma del Estado (PC), con la implementación del Impuesto a la Tierra (Asamblea Uruguay), con los Megaoperativos Policiales (Partido Socialista) y con la Asociación de AFE con empresas privadas (comunistas y socialistas). Así ocurre en todos los temas.
Pero esto no es casual. Forma parte de la concepción ideológica del Partido Único, adaptado al sistema democrático que, por suerte, impera en el país.
Esto puede hacer más o menos previsible el resultado electoral. Garantizado, claro, de continuar saqueando nuestros recursos para el asistencialismo y clientelismo político y fomentando la ignorancia para subyugar a las masas.
La verdadera oposición.
La batalla ideológica fue ganada. La realidad lo impuso. Los vericuetos y falsas oposiciones aplicadas en la interna del FA sistemáticamente ratifican la acertada orientación política y económica de los gobiernos anteriores y la necesidad de fomentar la inversión para generar oportunidades. No así con la Educación (batalla que hay que dar). Son más neoliberales que cualquiera de los anteriores y más reaccionarios que ninguno (agréguese la ineficiencia).
Pero lo que no está asegurada es la Libertad , habida cuenta que limitarla es una tentación constante para quienes justifican cualquier medio para llegar al poder. Eso es lo que hay que cuidar por encima de todo.
Hay que sacarlos por la ineficiencia en la gestión y para el abordaje serio de los temas más urgentes a resolver. Pero, fundamentalmente, para que no se vuelvan a abrir en el Uruguay las puertas del Templo de Jano. Que ya pasó.
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