Hace veinte años, el 8 de febrero de 1991, nos dejaba una de las máximas figuras del Partido Colorado y del Batllismo.
Era el doctor Héctor Grauert, un político de raza que comenzó su actividad política cuando hizo su primer discurso, con apenas quince años de edad, en la proclamación de don José Batlle y Ordóñez a la Presidencia del Consejo Nacional de Administración, el 22 de setiembre de 1922, en el viejo teatro Urquiza.
Acompañó a su hermano el doctor Julio César Grauert en la legendaria agrupación Principismo Batllista Avanzar y continuó editando el semanario del mismo nombre después de la muerte de su hermano, hasta 1942.
Luego es cofundador de la tradicional Lista 15 junto a su querido amigo don Luis Batlle en 1942.
Hector Grauert fue electo diputado en dos períodos por el departamento de Montevideo en 1942 y 1946, posteriormente fue electo cinco veces senador de la República en 1950, 1954, 1962, 1966 y 1971.
Integró el Ministerio de Industrias y Trabajo en 1952-55 durante el gobierno de Andrés Martínez Trueba, en el segundo gobierno de Luis Batlle Berres se desempeñó como ministro de Obras Públicas 1955-56, ministro de Industrias y Trabajo 1956-57, durante ese año tuvo a su cargo tres ministerios a la vez; titular de Industrias y Trabajo e interino de Defensa Nacional y Salud Pública. Desde 1957 a ’58 fue titular del Interior.
Durante unos meses fue director del BSB, pero renunció para integrar el Colegiado desde 1961-63.
Entre sus proyectos y obras públicas se destacan: la Represa de Canelón Chico 1952, El Espinillar de Ancap en octubre de 1953, la colocación de la Piedra Fundacional de la Planta de Cemento y Portland de Ancap en 1954.
Proyectó y presidió la Primera Exposición Nacional de la Producción Uruguaya 1956, inauguró el famoso estadio cerrado que desde hace años lleva su nombre como es de estricta justicia “Cilindro Municipal Dr. Héctor Grauert” en 1956, en un gesto sin precedentes le cedió los terrenos para construir viviendas para los trabajadores del Frigorífico del Cerro en 1957. Desde el Senado redactó innumerables proyectos de ley, como el haber exonerado de impuestos a la Comedia Nacional en sus actuaciones en el interior del país en 1965.
Su última iniciativa fue proyectar y presidir la comisión de construcción del moderno edificio sede de la Junta Departamental de Montevideo (1986-89)
No quiso aceptar las Embajadas que le ofrecieron en Lisboa, París y Buenos Aires, optando por quedarse en el país a trabajar desde el Senado del lado de la gente, con la gente y para la gente.
Grauert había sido integrante de la 9va. Conferencia Panamericana de Bogotá 1948, preside misiones por el Uruguay a la OIT en Suiza. 1954-55, presidió misión por el gobierno de la República a la OEA en 1964, fue cofundador y primer vicepresidente del Parlamento Latinoamericano también en 1964, presidió misión por el gobierno de la República a la ONU en 1967, fue el primer uruguayo en ser invitado por el Parlamento Europeo 1968, ese año presidió misión por el Uruguay a Ecuador.
Podía estar en lo más alto dando una conferencia en la OIT, en la OEA o en la ONU, pero apenas llegaba a su país y visitaba a todos sus allegados y amigos, se sentaba a jugar una partida de truco con sus amigos de siempre en el boliche, iba a la feria a comprar chocolates para sus hijos y nietos.
En la última sesión del Parlamento el 27 de junio de 1973, fue el penúltimo senador en hacer uso de la palabra en contra del golpe de Estado.
No fue todo color de rosa en su intensa vida, también sufrió mucho, su padre el doctor Julio Luis Grauert falleció cuando Héctor tenía casi dos años, su madre murió muy joven no llegaba a los cincuenta años, en la dictadura de Terra le matan a su hermano el doctor Julio César Grauert, mártir de la libertad, quien tenía apenas treinta años.
En 1962 muere su joven señora, de profesión maestra, María Angélica Llopart de Grauert, con quien tuvo a sus dos hijos, Judith, recientemente fallecida (2010) y su hijo Héctor, fallecido muy joven a consecuencia de cáncer en enero de 1978.
La pérdida de su hijo de treinta y seis años fue el golpe más duro de su vida.
Tanto cuando le matan a su hermano Julio César o cuando muere su querido hijo Héctor de cáncer, don Héctor no permitió que el odio, ni la sed de venganza o la tristeza e injusticia le vencieran, sino que por el contrario con mucha fe y sacrificio continuó trabajando y participando en política dando una lección de vida.
Hizo campaña por el No en el plebiscito de 1980.
En 1982 hizo campaña por la 15 representada por las letras ABX resultando electo convencional nacional y departamental.
Para el 26 de enero de 1983 presidía la histórica Convención Nacional del Partido Colorado, durante el mismo año le tocó en su condición de notable colorado, presidir la Comisión de Disciplina del Partido.
Cuando los partidos se preparaban para los comicios de 1984, los doctores Tarigo, Sanguinetti y Batlle le ofrecieron encabezar el Senado por el Batllismo Unido, don Héctor declinó dicho ofrecimiento prefiriendo optar por ser edil y así retirarse, trabajando en forma honoraria, enseñando a los jóvenes que recién comenzaban a actuar. Fue entonces que con el respaldo de todos los partidos, algo insólito y nunca antes visto, Grauert preside por dos períodos consecutivos la Junta Departamental de Montevideo 1985-86.
Donde le tocara estar, en el Parlamento, en los ministerios, en el Colegiado o en la Junta, siempre se le encontraba con las puertas del despacho abiertas y atendía a todos por igual, por orden de llegada.
Nunca le conocí guardaespaldas, caminaba por todos lados sin ningún problema. Recorría los barrios, siempre acompañado de su querido nieto Héctor Javier, en quien tenía depositadas todas sus esperanzas y entusiasmaba a trabajar en la actividad política. Recuerdo verlo muy mayor y enfermo acompañado de su nieto y de un grupo de amigos que le rodeaban en forma incondicional, trabajando por el partido, dando charlas a los jóvenes en el Club del Coco Rossi en el Cerrito de la Victoria y en el club que tenía don Pancho Cardozo, y Tomasito Klarich por Pocitos Viejo, casi el Cordón.
Así era don Héctor Grauert sencillo, austero, un grande que elaboró, construyó e hizo lo que más quería con amor, pasión y profunda vocación de servicio para con el país. A veinte años de su muerte, don Héctor Grauert vive en sus obras y en nuestro recuerdo.
(*)Semanario Búsqueda, Cartas al Director, jueves, 20 de enero de 2011
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