Las incoherencias del gobierno,
rayanas con el absurdo, no son más que ataduras al sillón. Jugar para la
tribuna, ir para adelante y para atrás, anunciar un día una cosa y al otro lo
contario - ejercicio cotidiano para el Frente Amplio -, delata que todo vale
para tal fin. Veamos.
Después de un rotundo no a los proyectos de leyes
que permitían el autocultivo de marihuana, tres ministros arrojaron, frente al
asombro de los periodistas de los distintos medios que cubrían la conferencia
de prensa en la que se informarían las medidas contra la inseguridad, la
intención que sea el Estado quien plante y venda los porros (cuarenta por mes a
cada cliente registrado en el padrón de consumidores), a cambio de las colillas
de los consumidos el mes anterior. Una barrabasada. Pasado el éxtasis de la
iluminación y puesto pie en tierra, ahora, parece, que el autocultivo es la
solución.
En materia de relaciones exteriores la cosa no es
muy distinta. Ante los anuncios de la suspensión de Paraguay del MERCOSUR por
lo que nuestros gobernantes opinan que fue un golpe de estado la destitución de
Fernando Lugo, el canciller Almagro fue consultado si Uruguay apoyaría la
posible incorporación de Venezuela al bloque. Otra vez el no fue rotundo. ¿Qué
pasó después?: Mujica votó a favor; Almagro dijo que él no quería pero que lo
respaldaba; Mujica dijo que se lo habían exigido Argentina y Brasil; éstos
dijeron que la iniciativa había sido del presidente uruguayo; Tabaré Vázquez
salió a decir que Mujica había estado bien; y el vicepresidente Astori afirmó
que era un error grave.
En materia de relaciones laborales ocurre lo mismo.
Fíjese usted: ante los reclamos del gremio de profesores de secundaria, la
Administración de Educación Pública (ANEP), ofreció un aumento de salarios en
la Rendición de Cuentas que ni el sindicato, ni el ministro de Economía aceptó.
De antología.
Todo vale. No para resolver. Para gobernar, que
para el Frente Amplio no es lo mismo. Mejor dicho: para seguir gobernando.
Es la ilusión persistente del Partido Único, capaz
de desdoblarse y mostrar la mejor de sus caras, a gusto de consumidor. A quien
crea que las discrepancias existen realmente les propongo que les pidan, a los
supuestos disidentes, la renuncia.
¡A que no!
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