El SEMANARIO RECONQUISTA es el órgano de prensa de la Agrupación Reconquista del Partido Colorado, fundado por Honorio Barrios Tassano y Carlos Flores. Director Prof. Gustavo Toledo.

lunes, 17 de diciembre de 2012

El derecho a integrar la clase media


Por Diego Martínez (*)

En un reciente trabajo de personal del Banco Mundial (a publicarse en 2013), se sostiene que cerca de cincuenta millones de personas salieron de la pobreza en América Latina entre 2000 y 2010. Esto implica que actualmente la región posee cantidades equivalentes de personas en la clase media  y en la pobreza, cuando una década atrás la cantidad de habitantes en situación de pobreza representaba 2,5 veces a quienes integraban la clase media. Realmente,  importante.

Tradicionalmente sociólogos y economistas han utilizado conceptos diferentes para definir la clase media y así los primeros se basan en paradigmas conectados, entre otros, a los niveles educativos, mientras los economistas se apoyan en los niveles de ingresos. También está presente una clásica conceptuación sociológica de “grupos de referencia y de pertenencia”, que permitiría evaluar con más herramientas situaciones de la realidad que no terminan de conjugar con alguna de las categorías en juego (hay personas cuyos ingresos equivalen a los de los sectores medios aunque sus valores de referencia continúan siendo los de la pobreza, del mismo modo que habitantes con ingresos bajos mantienen y cultivan referencias de la clase media). Pero el estudio al que aludimos –que será en breve tiempo el libro “La movilidad económica y el crecimiento de la clase media en América Latina”-  crea, incorpora al análisis, un concepto que trasciende los habitualmente aplicados y se posiciona en el factor de seguridad económica como definidor del perfil de la clase media.

En otras palabras, la clase media se define en esta visión, por una estabilidad de sus miembros capaz de soportar perturbaciones que puedan hacerlos caer en la pobreza o retornar a ella. Actualmente, según el estudio de referencia, un 30% de la población de América Latina integra la clase media y un 37,5% ha salido de la pobreza, posee ingresos medios,  pero aún no integra la clase media pues existe probabilidad que sufra episodios de pobreza en el futuro. Por ello el trabajo llama a este sector social “vulnerables”.

Una hasta ahora selectiva, y generalmente mal interpretada herramienta de política social, el seguro, podría ser el empujón virtuoso que de una vez por todas haga ingresar a la clase media a millones de personas. 

¿Y qué tiene que ver el seguro con todo este vigoroso fenómeno de abandono de la pobreza y expansión de la clase media en América Latina?

Como en toda situación en la que existe un riesgo, la función del seguro es dispersarlo, de modo que el acaecimiento de un daño repercuta e incida del menor modo en la integridad del bien agredido. Prevenir el riesgo y eventualmente compensar a quien sufra un daño, son parte de esa función. La existencia de un riesgo, como ingresar o retornar a la pobreza, siempre da cuenta de alguien o algo vulnerable. Y es en esta reflexión y en el marco de los conceptos que emergen del trabajo de personal del Banco Mundial, que  puede imaginarse una nueva visión estratégica en la configuración y oferta de seguros. Seguros de protección a la movilidad social.
¿En qué ámbito social, respecto a qué riesgos, con qué carácter?

Precisamente en el ámbito de los “vulnerables”, esos sectores de ingresos medios, que merced al sostenido crecimiento económico han salido de la pobreza, pero que no forman parte aún de la clase media y –ante determinadas circunstancias, no necesariamente relacionadas al crecimiento de la macroeconomía- pueden sufrir eventos que les hagan retornar o les hagan caer en la pobreza. Por catástrofes climáticas, por agresiones en la familia, por frustraciones en el acceso a los servicios educativos, de salud, de seguridad, por ausencia o limitación en el derecho a planificar el retiro, por los efectos de la muerte en la familia y allegados, por el temor o la ignorancia respecto al ahorro, por la condición de género o de edad, por las dificultades para consolidar la propiedad en bienes fundamentales, por la pérdida del trabajo, por la destrucción de un proyecto empresarial.

A esa gente debe mirar el seguro. A esos riesgos deben oponérseles productos que trabajen  a favor de la pública felicidad de los vulnerables, dispersando los riesgos que les acechan.

¿Con qué carácter?

Con el que reclaman las grandes definiciones, decisión de Estado, con un nuevo pacto social que la sustente, que abra puertas a nuevos millones de personas en su esfuerzo por una vida mejor.

(*) Director de revista PóLIZA, seguros y finanzas.

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