El Atlhletic Bilbao o tan sólo “el Athletic” (como le dicen sus hinchas) es un equipo que se destaca nítidamente entre los clubes de Europa. No lo hace sólo por sus conquistas de torneos (que las tiene y muchas), o por sus seguidores (que también son muchos) o su maravilloso Estadio, el San Mamés.
Se destaca por un particular concepto de la integración de su plantel, o “plantilla” como se le dice en España: sólo aceptan jugadores oriundos de las provincias vascas o que se hayan formado en el Club.
A diferencia de otros grandes clubes europeos, en los que incluso muchas veces en el equipo titular no hay siquiera un nacional del país, en el Athletic sólo juegan vascos y oriundos.
Esa particular distinción le proviene de lo más profundo del concepto del deporte mismo, el que entre otros viene de un entrenador (o Míster como se le dice por ahí) que el Club tuvo en la década del treinta: Mr. Frederick Pentland.
Cuando uno ingresa por la puerta 26 al museo del Club en San Mamés se encuentra una frase de Mr. Pentland que resume todo ese sentir: “en el deporte hay algo más profundo y noble que la victoria misma”.
Es la necesidad de recorrer el camino a la victoria respetando determinadas normas, realizando determinadas conductas, siendo fieles a los principios y sabiendo que el fin nunca justifica los medios.
Esto se aprende en las aulas, se reafirma en los campos de juego, en la competición, y se lleva dentro toda la vida.
Lo recordé esta semana en el Parlamento cuando llegó el pedido de desafuero de un Senador del Frente Amplio, el Sr. Rodolfo Nin Novoa.
El Senador Ope Pasquet analizó el pedido de desafuero y llegó a la conclusión, que comparto, que no procedía el desafuero.
A su juicio, existieron errores formales en una declaración jurada pero no ocultamiento de bienes. Por lo contrario se incluyeron bienes en la misma que no le pertenecían formalmente pero si en los hechos.
Tampoco la condición prevista en el delito se ajusta, de acuerdo con la opinión compartida de Ope, con la calidad que entonces ostentaba de Vicepresidente de la República aquél contra quien se dirige la acción.
Como además los hechos ocurrieron mientras ejercía el cargo de Legislador, que es lo que amparan los fueros, el Código de Ética de Vamos Uruguay nos obliga a no aceptar el levantamiento automático de fueros sino analizar los hechos como lo hicimos.
Sé que algunos nos criticarán por no votar el levantamiento de los fueros.
Nos dirán que esto es política y que esos razonamientos no son aplicables. Otros argumentarán que en una situación similar a nosotros nos votarían el desafuero. Alguno aún peor nos dirá que estas son cosas que deben negociarse y obtener algún tipo de compromiso para el futuro.
Son los mismos que me escribían en la pasada campaña electoral pidiéndome que mienta un poco, que prometa más cosas porque de lo contrario no tendremos futuro.
Esos que razonan de igual forma que aquellos que hoy nos acusan desde otras tiendas de convocar a los ciudadanos a votar con un fin meramente electoral.
No entienden que alguien pueda hacer algo porque cree que es lo correcto. Piensan que todo se hace con el fin de obtener votos, sacar una ventaja o destruir al rival de turno.
Así piden que los políticos mintamos, que prometamos cosas que no cumpliremos, que condenemos a un inocente sólo porque no es de nuestro Partido, nos gritan “pero es el Vicepresidente de Tabaré Vázquez, hay que condenarlo!”, y al final concluyen, cuál sabios, que no tenemos futuro porque no entendemos las reglas de la política.
No entienden que el proceder de esta forma nos dará más fuerza.
No se dan cuenta que el fin no justifica los medios.
Adaptando aquella definición de la Revista “Punch” de 1850 podría decirse que en la práctica de la política se debe aprender “a reprimir la cólera, ser tolerante con los compañeros, no aprovechar de una vil ventaja, sentir profundamente como una deshonra la mera sospecha de una trampa y a llevar con altura un semblante alegre, bajo el desencanto de un revés”.
Sobre todo, darse cuenta que como decía Mr. Pentland, el míster, en la vida hay algo más profundo y noble que la victoria misma.
Creo yo que es el camino que se recorre para lograrla.
(*) Abogado. Senador de la República. Líder de Vamos Uruguay
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