El SEMANARIO RECONQUISTA es el órgano de prensa de la Agrupación Reconquista del Partido Colorado, fundado por Honorio Barrios Tassano y Carlos Flores. Director Prof. Gustavo Toledo.

lunes, 15 de julio de 2013

Insólito alarde de duplicidad del gobierno uruguayo

Por Ope Pasquet (*)

Cuesta entender algunas actitudes del gobierno uruguayo. No me refiero a las diferencias que uno pueda tener –y yo las tengo, por cierto- con sus orientaciones políticas e ideológicas. Me refiero a la discordancia manifiesta, a la incongruencia notoria entre declaraciones y gestos en la escena internacional que se suceden con diferencia de pocos días y emiten señales claramente contradictorias.

Declaraciones del presidente Mujica que están siendo difundidas estos días, a propósito de la cumbre del Mercosur que se está celebrando en Montevideo, ilustran bien lo que quiero decir. Mujica dijo a una revista argentina que “entramos ahí” (refiriéndose a la Alianza del Pacífico, de la cual Uruguay es observador) “para darle batalla a Estados Unidos”. Y agregó: “Estados Unidos quiere hacer una alianza con el Pacífico, para tratar de llegar a China; ese es su juego. Si nosotros nos alejamos, menos influencia vamos a tener y estaríamos favoreciendo el trabajo de ellos. Así que tenemos que estar, por lo menos para estorbarlos, porque si no, lo único que hago es gritar, pero no opero”, explicó.

En el pasado mes de mayo se celebró en Cali, Colombia, la VII cumbre de la Alianza del Pacífico. En representación de Uruguay asistió el Vicepresidente de la República, Cr. Danilo Astori. Luego de la reunión el vicepresidente fue claro y enfático en la valoración positiva de la Alianza. Dijo que Uruguay debe aspirar a ser miembro pleno de ella y negó que esa membresía pudiera no ser compatible con la pertenencia al Mercosur. El canciller Almagro salió rápidamente al cruce de esas declaraciones, negó que sea objetivo del gobierno uruguayo el ser miembro pleno de la Alianza y sostuvo que las normas del Mercosur no permiten dar ese paso. En el reciente debate en el Senado acerca de estos temas, los legisladores frenteamplistas que hicieron uso de la palabra siguieron la línea trazada por Almagro; ningún representante del Frente Líber Seregni intervino para respaldar a Astori, quien tampoco bajó de la presidencia para participar en el debate.

Hasta ahí podía entenderse que se estaba ante divergencias de criterio en el máximo nivel del gobierno, respecto de lo que debe ser la inserción internacional del país. No es poco importante, pero es cualitativamente distinto de lo que resulta de las transcriptas declaraciones de Mujica. Mujica confiesa que la intención de Uruguay cuando se acerca como observador a la Alianza del Pacífico no es conocer mejor sus actividades y planes a fin de estudiar una eventual incorporación como miembro pleno, sino estorbar a los Estados Unidos. Esto ya no es una contradicción interna del gobierno uruguayo ni de “la fuerza política”: esto es duplicidad, es engaño, es fingir un interés distinto del que realmente se tiene. Uruguay sería algo así como un caballo de Troya en la Alianza: habría solicitado el estatus de observador no para colaborar de alguna manera con los países miembros de la Alianza, sino para “dar batalla” a los Estados Unidos. Y esto no lo dice un funcionario del Servicio Exterior que pueda luego ser desmentido por su jerarca; lo dice el Presidente de la República. No tiene arreglo. Nos imaginamos con cuánta alegría recibirán los presidentes de México, Perú, Colombia y Chile (los países miembros de la Alianza del Pacífico) al representante uruguayo, en la próxima reunión de la organización.

Lo de que Uruguay se proponga “dar batalla” a los Estados Unidos y “estorbar” su estrategia hacia China y el Pacífico es ridículo, obviamente, pero no es eso lo peor. Lo peor que esto ocurre a pocos días de haberse celebrado con bombos y platillos la apertura del mercado estadounidense a los cítricos uruguayos, merced a una eficaz gestión de la embajadora Reynoso que le fue calurosamente agradecida por el gobierno uruguayo.  En el mismo momento se anunció el propósito de continuar las gestiones para lograr que la carne ovina también pueda ingresar a dicho mercado.

Mientras tanto, los voceros oficialistas nos dicen que el presidente Obama está poco menos que ansioso por reunirse con el presidente Mujica, lo que probablemente ocurra en el último trimestre del año.  

Así que por un lado gestionamos la apertura del mercado estadounidense para ciertos productos, y por otro pretendemos “dar batalla” y “estorbar”, en el campo político y diplomático, a la misma potencia a la que le pedimos aquellos favores comerciales ¿Qué damos, a cambio de lo que pedimos? ¿Apostamos acaso a la filantropía en el campo de las relaciones internacionales? ¿O suponemos que el gobierno de los Estados Unidos comprenderá que las declaraciones de Mujica no son serias y que su antiimperialismo es un gesto para la tribuna, sin contenido real? (Abonando esta última hipótesis: en el proyecto de ley de Rendición de Cuentas el Ejecutivo propone elevar el plazo de protección de los derechos de autor luego de la muerte de este, desde los cincuenta años que rigen actualmente, a los setenta años que establece la legislación estadounidense).

Estos alardes de “viveza criolla” podrán suscitar algún comentario, entre risueño y elogioso, en alguna mesa de boliche. Seguramente no producen el mismo efecto en las cancillerías, ni en los organismos internacionales. Con gobiernos de distinto color político, hemos procurado siempre ser un país serio y confiable. No dejemos de serlo.  


(*) Abogado. Senador de la República (Vamos Uruguay – Partido Colorado)

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