El SEMANARIO RECONQUISTA es el órgano de prensa de la Agrupación Reconquista del Partido Colorado, fundado por Honorio Barrios Tassano y Carlos Flores. Director Prof. Gustavo Toledo.

lunes, 1 de abril de 2013

La importancia del Papa


Por Jorge Batlle (*)

La semana pasada el nuevo Papa Francisco celebró sus primeros actos eclesiásticos en coincidencia con la Semana Santa. Su rápida designación, acuciados por la proximidad de la Semana Santa, tal como lo señala el Dr. Posadas en su escrito, se constituyó en un hecho sin duda alguna de enorme importancia para la Iglesia Católica.

Es bien sabido que yo no soy católico, formo parte de la civilización heredada del Medio Oriente, Grecia y Roma. Me eduqué en el pensamiento de Batlle y Ordóñez, que como todos saben, en su juventud fue católico, integrante del Club Católico al que ingresó el 4 de julio de 1874 junto a Zorrilla de San Martín, y que más tarde se convirtió en un espiritualista, anti positivista, según consta en las cartas que le enviara a su padre desde París.

Deseo hacer algunas reflexiones a propósito de la designación del Cardenal Bergoglio como Papa, que tienen de alguna forma, como ustedes comprenderán, sesgo político, porque es muy difícil que me pueda bajar de ello.
 

Todos saben que es el primer jesuita que llega al Papado. Todos saben que cuando elije su nombre por San Francisco de Asís, éste no era jesuita. Todos saben que es el primer Papa no europeo. Todos saben que la Iglesia Católica representa el sentimiento de más de 1000 millones de personas en el planeta. Todos saben que América, desde Alaska hasta Tierra del Fuego, es un continente con una predominancia católica en cuanto a las distintas formas de sentimientos religiosos existentes.
 

Los Cardenales también sabían todo esto y mucho más, y sin ninguna duda ello pesó en la decisión. Esta decisión le hará mucho bien a la Iglesia. No porque la Iglesia recién descubriera a los pobres, el pobrismo como teoría es viejo en la Iglesia, porque para la Iglesia, fundamentalmente la española, la riqueza es pecado, y así fue considerada por los Austria en sus conductas y hasta por Isabel la Católica, pese a que su Ministro de Economía era Sefaradí.

Para los protestantes la gracia de Dios se da en la tierra, en este mundo. Es una diferencia fundamental, ya señalada por Alberdi en sus escritos.

Pero de cualquier manera el hecho de que el Papa no sea europeo, que sea un jesuita, una orden militante en la frontera de la fe, que sea Argentino, lo que le hace bien a América y a la Argentina mucho bien, supone con el agregado de la conducta del Papa Francisco en su historia personal como Sacerdote, Obispo y Cardenal, supone, una fuerza que oxigena a una Iglesia, enormemente importante en la vida de los pueblos, que por circunstancias que yo no conozco estaba necesitando de esta nueva forma de encarar su presencia en el alma de los ciudadanos creyentes y no creyentes. Este es un paso muy importante.
 

Todos necesitamos que este Papa sea exitoso en su propósito, creyentes y no creyentes. 


El misterio de las religiones es un asunto tan antiguo como el ser humano sobre la tierra. No es fácil no integrar una religión y al mismo tiempo estar moralmente convencido de la existencia de valores superiores y eternos que determinan nuestra conducta, por ello, es importante, en cualquier sociedad, la existencia de ese sentimiento religioso. No digo nada nuevo, por lógica entonces, las religiones en sus respectivos países donde ellas tienen asiento, pueden operar como factores muy positivos en la conducta de los seres humanos en este mundo, en la medida en que su pensamiento no sea un pensamiento dogmático. En algún momento de la historia la Iglesia Católica tuvo pensamientos y acciones de esa naturaleza, como hoy lo muestra la religión Musulmana. La laicidad significa, antes que ninguna otra cosa tolerancia, libertad. De esa libertad habla Artigas en las Instrucciones del Año XIII cuando dice: “se promoverá en toda su extensión imaginable la libertad civil y religiosa”.

Sin perjuicio de ello, una de las expresiones de nuestra identidad está en el origen de nuestra civilización y nuestra cultura, razón por la que la cruz está instalada en Tres Cruces, no como un reconocimiento a una religión sino como el símbolo de la libertad, por lo menos para mí, por eso la voté, e hice fuerza para que allí estuviera. 

(*) Abogado. Ex presidente de la República (2000-2005)

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