En
las elecciones internas de 1999 el 55 % de los votos del Partido Colorado
fueron para la Lista 15 liderada por Jorge Batlle y el 44% para el Foro
Batllista liderado por Julio Sanguinetti. En las del año 2004 los dos sectores
se unen y obtienen el 90 % de los votos. En las internas del 2009 aparece un
nuevo sector, Vamos Uruguay, que triunfó con el 72% de los votos colorados,
contra el 14% de la Lista 15 y el 12% del Foro Batllista (Lamas obtuvo el 0,6%
y los demás precandidatos con el 0,2%).
Luego de éstas últimas ambos sectores
se reunifican sin la presencia de sus respectivos líderes históricos; lo que
ocurre después es, al menos, curioso.
Tras la aparición de un liderazgo
emergente como el de Pedro Bordaberry hay un cernidor por el que uno pasa y al
final le estampan un sello en la frente que dice “batllista” o “no batllista”.
Yo no sé que soy, fíjese usted.
Tras esta última elección que ganó por
amplia mayoría Vamos Uruguay, por primera vez la Secretaría General se ejerce
en forma rotativa. Desde que asumió el actual Comité Ejecutivo Nacional hubo
tres secretarios generales: el primero en asumir fue Pedro Bordaberry por haber obtenido esa
mayoría; un año después puso a disposición su cargo en el entendido que no era buena
la concentración del poder en una sola persona y asumió el senador Ope Pasquet,
quien al culminar su primer año siguió la misma línea para que asuma Martha
Montaner (tan inédito es esta rotación como el hecho que una mujer ocupe ese
cargo en cualquier partido político del Uruguay; después vendría la senadora
Xavier a presidir el FA). El CEN se reúne semanalmente, cosa que no ocurría, y
la Convención Nacional se ha reunido más veces en lo que va del actual período
que todas las veces que se había reunido en los últimos dos. Se procesó el
Congreso Ideológico y se cumplieron todos los cometidos previstos en la Carta
Orgánica.
Desde su rol de opositor el Partido
Colorado asumió como asunto político la coparticipación en los cargos de
gobierno cedidos por José Mujica. Fue así como todos los sectores representados
en el CEN aceptaron hacerlo tras la firma de un acuerdo multipartidario y fue
así como fueron ocupados por representantes de los mismos.
A la hora de abandonarlos se eximió de
la posibilidad de imponer la decisión por mayorías en el Comité Ejecutivo por
lo cual sólo aquellos representantes de Vamos Uruguay renunciaron a los
directorios de los entes públicos.
Sin embargo, se dice en el propio
partido que el “batllismo” es minoría. ¡Mirá vos!
Le voy a confesar: tengo un problema.
Así las cosas no sé si soy batllista.
He visto incrustada una frase de Batlle
y Ordóñez en la Casa del Partido que dice “La historia de las asambleas es la
historia de la Libertad”. Esta está en la Sala de Convenciones a la que se me
convoca con más frecuencia que antes, cuando los sectores denominados
batllistas, unidos o separados, conducían los órganos partidarios.
He participado ahí en actividades
presididas por su Secretaria General, que es del género femenino -por eso es
secretaria y no secretario-, que me recuerdan los derechos a la educación por
los que luchó el fundador del batllismo, al divorcio por sola voluntad de la
mujer y hasta a los artículos de “Laura”, seudónimo con el cual el viejo Batlle
firmaba sus notas en El Día. Tampoco lo había visto antes.
Por último, he escuchado y repetido
esas máximas que se le atribuyen al pensamiento de Batlle y Ordóñez que dicen
que no es lo mismo unidad que unanimidad y que en la vida democrática debían
respetarse las distintas posiciones con tolerancia, incluyéndose las de las
minorías. Y desde ese lugar he visto, con satisfacción y un poco de regocijo -
debo reconocerlo - como algunos sectores han permanecido en los cargos y el mío
no.
Pero parece que no soy batllista. ¡Qué
macana!
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