
Con la serenidad y la templanza que lo
caracterizan, el ex presidente uruguayo y ex senador Julio María Sanguinetti habla
sin vueltas sobre los hechos que están moldeando y transformando a América
latina. Y, además, arremetió especialmente contra Brasil, país al que acusó de
no actuar "a la altura de su peso".
-¿Por
qué cree que el bolivarismo de Hugo Chávez se propagó en algunos países de la
región?
-La región ha vivido desde 2003 una
bonanza única, con precios internacionales que enriquecieron fiscalmente a los
Estados. Los períodos de prosperidad tienen a veces ese hijo espurio, el
populismo, que nace detrás de repartir esa bonanza. Y cuando pierde, se
alimenta de la nostalgia de aquel tiempo en que había para todos.
-¿Encuentra
algo positivo en el "socialismo del siglo XXI"?
-No es una doctrina. Apenas un discurso
autoritario, de un antiyanquismo anacrónico, que divide a las sociedades, las
encona y abre camino al autoritarismo.
-¿Cuáles
son los aspectos más negativos?
-La restricción de la libertad de
prensa y la violación del principio de separación de poderes. Éstas son las
bases de la democracia, y eso es lo que primero agreden los populismos.
-¿Cree
que la crisis del Mercosur es temporal? ¿Podría desaparecer el Mercosur?
-El Mercosur sobrevive, como sobreviven
todas las instituciones internacionales que, luego de creadas, inventan los
mecanismos para autosustentarse. Pero hoy el Mercosur ya no es lo que
construimos en su tiempo. Ni hay libertad comercial efectiva, ni hay
coordinación macroeconómica, ni hay sentencias judiciales aceptadas. Su crisis
es muy profunda, pero la idea sigue siendo válida. Es increíble que esté
marginado Paraguay y tengamos a Surinam y Guyana de socios. Lo mismo pasa con
la Unasur, donde están estos países ajenos a nuestra cultura y, en cambio,
falta nada menos que México, una potencia comparable a Brasil.
-Si
usted fuera presidente de Uruguay, ¿qué haría a favor de Paraguay en este
momento y en estas circunstancias?
-No me ubico en esa posición, pero digo
que los otros tres países del Mercosur demostraron con creces nuestra
solidaridad con Paraguay en su proceso de democratización, y eso abrió un
camino muy valioso. Hoy se debería retomar esa línea y respetar a Paraguay. No
es posible que Brasil termine siempre subordinado a los arrebatos de Venezuela.
Desgraciadamente, es así.
-¿Cuáles
son los mayores logros de Uruguay en la última década?
-Uruguay retrocedió en educación,
seguridad pública e integración social. Pero preservó las bases de la misma
orientación económica, respetuosa de la economía de mercado y de los
equilibrios macroeconómicos. Esta lección la aprendió mi país, aun en ciertos
sectores de izquierda: no hay precio para la estabilidad política y la
continuidad económica que ofrecen seguridad al inversor, extranjero o nacional.
Y esa economía fuerte es el único camino para luchar en serio contra la
pobreza, a partir de una educación popular que inserte a la nueva generación en
el mundo global de la sociedad del conocimiento.
-¿Cree
usted que existe una competencia entre Estados Unidos y Brasil por el liderazgo
en América latina y el Caribe?
-Hoy, para nada. Estados Unidos no está
notoriamente en una carrera de esa naturaleza. Brasil está pretendiendo jugar
un rol más universal, pero fracasa en el Mercosur, fracasa en la Unasur y, pese
a su relevancia, no posee un real liderazgo. Digo todo esto con pesar, porque
un Brasil vigoroso y comprensivo es lo que necesitaría la región.
-¿Cuál
es su visión geopolítica de la región y el mundo para los próximos años?
-Hoy estamos fuera de juego. Los del
Pacífico avanzan entre sí y avanzan hacia Asia. Estados Unidos se viene
recuperando y es la potencia de siempre, ya no dominante, pero jugando en el
frente asiático y aproximándose a una Europa en crisis, que aun debilitada
sigue siendo económicamente el bloque mayor. En el barrio no nos fortalecemos.
Estamos encerraditos, mirando cómo los grandes bloques se asocian, y nosotros,
sumergidos en batallas de aldea. El Mercosur está en crisis y lo reconocen
hasta las primeras figuras del gobierno uruguayo de hoy.
-Usted
parece muy crítico de Brasil...
-Paraguayos y uruguayos somos
"brasilerólogos" ontológicos, es parte de nuestra razón de ser. Un
Brasil grande y respetuoso es importante para todos nosotros. Desgraciadamente,
hoy no está actuando de ese modo, y nuestros gobiernos tendrían que encontrar
el modo de superar esta situación. Brasil es fundamental, pero, arrastrado por
la retórica venezolana y alejado de México, no actúa a la altura de su peso
específico.
Fuente: Diario ABC Color
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