Hasta el pasado
lunes, el abogado Fernando Scrigna se desempeñó en el directorio del Banco
República en representación de Vamos Uruguay. Renunció por orden del senador
Pedro Bordaberry, líder del sector. Scrigna solo tiene palabras de elogio para
sus compañeros de directorio y confiesa que allí trabajó en un marco de respeto
y colaboración. Sin embargo, apunta directamente al presidente José Mujica y
asegura que la decisión de dejar los cargos constituye "un ejemplo de
ética política". Afirma que el mandatario se maneja en política "con
el estilo de la esquina" y "confunde lo vulgar con lo popular y la
austeridad republicana con el pobrismo".
-Acató la decisión
de Vamos Uruguay y renunció al Banco República. Personalmente, ¿estuvo de
acuerdo?
-Sí, absolutamente. Las afirmaciones del presidente
(José) Mujica nos provocaron un sentimiento muy desagradable a quienes
estábamos desempeñando cargos en el gobierno. No fue procedente la afirmación
del presidente ni las permanentes insinuaciones que se hicieron sobre las
razones por las que nos manteníamos en los cargos. Si naturalmente resultaron
ofensivos los ataques por parte de la senadora (Lucía) Topolansky, el senador
(Luis) Gallo y el diputado (Daniel) Martínez, todo se agrava cuando quien
profiere los insultos es el presidente, el mismo que solicitó nuestra venia al
Parlamento para que fuéramos designados. El presidente dijo irónicamente que no
nos íbamos a ir pese a todo lo dicho, que nos quedábamos porque si no íbamos a
quedar desocupados. Son agravios que no estábamos dispuestos a tolerar y que no
cesaron con el correr de los días, porque también se trató de minimizar la
situación diciendo que nosotros no tenemos sentido del humor, que somos
inmaduros y hasta se vinculó a una suerte de desprecio de clases. Cuando
analizamos la situación con el senador (Pedro) Bordaberry lo primero que los
directores hicimos fue poner nuestros cargos a disposición. Lo que hizo Vamos
Uruguay fue un ejemplo de ética política.
-¿Cuál es el
ejemplo al que alude?
-No podemos permitir y no debemos acostumbrarnos a
que se hable de los políticos y de quienes ocupan cargos en el Estado como se
habla en la vecina orilla de los integrantes de la farándula artística. Hay que
ser muy cuidadosos en mantener el respeto, tanto el institucional como el
personal. También hay que tener respeto por el cargo que cada uno desempeña y
evitar que se contesten los agravios con agravios. Todo eso termina siendo de
manejo de la opinión pública y no hace más que desprestigiar la tarea política.
Se ha instalado un estilo de hacer política que es ajeno a los valores del
Uruguay.
-¿Se refiere a
Mujica?
-El presidente Mujica es el principal exponente de
ese estilo que al resultar exitoso a la hora de cosechar votos provoca que
otros políticos lo imiten. Ese estilo de hacer política va ganando terreno y
genera situaciones que son más de fondo y van más allá de lo pintoresco o
simpático. Vale recordar lo que hizo el ministro de Defensa (Eleuterio
Fernández Huidobro) en ADM frente al auditorio, donde dijo un exabrupto. Hay
una suerte de impunidad en el uso del léxico y no se puede cometer el pecado de
confundir lo popular con lo vulgar, la austeridad republicana con el pobrismo.
Son cosas bien diferentes. Parece que ahora, para ser popular, hay que hablar
mal, decir palabrotas, y el que habla bien es un cajetilla. La izquierda de
este país nunca fue así. Nuestro pueblo siempre quiso la mejor preparación para
sus hijos y con este otro estilo se mantiene al ignorante en su ignorancia, el
malhablado sigue hablando mal, el mal educado sigue en su grosería y el que no
estudia no siente el estímulo de hacerlo. Eso afecta directamente a las clases
sociales más bajas porque los más pudientes tienen muy claro el valor del
estudio. Sin ánimo de magnificar, creo que esta renuncia es una contribución en
rechazo a ese estilo y frente a la necesidad de volver a un Uruguay que valora
su cultura y educación. No hay que engañar a los jóvenes.
-¿A qué se refiere
con engañar a los jóvenes?
-Yo sé que corro el riesgo de que me tilden de
cajetilla por decir todo esto, pero no me molesta porque no lo soy, vengo de
familia trabajadora e hice mi carrera de abogado trabajando. Nadie me va a
venir a dar clase en ese sentido. Pero creo que hay un problema de fondo y que
tiene vigencia hoy cuando el gobierno se preocupa tanto por los valores. El
estilo de Mujica engaña a los jóvenes si creen que así pueden progresar en la
vida. El de Mujica es el estilo de la esquina, el de filosofar continuamente y
no hacer. La esquina tiene su sabiduría, pero la vida es otra cosa. En la vida
se requiere de respeto para interactuar con los demás. La educación fue el
factor de movilidad más grande que tuvo este país y tratando de nabos a los
demás no se honra ese pasado. ¿Cuál es el ejemplo para los niños cuando el
presidente es el primero en faltarle el respeto a los demás? Por suerte,
también debo decir que en directorio del Banco República viví lo opuesto, allí
nos manejamos en un marco de respeto y logramos cohabitar muy bien.
-¿Se sintió a
gusto en la tarea?
-Totalmente. Trabajamos muy bien con el presidente
(Fernando) Calloia y el resto de los directores, gente muy capaz que siempre
respetó el papel de la oposición y comprendió nuestra tarea de contralor.
Nosotros también entendimos que debíamos colaborar, se trata de una institución
muy delicada donde hay que medir cada palabra porque cualquier error puede
afectar a todo el sistema financiero. Intentamos ser responsables y ayudar a
generar la confianza que la institución necesita y merece.
-¿Estuvo de
acuerdo con la forma en que se condujo el conflicto con AEBU?
-Fuimos informados de la situación y creo que el
Banco actuó bien. Hubo un manejo poco adecuado que complicó las cosas,
fundamentalmente en el estilo, de Planeamiento y Presupuesto y el Ministerio de
Economía y Finanzas. El Ministerio de Trabajo también ingresó tarde en la
negociación.
-¿Votó la
construcción de una nueva torre a un costo de US$ 45 millones?
-No, creo que no es el momento. Yo propuse una
alternativa. No es un mal proyecto y hay argumentos atendibles, pero que hay
que esperar.
(*) Entrevista del periodista Gonzalo Terra para el
diario El País
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