Ing. Álvaro Bermúdez |
Por Álvaro Bermúdez (*)
Existe una relación directa entre el consumo de energía y el desarrollo económico y social de un país. En particular la energía eléctrica resulta imprescindible para mejorar la calidad de vida. Sigue creciendo la demanda de electricidad a nivel mundial, especialmente en los llamados “países en desarrollo”. En dichas zonas, se prevé un crecimiento de la electricidad mayor que el económico (PBI).
El concepto de desarrollo sostenible utilizado hoy en día en todo el mundo exige la reducción y mitigación de los impactos ambientales. Se necesitarán de todas las fuentes de energía primaria para la generación eléctrica si la idea es obtener desarrollo sostenible global. En este contexto resulta imprescindible que se aprovechen aquellos recursos que conduzcan a un menor impacto medioambiental. Dentro del abanico de opciones, cabe destacar a la energía nuclear, técnicamente madura y económicamente competitiva. Casi las tres cuartas partes del abastecimiento energético mundial provienen de los combustibles fósiles que provocan el efecto invernadero e introducen miles de toneladas de gases tóxicos en la atmósfera. Cualquier estrategia seria en materia de control del medio ambiente requiere una reducción y restricción de esta fuente energética en particular. La energía nuclear es la única que gestiona sus residuos y estos son aislados del medio ambiente protegiendo la salud humana. Por otra parte este tipo de energía es muy concentrada, por lo cual ocupa muy poco territorio para generar grandes cantidades de energía, a diferencia de las energías alternativas renovables como eólica, solar, hidráulica, etc… También es posible concentrar grandes cantidades de combustible en las inmediaciones del reactor nuclear suficiente para toda su larga vida útil que ahora llega a 60 años. Muy diferente la situación con las fuentes energéticas fósiles, eólica y solar que necesitan de grandes áreas para el almacenamiento de combustible y/o captación de viento y sol, además de la costosa logística y/o mantenimiento asociado, so pena de interrumpir la generación eléctrica por falta del mismo.
Uruguay tiene una relación baja de consumo eléctrico per cápita y ello se relaciona directamente al alto costo de la misma y por lo tanto un reducido desarrollo industrial y también afecta el Índice de Desarrollo Humano (IDH).
Por lo tanto es necesario aprovechar al máximo la mayor fuente de generación eléctrica, la hidroeléctrica, mayoritaria en nuestra matriz energética nacional pero casi agotada dentro de las posibilidades físicas del país. Esta razón justifica el fuerte respaldo térmico que disponemos en las centrales: Batlle, La Tablada, Puntas del Tigre y otros generadores diesel que queman derivados del petróleo. Las fluctuaciones derivadas de la generación eólica demandan a su vez aumentar el respaldo de energía firme. La energía nuclear resulta muy competitiva y resuelve por largos períodos las necesidades de energía de base del país a precios que permitan el desarrollo.
La existencia de reactores nucleares en funcionamiento en el mundo, han ahorrado la producción de millones de toneladas de CO2 y gases tóxicos al planeta.
(*) Ingeniero. Ex director de Energía del gobierno del Dr. Jorge Batlle (2000-2005)
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