No hace falta ser muy listo para imaginarse la escena: “Flaco, quiero hablar con los guríses de la Sub 20, ¿ta?”. Con la velocidad de un rayo, el Sancho desgarbado que le ceba mate y le acerca la silla al escritorio tomó uno de los cinco teléfonos que tiene repartidos en su saco y se comunicó con el Pato Celeste, “compañero” y operador político en el Estado Autónomo de Tenfield, para que le facilitara el contacto. “Presidente, la comunicación…”, le dijo a los pocos minutos acercándole el celular al oído.
Luego de saludar al técnico Juan Verzeri y dialogar con el delegado de la AUF en Colombia, Donato Rivas, le pasaron con Diego Polenta, capitán de la Selección y jugador del Génova de Italia.
“Ustedes que son tan jóvenes y son ya embajadores del Uruguay, muchas gracias por lo que han hecho y por lo que van a hacer”, arrancó el inefable Pepe, exhortándoles a que den lo mejor de sí dentro de la cancha y que si les va mal, no se preocupen. “El tamaño del árbol se ve en el suelo. Ganar gana cualquiera”, señaló. Ante estas expresiones, Polenta respondió que todo el equipo se sentía orgulloso y contento de recibir la llamada del Presidente, “porque eso quiere decir que el Uruguay está con nosotros”, pero no se quedó allí y, medio cansado de la jeringonza presidencial, acotó: “Nosotros dejamos un 110% en la cancha, pero si usted puede bajar un 10% el IRPF mejor…”.
La respuesta del otro lado fue un expresivo: “¡Pa!”.
En menos de lo que canta un gallo, las palabras de Polenta fueron reproducidas por varios periodistas a través de Twitter, red social en la que pronto se instaló la polémica sobre el pedido del jugador.
El director general de Rentas, Pablo Ferreri “defendió” los dichos de Polenta. “Me parece buenísimo que opine, tiene todo el derecho del mundo”, escribió en su cuenta de Twitter. “Eso sí, como tributarista, es un gran futbolista”, bromeó el funcionario.
Ante algunos comentarios que cuestionaban a Polenta, Ferreri se preguntó: “Si todos opinamos de fútbol sin tener idea, ¿cómo un ciudadano no va a poder hablar de impuestos?”. De todas maneras, el contador reparó que “habría que decirle que está comprometida la rebaja del IVA y que eso puede costar US$ 300 millones”.
Finalmente, Ferrari abandonó el debate con un deseo: “Que Polenta la siga rompiendo que es un fenómeno”.
Este pequeño y pintoresco episodio, que dentro de unos días pasará a ser una anécdota más de este gobierno trivial y farandulero, revela al menos dos cosas.
En primer lugar, la absoluta arrogancia con la que se manejan algunos funcionarios gubernamentales cuando los ciudadanos “osamos” opinar sobre los asuntos que están bajo su órbita y afectan directamente nuestro bolsillo. Quizás el director de la DGI no lo sepa, pero el Sr. Polenta y algo así de tres millones trescientos mil uruguayos le pagamos el sueldo todos los meses. Al menos por respeto, debería ser un poquito más considerado con uno de sus patrones, ¿no?
En segundo lugar, la maestría de este joven para meterla en el ángulo. La casó al vuelo y se la embocó en el arco al mejor golero de todos los tiempos. Logró lo que ningún líder de la oposición ha logrado hasta ahora: ¡dejarlo callado!
Nunca el apellido de una persona describió con tanta justicia su esencia como ser humano.
¡Bien por él!
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