Por
Alvaro Bermúdez (*)
El
mapa de la energía está cambiando rápidamente en el medio de grandes cuestiones
ambientales. El gas de esquisto o shale gas, inexistente hasta hace poco, es ya
un tercio de la producción de gas de EE.UU. y el país comienza a soñar con la
autosuficiencia energética. El efecto secundario puede ser la novedad de la
contaminación de aguas subterráneas.
La fuente de
gas no convencional era conocida pero sólo unos pocos años atrás su explotación
se convirtió en factible mediante el desarrollo de una nueva tecnología
conocida como fracking. La roca bituminosa se fractura con la inyección de
aditivos de agua, arena y químicos para extraer el gas. Los EE.UU. y Canadá
tienen grandes reservas de esta fuente de energía y han comenzado a producir,
pero la explotación está prohibida en varios estados. Algunos países, como
Francia, también la prohíben. Ya hay casos de sospecha de contaminación de las
aguas subterráneas.
El precio del
gas en los EE.UU. cayó a US$ 2 por metro cúbico -el precio más bajo desde 2001-,
mientras que las importaciones de Argentina van desde $ 19 a $ 24 el metro
cúbico, lo que reduce drásticamente la competitividad del país.
Una porción de
esta disminución de capacidad para
competir afecta directamente a la petroquímica, porque en algunos casos este
gas se asocia con productos que son materias primas para la industria, tales
como el etileno. Varias empresas del sector están regresando de Sudamérica a
los Estados Unidos, tales como Dow Chemical y Metanex. Para el gobierno de los
EE.UU., aumentar la producción interna de combustible es un asunto de seguridad
nacional.
En el área de
combustibles Uruguay se encuentra en una situación difícil: el consumidor paga
más caro que en otros países, a causa de la presión fiscal y en la industria
del etanol no hay horizonte para invertir.
ANCAP confía en
su Ronda Uruguay donde empresas extranjeras buscan hidrocarburos en la plataforma
marina. Entre los analistas, en 2006 cuando se anunció el pre-sal en Brasil se
pensó que sería la fuente de una nueva energía y que las reservas probadas
rápidamente se duplicarían de 14 mil millones de barriles a casi 30 mil
millones. Esto no se hará realidad en el corto plazo. Dado que las fuentes de
petróleo no convencional y gas de esquisto se están convirtiendo en realidad
más rápido, cambiando el mapa de la energía.
El balance
ambiental de las fuentes nuevas es mixto. Por un lado, han permitido reducir
las emisiones de gases de efecto invernadero en los Estados Unidos debido a que
algunas plantas a carbón pasaron a consumir este gas. Por otro lado, existen
riesgos no suficientemente evaluadas. Los temores de contaminación de los
acuíferos son nada menos que por el metano y otros productos químicos y el
riesgo de fugas de metano a la atmósfera, ese gas es más nocivo que las
emisiones de carbono.
Para reajustar
el precio de la gasolina, el gobierno puede reducir los impuestos.
El objetivo es
evitar el impacto sobre la inflación. Cualquier opción se trata de reducir la
carga del costo de combustible en la industria y el transporte dejando de
transferir al consumidor los aumentos en los costos internacionales de los
hidrocarburos.
Según un ranking
internacional Uruguay tiene la nafta Premium más cara del mundo:
(*) Ingeniero. Ex
Director de Energía del gobierno del Dr. Jorge Batlle (2000-2005)
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