Por Álvaro Bermúdez (*)
Conozco pocos casos en que personajes de las
humanidades y la tecnología se unen para producir opinión pública en temas tan
controversiales como la energía nuclear por ejemplo. Gran fortuna tuve el día en
que el escritor Carlos Maggi me recibió en su Fortín de Las Toscas guardado por
sus fieles canes bravíos, el Pocho y Rosita. Nunca había tenido el placer hasta
entonces de conocer a tamaño maestro de las letras, versátil abogado y fundador
del Banco Central del Uruguay, conocedor como pocos de nuestro prócer Artigas, pero
a la vez escritor de piezas de teatro memorables y cronista humorístico de la
mejor historia del humor nacional. Pero, por sobre todo, mi actual amigo es una
buena persona, conocedora del alma criolla, sensible y humano, buen compañero y
generoso.
Largas charlas mantenemos donde transcurren los temas más disimiles
posibles donde viajamos imaginariamente en el tiempo desde los comienzos de la
Banda Oriental hasta nuestros días y geográficamente desde Las Toscas a
Tadjikistán. Nunca falta tema ni anécdota para defender ideas y sensaciones que
surgen de una vida muy bien vivida con sensibilidad artística y “calle”
elemento muy raro en estos días de computadoras y comida chatarra. El amigo Maggi
no tiene años al santo botón, se los tragó de un sorbo, apenas se dio cuenta y
así permanece una persona muy joven de mente, que trabaja con sus dos
computadoras y se comunica con el mundo a diario manteniéndose actualizado
manejando los medios más modernos como pocos de su generación.
La figura de Maggi trasciende los partidos políticos, las más alejadas
tolderías lo escuchan, pero a la vez enciende enconadas discusiones tomando
partido con fiereza y bonomía argumentando a cada paso por si algún
desprevenido quiere aprender algo de alguien cortés pero valiente y riguroso en
sus conocimientos.
La generación a la que pertenece produjo personajes de altísimo nivel
como él mismo, destacándose en todo el frente humanista, mostrándonos al mundo
como un país capaz de producir ideas originales y conductas irreprochables que
perdurarán en el tiempo como legado para las generaciones futuras.
Para poder identificarnos como uruguayos sintiéndonos orgullosos de
pertenecer a esta nación, tenemos ventaja si podemos contar que venimos del
mismo país que vio nacer a Don Carlos Maggi.
(*) Ingeniero. Ex Director de Energía del gobierno del Dr. Jorge Batlle
(2000-2005)
No hay comentarios:
Publicar un comentario