El SEMANARIO RECONQUISTA es el órgano de prensa de la Agrupación Reconquista del Partido Colorado, fundado por Honorio Barrios Tassano y Carlos Flores. Director Prof. Gustavo Toledo.

jueves, 26 de julio de 2012

Manda Otario


Por Carlos Flores

En vanos intentos de explicar lo inexplicable, algunos analistas afirman que las reiteradas barrabasadas del presidente José Mujica son hechas por ex profeso y  no producto de las reacciones intempestivas del mandatario. Atónitos, tras cada macana sospechan intencionalidades estratégicas, mensajes encriptados o “jugadas de pizarrón” adjudicándole virtudes que lamentablemente carece. Su primitivismo llega a tal punto que inmediatamente después él solo se encarga de demoler esas teorías, al decir  tanto “una cosa como la otra”.

Una de esas reacciones violentas ocurrió días atrás cuando irónicamente anunció que no le pedirá la renuncia a los jerarcas de los partidos de la oposición en los organismos públicos para no dejarlos “desocupados”. Lo dijo visiblemente iracundo, alterado por la pregunta de un periodista que tildó de opositor por haberlo consultado acerca de las afirmaciones fantasmagóricas de su correligionario Raúl Sendic.

A usted le pasará, supongo, lo que me pasa a mi cuando veo y escucho estas cosas. Nos da bronca. Existen académicos de la obsecuencia que le buscan el lado simpático a esas actitudes de Mujica, adjudicándole las bondades de la franqueza a sus dichos y la popularidad en la vulgaridad de sus modos, dejando pasar por alto el atropello a derechos tales como los de expresión (en el caso de los periodistas), o los inherentes a las minorías en el ejercicio de contralor de gobierno, en el caso de los representantes de los partidos de la oposición en los organismos públicos. Yo no le encuentro explicación.

A Mujica le perdí el respeto. Nunca me había pasado con ningún presidente uruguayo desde 1985 en adelante.

Jamás caí en el lugar común de tratar a Mujica de asesino, ex delincuente, ladrón o tira bombas. Jamás lo traté de ignorante ni improvisado. Nunca dije que su indumentaria esquizofrénica no representaba la cultura de mi país ni que sus groserías no eran nuestro lenguaje.

Nunca dije que es un tipo absolutamente intolerante, antidemócrata y reaccionario.

Jamás lo comparé con Caligula porque Calígula dormía con un caballo, ni lo comparé con el gorila de Chávez. Ni siquiera cuando se puso la vestimenta del ejército venezolano. Tampoco lo igualé a la presidenta argentina Cristina Fernández, aunque  haga “confidenciales” los delitos que ocurrieron en PLUNA como lo hace ella con las actas de la CARU donde se presumen coimas a los representantes de su gobierno.

Nunca lo traté de fascista por manipular la educación. Jamás lo tildé de antirepublicano por desconocer al parlamento, ni de autócrata por desconocer a sus ministros. Nunca dije que sigue actuando con la misma violencia con la que actuó en el pasado.

Hoy me pregunto por qué no lo hago. 

1 comentario:

Eldo Lappe dijo...

Muy claro, conciso, acertado, respetuoso y bien escrito. La respuesta es: no se prive, si lo hace feliz, pero el nombre no hace a la cosa, mucho menos el adjetivo. Cordialmente, ELL.

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