El SEMANARIO RECONQUISTA es el órgano de prensa de la Agrupación Reconquista del Partido Colorado, fundado por Honorio Barrios Tassano y Carlos Flores. Director Prof. Gustavo Toledo.

viernes, 17 de junio de 2011

El Partido Colorado en congreso

Por Dr. Ope Pasquet (*)
El Partido Colorado está trabajando en su primer  “Congreso Ideológico”. El nombre elegido para designar la actividad puede sonar raro, en tiempos de descrédito de las ideologías. Pero queríamos poner en claro, desde el comienzo, que no nos proponemos elaborar un programa de gobierno cuando faltan más de tres años para las próximas elecciones nacionales. La idea es reflexionar acerca de los principios y valores que definen nuestra identidad y marcan el rumbo de nuestra acción. No se trata de pensar desde el limbo, obviamente, sino de hacerlo en el marco de la realidad actual y aprovechando la rica experiencia de gobierno acumulada por los colorados desde el restablecimiento democrático de 1985.
Cómo se ubica el Batllismo en el contexto del pensamiento político contemporáneo y qué lectura hacemos hoy de las definiciones liberales, democráticas y republicanas inscriptas en nuestro ADN, son algunas de las cuestiones que tendremos que plantearnos. El cotejo con la socialdemocracia europea no podrá soslayarse. Durante casi todo el siglo XX, el hecho de que no le pagásemos tributo doctrinario al marxismo nos fue imputado como una carencia que nos condenaba a un “reformismo” miope y sin destino histórico. Hoy, después  del monumental fracaso de la Unión Soviética  y cuando se ve que la reforma agraria de los temibles tupamaros quedó reducida a un mal impuesto al latifundio que recaudará U$S 60 millones por año, el viejo reformismo batllista  demanda otra mirada.
El mundo ha cambiado mucho desde que en 1983, todavía tratando de salir de la dictadura, los colorados aprobamos en la Convención aquel programa que denominamos “Por un Uruguay para todos” y que marcó el camino del “cambio en paz”. Hoy estamos celebrando los 200 años del comienzo del proceso emancipador, pero lo hacemos acosados por las presiones que vienen de fuera. Un  día es la Corte Interamericana de Derechos Humanos la que nos dice que una amnistía sancionada dos veces por el voto popular, carece de valor. Otro día es la OCDE la que nos exige que cambiemos nuestras leyes para entregarle información al fisco de otros países, bajo amenaza de  mantenernos en una ominosa “lista gris” que no se sabe bien qué consecuencias podría traernos… La OIT nos tira de las orejas por la reciente Ley de Negociación Colectiva y anuncia el envío de una misión para verificar que hagamos los deberes. Del Mercosur, mejor ni hablar. Hay que detenerse a pensar en las restricciones y posibilidades que nos presenta este mundo globalizado del que no podemos desconectarnos.
¿Y qué decir de la educación pública? Desde Varela, un motivo de legítimo orgullo nacional; hoy, un barco que se va a pique y del que los padres que pueden hacerlo sacan a sus hijos, para darles una oportunidad en los botes salvavidas de la enseñanza privada. Mientras tanto, las corporaciones controlan el gobierno de la enseñanza y el sistema político no logra afirmar sus propias competencias en un tema en el que el país se juega su presente y su futuro. 
La economía crece, impulsada por la demanda internacional, y las inversiones llegan; pero ahora nos damos cuenta de que la ecología no es sólo un tema para el mundo desarrollado y que nosotros también tenemos que buscar equilibrios entre las actividades que generan riqueza hoy y el ambiente que dejaremos mañana a nuestros hijos y nietos.
La referencia a la justicia social no falta en ningún discurso, pero a esta altura no sabemos bien en qué consiste. Desde el oficialismo político y cultural se promueve la igualación hacia abajo en nombre de la solidaridad, pero la sociedad comienza a darse cuenta de que la ética  del trabajo, el afán de superación, la responsabilidad y la capacidad de innovar y de emprender también merecen el reconocimiento colectivo. Esta lucha cultural quizás sea “la madre de todas las batallas”, y de esto también tendremos que hablar en el Congreso Ideológico.
En tiempos electorales o cuando se está en el gobierno no es posible discutir a fondo temas de esta  índole, porque las urgencias son otras. Pero ahora sí podemos hacerlo,  desde el llano y sin apuro. Quienes quieran participar, están invitados; no se necesita estar afiliado al Partido Colorado, ni residir en Montevideo. A través de la página web que acabamos de estrenar (www.partidocolorado.com.uy), todos podrán enterarse de lo que estamos discutiendo y hacer sus aportes a la labor común.
El Partido Colorado está en congreso. La mejor manera de conmemorar los cien años de la segunda presidencia de Batlle, es seguir trabajando en pro de la construcción de “un pequeño país modelo”.  Y para eso, lo primero no son los recursos, sino las ideas.
(*) Abogado. Senador de la República. Secretario general del Partido Colorado

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