El SEMANARIO RECONQUISTA es el órgano de prensa de la Agrupación Reconquista del Partido Colorado, fundado por Honorio Barrios Tassano y Carlos Flores. Director Prof. Gustavo Toledo.

sábado, 9 de febrero de 2013

Escrito en piedra


Por Gustavo Toledo

Cuentan que el rey Jorge VI de Inglaterra, poco antes de morir, le dio un consejo de oro a su hija Isabel: “Ahora que vas a ocupar el trono, todo lo que digas será escrito en piedra”. El mensaje era claro: ten cuidado con lo que digas, porque tarde o temprano te lo recordarán o, peor aún, podrán usarlo en tu contra o de la Corona.

Pese a los muchos infortunios que le tocó sortear a lo largo de sus sesenta años de reinado, Isabel II se mantuvo fiel a esas palabras. Discreta. Siempre medida. Cuidadosa de las formas a las que son tan afectos los ingleses, no se le imputa ni un solo exabrupto. Ni una sola salida de tono. Un verdadero prodigio en tiempos de mandatarios lenguaraces y monarcas deschavetados. Por eso, cuando la Corona vivió horas difíciles, y la sociedad británica pareció dispuesta a dar vuelta la página de la monarquía, fue su prestigio personal y su profesionalismo, pero sobre todo su mesura lo que le permitió remontar esa difícil coyuntura y ponerla a salvo.

En ese punto, algunos de nuestros gobernantes deberían aprender de esta ejemplar señora, y regirse por el mismo principio. Es decir, no hablar más de lo estrictamente necesario y pensar dos, tres, cinco, diez veces en el peso que tienen sus palabras, así como en las posibles consecuencias de las mismas. En suma, tener en cuenta que sus comentarios influyen, guían, y, ya sea para bien o para mal, educan. Por tanto, están obligados a ser prudentes, juiciosos, responsables. Dicho de otro modo: no tienen derecho al macaneo.

Cuando un gobernante actúa de manera precipitada, y habla más de la cuenta o emite juicios reñidos con su responsabilidad -que es, básicamente, la de cumplir y hacer cumplir las normas-, no sólo atenta contra su investidura sino que además sienta un mal ejemplo (maleduca).

Pongamos un caso: si un mandatario X (todo parecido con la realidad es mera coincidencia), cuyo poder es limitado y necesariamente transitorio (de eso se trata el sistema republicano), señala que “lo político” está por encima de “lo jurídico” y proclama muy suelto de cuerpo que puede haber más de una “biblioteca” (léase: interpretación) sobre las condiciones que debe cumplir un ciudadano legal (extranjero) para desempeñarse como ministro de Estado, está transmitiendo un mensaje, por lo menos, peligroso. Algo así como: "acá mando yo y se hace lo que a mí se me antoja", ¿verdad?
 
Si un país admite por “consejo” de sus gobernantes que los conflictos no se resuelvan en el marco de la justicia sino en una mesa de boliche o a la sombra de un árbol en alguna recóndito establecimiento rural, que sus leyes se apliquen o no conforme a criterios subjetivos (relativos, parciales, interesados) y se interprete la letra de su carta magna conforme a la interpretación que más le guste al cacique o corporación de turno, se desliza decididamente por un peligroso tobogán que sólo puede conducir a la dictadura o la anarquía.

Nunca “lo político” puede estar por encima de “lo jurídico”, así como no puede haber espacio para diferentes “bibliotecas” en lo que concierne a las libertades y derechos de las personas, a las normas que rigen nuestra convivencia en sociedad o a las obligaciones que deben cumplir los ciudadanos para ejercer la función pública. ¡Nunca!
 
Recordemos que las palabras de los que mandan quedan escritas en piedra, y que eventualmente pueden convertirse en verdaderas pedradas para sí mismos, pero sobre todo para el Estado de Derecho y el sistema democrático.

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