Senador Pedro Bordaberry |
Por Pedro Bordaberry (*)
A finales del pasado año faltaron 20 millones de dólares en ASSE. El gobierno no sabía en que se habían gastado. Ello provocó una crisis política que terminó en el cambio del Presidente y varios gerentes del organismo.
En la mitad de la crisis desatada por esos hechos el Presidente de la República, con su habitual locuacidad, se quejó de la oposición. Preguntó públicamente ¿dónde estaba la oposición mientras esto sucedía?
Es que al principio de éste período de gobierno se llegó a un acuerdo por el que se amplió el número de integrantes del Frente Amplio en la Corte Electoral (CE) y el Tribunal de Cuentas (TC). Como contrapartida la oposición accedió a cargos en entes y organismos.
El tema era claro: la oposición perdía posiciones en los dos organismos esenciales de contralor (CE y TC), y a cambio accedía a posiciones desde las cuáles poder controlar desde adentro el accionar del gobierno.
De ahí la queja del Presidente. Él estaba tranquilo porque desde la oposición se estaba controlando en ASSE y faltaron 20 millones de dólares.
Más allá de que la responsabilidad directa era de los administradores y no de los que controlaban, un poco de razón le asistía.
Nuestra función es de contralor y debemos cumplirla.
En el caso de nuestro sector político no nos tocó el control interno de ASSE pero si el de otros organismos entre los que se encuentra Antel.
Por eso a mediados del año pasado alertamos a la Presidencia de la República de diversos hechos que estaban ocurriendo en el ente de las telecomunicaciones.
El primer alerta se emitió por la contratación por cerca de medio millón de dólares de una empresa para rediseñar la página web del ente, sin resolución escrita del directorio. Era un hecho grave.
El monto que se pagó también puesto que los muchos y muy buenos diseñadores que hay en el país cobran mucho menos que eso. Muchísimo menos.
Pese a nuestro aviso se siguió adelante contratando a una sociedad anónima que subcontrató a un consultor chileno para ello.
Esa oscura golondrina de la página web no fue el anuncio de buen tiempo sino de cosas aún peores que vinieron después.
Parece que nuestro aviso no surtió efecto y quien preside el ente sigue adelante con decisiones y contrataciones difíciles de entender y de dudosa conveniencia y legalidad.
Esta semana nos enteramos que por Resolución No. 1885-11 Antel contrató, a través de una sociedad anónima, el show de un grupo folklórico nacional para que cante en Atlántida.
Según se desprende de la resolución, cuya copia tengo en mi poder, se pagó un total de 231 mil dólares por la actuación. El detalle fue el siguiente: Show de Los Olimareños: 180 mil; agencia de publicidad 47 mil; transmisión del evento: 4.500.
Antel pagó por la actuación de ese mismo dúo en el pasado mes de Abril en el Festival del Olimar 30 mil dólares. Pagar siete veces más por el mismo show es difícil de entender.
Artistas nacionales renombrados y tan buenos como ellos tienen una tarifa que oscila entre 5 y 15 mil dólares por actuación.
Los artistas argentinos de primer nivel, para hacer otra comparación, también se encuentran en esos precios.
Uno de los integrantes del dúo expresó públicamente que ellos no habían cobrado esa cifra de 180 mil dólares, sino que fue una productora. Eso es aún más grave.
Para terminar de enredar la cosa, esta semana se hizo público que el dúo folklórico había cantado en forma gratuita en Buenos Aires en los actos de la campaña electoral del Frente Amplio que es el partido de la Presidente de Antel.
El diputado Fitzgerald Cantero convocó al Ministro de Industria y a Antel para que expliquen lo que parece inexplicable.
De paso tendrán que explicar el medio millón de dólares de rediseño de la página web, el medio millón de creación y comunicación del nuevo logo, la entrega de 300 mil de los verdes americanos a una película de dibujos animados, y la contratación de un periodista argentino para hacer 4 programas y 10 micros a un costo de 200 mil dólares más impuestos y gastos de traslado.
Entre muchas cosas.
Hace varios meses, con lealtad, pasamos el aviso de lo que estaba sucediendo.
Ahora iremos hasta las últimas consecuencias aunque lo aconsejable sería que desde el Gobierno se cambie a quien toma estas decisiones.
Es que cuando falten cosas, como en ASSE, no queremos que se nos pregunte donde estamos.
(*) Abogado. Senador de la República. Líder de Vamos Uruguay
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