Lo venimos diciendo desde hace más de cuatro años, que la reforma de la educación hay que hacerla si o si y en forma urgente.
En primer lugar hay que establecer claramente las bases sobre la que debe estar afirmada la educación en el Uruguay y en cualquier país del mundo, es decir, ¿qué queremos de la educación en todos sus niveles?
Sabido es que el ser humano como tal, por el sólo hecho de ser racional es libre, puede hacer cualquier cosa. Pero esa libertad absoluta sólo podría darse si el Hombre pudiera viviera solo, aislado. Como eso no es posible, tiene que vivir en sociedad, y para ello tiene que ceder parte de su libertad primaria. No puede hacer lo que quiere sino lo que debe. Su libertad y sus derechos terminan donde comienzan los de los demás y todo eso regulado por leyes o normas. Históricamente las primeras normas establecidas fueron las costumbres; luego las religiosas, que regulaban la conducta del Hombre frente a la fe, a las creencias; luego las morales que lo reglaban frente a su conciencia social y, finalmente, aparecieron las jurídicas, para establecer su conducta frente a los demás integrantes de la sociedad, las cuales son impuestas por medio de sanciones - aplicables inclusive por la fuerza - y establecidas en la propia ley.
Es así que el ser humano, desde que nace y hasta que muere, se encuentra sometido a las normas sociales, las cuales debe aprender y ajustarse a ellas durante toda su vida.
Por lo tanto, se hace imprescindible, que desde niño, aprenda cómo debe proceder para vivir en sociedad, para ejercer en ella sus derechos y para cumplir con sus obligaciones. Debe saber lo que es bueno y lo que es malo, lo que está bien y lo que está mal, así como lo que es propio y lo que es ajeno. He ahí la base fundamental del proceso educativo.
También de aquí se deduce, que el educando es el principal elemento a tener en cuenta cuando se trata de la educación. Pero también debemos considerar a los educadores, y cuando hablamos de ellos incluimos a los padres y a los docentes formales. En cómo consideramos cada uno de esos tres elementos: educandos-padres–educadores, estará la concreción de una buena reforma educativa, esto sin dejar de atender los contenidos, planes, programas, niveles, etc.
Próximamente, seguiremos analizando el tema, porque merece la atención de todos y de cada uno de nosotros.
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