El SEMANARIO RECONQUISTA es el órgano de prensa de la Agrupación Reconquista del Partido Colorado, fundado por Honorio Barrios Tassano y Carlos Flores. Director Prof. Gustavo Toledo.

viernes, 23 de noviembre de 2012

Por el camino equivocado


Por Ope Pasquet (*) 

Mientras escribimos estas líneas –viernes 23, por la mañana- sigue en pie la tregua entre Israel y Hamás pactada el miércoles pasado. No es posible saber cuánto durará la interrupción de las hostilidades, ni si al cabo de ella habrá una recaída en la violencia o el nuevo comienzo de una negociación política de la que pueda resultar, un día, una paz duradera. Cuesta ser optimista al respecto, pero no hay alternativa: este conflicto no se solucionará por la derrota completa y definitiva  de uno de los bandos, sino por el acuerdo entre ellos.

Algún día tendrá que haber dos estados en el territorio de la antigua Palestina, como lo quisieron las Naciones Unidas cuando dispusieron su partición en 1947. Los judíos aceptaron el lote que les ofrecieron y proclamaron el nacimiento del Estado de Israel. La población árabe de Palestina, en cambio, rechazó la oferta, y los estados de la Liga Árabe iniciaron la guerra contra Israel el 15 de mayo de 1948, es decir,  al día siguiente de la creación del estado judío. Desde entonces la región no ha conocido la paz verdadera. Hasta el día de hoy hay quienes, como Hamás e Irán, niegan que Israel tenga derecho a existir y proclaman como objetivo su destrucción; y hasta hoy, también, el pueblo palestino sigue sin tener un estado propio en el que desarrollar libremente su existencia nacional.  

El conflicto de Medio Oriente es extraordinariamente complejo, como resultado de la incidencia de factores étnicos, religiosos, económicos y geopolíticos que hacen de la región uno de los puntos neurálgicos de la política internacional. En Uruguay es muy poco lo que realmente sabemos al respecto. Sin embargo, estamos atentos a lo que allí sucede, entre otras razones porque integra la sociedad uruguaya una fuerte y activa colectividad judía en la que todos tenemos amigos, y que es un nexo vivo entre Uruguay e Israel.

Sería una temeridad, me parece, aventurar juicios acerca de las concretas diferencias que enfrentan a judíos y palestinos; estamos demasiado lejos y sabemos demasiado poco como para proponer soluciones a cuestiones tan graves y delicadas. Lo que sí podemos decir, aun desde aquí, es que la violencia no solucionará los problemas; los agravará.

Si los palestinos de Hamás siguen lanzando misiles desde la franja de Gaza contra Israel, llegará un momento en que Israel reaccionará y tratará de poner fin a los ataques; ya lo hizo a fines de 2008, volvió a hacerlo la semana pasada y seguramente lo hará de nuevo, si es necesario. Todo estado tiene derecho a defenderse, y un gobierno democrático tiene además el deber de proteger a su pueblo. Desde que Israel se retiró por su sola voluntad de la franja de Gaza, en el año 2005, miles de misiles disparados desde allí han caído sobre su territorio. No se trata de inocuos petardos. Ahora sabemos, por declaraciones de altas autoridades de Irán, que los más modernos y potentes de esos misiles se han construido con tecnología iraní; desde Gaza, alcanzan a Jerusalén y a Tel Aviv.  Muchos proyectiles causaron daños, otros mataron gente y todos han perturbado profundamente la vida de quienes habitan las ciudades israelíes próximas a Gaza y no terminan de acostumbrarse al ulular de las sirenas, ni a la idea de que el hijo que enviaron a la escuela pueda no haber llegado a tiempo al refugio. Así no se puede vivir. Por este camino es claro que no se llegará a la paz.

Como no se puede sostener racionalmente que Israel no tenga derecho a defenderse, se dice que fue desproporcionada la fuerza que empleó para hacerlo. ¿Cuál es la medida exacta de la defensa legítima? El sentido común sugiere que no se ha rebasado esa medida, cualquiera sea ella, mientras no se haya podido detener el ataque. Y es un hecho que los misiles siguieron cayendo sobre Israel mientras duraron las hostilidades y hasta horas después de haber comenzado la tregua. Por eso Hamás celebró la tregua como una victoria y se jacta de que Israel no haya logrado quebrar su resistencia.

Se le reprocha también a Israel las víctimas causadas por sus ataques aéreos entre la población civil. Y es cierto que, del total de 158 muertos, 103 eran civiles, entre quienes había mujeres y niños (cifras de Naciones Unidas, difundidas por la BBC). Estos son, desgraciadamente, los horrores que toda guerra conlleva. Pero la otra parte de la verdad también debe decirse: Hamás despliega sus efectivos y sus armas en edificios y lugares públicos, precisamente para que, al atacarlos, Israel mate civiles cuya sangre pueda echársele encima. Aun así, el número de víctimas demuestra que los ataques fueron cuidadosamente selectivos; de no haber sido así, los muertos se contarían por millares. Hamás, en cambio, dispara sus misiles a centros poblados donde no hay ningún blanco militar; el objetivo es, directamente, la población civil.

Me  viene a la memoria una frase que, según creo recordar, fue pronunciada por Golda Meir: la paz llegará cuando los palestinos amen a sus hijos más de lo que odian a los judíos.

Formulemos votos para que ese día no tarde demasiado en llegar.

(*) Abogado. Senador de la República (Vamos Uruguay – Partido Colorado)

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