El SEMANARIO RECONQUISTA es el órgano de prensa de la Agrupación Reconquista del Partido Colorado, fundado por Honorio Barrios Tassano y Carlos Flores. Director Prof. Gustavo Toledo.

jueves, 16 de febrero de 2012

Seguridad energética

Por Álvaro Bermúdez (*)

Otro aspecto muy importante además del consumo de energía eléctrica per cápita como índice de desarrollo humano de una nación, resulta ser la seguridad energética. La seguridad energética sólo puede ser asegurada, valga la redundancia, por fuentes pasivas de almacenamiento. Resulta fundamental que la energía sea almacenada para su uso en momentos de carencia periódica o en fases de aumento aleatorio de la demanda. Un caso específico es el que estamos viviendo ahora con estos picos de consumo en verano cuando históricamente ocurrían sólo en invierno. Argentina hace años que tiene su pico anual de consumo en verano debido al uso masivo de equipos de aire acondicionado y el aumento de la actividad industrial en épocas veraniegas.

Por el momento sólo las fuentes convencionales de energía ofrecen esa seguridad. Sus combustibles  sean estos, agua, carbón, derivados del petróleo, gas natural o barras de uranio, pueden ser almacenados, a bajo costo, próximos a las plantas de generación de energía eléctrica.

Los derivados del petróleo, carbón y uranio pueden ser estoqueados en las inmediaciones de las usinas para producir energía siempre que los consumidores lo demanden.

Las centrales hidroeléctricas producen energía renovable y su forma de almacenar energía es manejando los niveles de sus espejos de agua como reservorios y represas, dependiendo la cantidad de energía almacenada de las capacidades de estos. Las centrales nucleares pueden almacenar en forma de barras de uranio para ser utilizados en los momentos de demanda y todo el combustible para su vida útil es pasible de ser almacenado en las inmediaciones, dada su alta concentración de energía característica propia del combustible nuclear.

Por otra parte el único almacenamiento disponible para las energías alternativas (eólica, solar eléctrica, mareas,…) son las baterías que resultan extremadamente onerosas. Sólo por ejemplo diremos que un auto eléctrico tiene un precio en origen de unos US$35000 del cual el 70% pertenece al costo de las baterías. Por lo tanto imponer el uso de fuentes alternativas para satisfacer el crecimiento estructural de la demanda, con seguridad energética, actualmente significa imponer a los consumidores un enorme aumento en las tarifas de energía.  

La experiencia indica que es prudente mezclar en la matriz energética nacional fuentes convencionales con fuentes alternativas donde estas tengan una participación modesta mediante incentivos específicos pero no para ser utilizadas en proveer al crecimiento estructural de la oferta energética. Más aún, deberán estas energías alternativas ser respaldadas por generación en firme convencional para manejar los altos y bajos propios de su característica aleatoria. Ej. Los molinos de viento generan según un patrón imprevisible instante a instante dependiendo de la existencia de vientos de intensidad variable y los paneles solares eléctricos reciben variaciones de iluminación solar dependiendo del pasaje de nubes y ocurrencia de lluvias, además por supuesto permanecen inactivos todos las noches durante todo el año.

Si Uruguay no baja sus costos de energía eléctrica o piensa utilizar fuentes alternativas como base de su respuesta a la demanda, se provocaría una desarticulación de la industria y un masivo desempleo industrial junto a una enorme pérdida de competitividad de nuestras industrias en el mercado internacional. Recordar que nuestros costos energéticos son de los más altos de la región, resulta necesario dar respuestas a los problemas ambientales de nuestro tiempo sin desarticular las economías. 

Nuevamente, la eólica, solar y biomasa no pueden ser parte de la expansión de generación firme porque no proveen a la seguridad energética. Son apenas fuentes complementarias.

Las fuentes sustitutas de la hidroeléctrica que ha dado casi su máximo en Uruguay  deben depender de la voluntad humana y no de los caprichosos ciclos de la naturaleza. Necesariamente la energía  nuclear puede ser la expansión en firme a costo competitivo para que nuestra matriz pueda sumar las energías alternativas con respaldo suficiente terminando con las incertidumbres recurrentes en nuestro país.

Alemania acaba de retroceder en su determinación de eliminar la energía nuclear por la razón del artillero, invierno crudo - falta de energía. Mientras Francia tiene el 80% de su matriz de energía eléctrica en base nuclear y tiende a aumentar dicha proporción.

Los reactores nucleares de última generación son mucho más seguros que la mayoría de los reactores actualmente en funciones. Los tan sólo tres mayores accidentes nucleares ocurridos en casi medio siglo de servicio de la energía nuclear no hubieran ocurrido de contar con las tecnologías actuales. Estos tienen dispositivos pasivos de seguridad o sea sin intervención humana y son reactores de larga vida útil con mayor eficiencia térmica y robustez.

Los ambientalistas de mentalidad más abierta como los fundadores de la AAEN (Asociación Ambientalista a Favor de la Energía Nuclear) presente en 60 países aceptan la importancia de la energía nuclear como herramienta para abatir las emisiones de gases de efecto invernadero.  

(*) Ingeniero. Ex Director de Energía del gobierno del Dr. Jorge Batlle (2000-2005)

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