El SEMANARIO RECONQUISTA es el órgano de prensa de la Agrupación Reconquista del Partido Colorado, fundado por Honorio Barrios Tassano y Carlos Flores. Director Prof. Gustavo Toledo.

viernes, 2 de agosto de 2013

Lo político sobre lo jurídico, una vez más

Por Ope Pasquet (*)

Ayer, 1º de agosto, el Servicio Informativo de Naciones Unidas difundió la noticia de que el “International Narcotics Control Board”, o Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), había señalado con preocupación que la aprobación del proyecto de ley sobre marihuana en trámite en el Parlamento uruguayo, violaría las disposiciones de la Convención Única sobre Estupefacientes de 1961, oportunamente ratificada por nuestro país. En efecto, la Convención prohíbe la venta de cannabis para usos no médicos, y el proyecto de ley la permite.

El comunicado del referido servicio agrega que la JIFE quiso dialogar con el gobierno uruguayo sobre el tema y ofreció enviar a tal fin una misión del más alto nivel, pero que el gobierno uruguayo declinó la oferta.

Finalmente, dice el comunicado que la JIFE exhorta al gobierno uruguayo a cumplir con las normas internacionales que limitan el uso de las drogas a fines médicos y científicos, y a considerar cuidadosamente todas las repercusiones que podría tener la sanción de la ley.

Llama poderosamente la atención que este aspecto del tema no haya estado en el centro del extenso debate del proyecto en la Cámara de Diputados. Si para aplicar sus políticas el gobierno está dispuesto a violar convenciones internacionales que obligan a la república (una vez más, lo político por encima de lo jurídico), lo menos que puede hacer es anunciarlo y dar las correspondientes explicaciones. En el Mensaje y Proyecto de Ley remitidos al Parlamento hace aproximadamente un año, conteniendo la primera propuesta gubernamental en esta materia, el Poder Ejecutivo criticaba severamente la Convención sobre Estupefacientes de 1961, pero nada decía acerca de las consecuencias que pudiera tener para Uruguay la abierta violación de sus disposiciones, ni de la estrategia uruguaya para enfrentar esas contingencias. Tampoco se dijo nunca, que yo sepa, que se había rechazado el envío de una misión de alto nivel de la JIFE a nuestro país.

Hace pocos meses, el Poder Ejecutivo despachó una delegación de seis miembros (el secretario de la presidencia, tres ministros y dos altos funcionarios), para entregarle un informe de un Comité de Naciones Unidas a la Suprema Corte de Justicia. ¡Había que ver la cara de preocupación del ministro Almagro, hablando de la posibilidad de que nuestro país quedara expuesto a recibir sanciones, si la Corte no dicta sentencias que sean del agrado de ese Comité!

En 2011 y 2012 se aprobaron numerosos tratados de intercambio de información tributaria con varios países, entre ellos Argentina, con el argumento de que había que acompañar una tendencia internacional promovida por la OCDE (organización de la que Uruguay no forma parte), para no quedar al margen de la comunidad internacional.  

Pero ahora resulta que en materia de drogas nos cortamos solos, violando normas de Derecho Internacional que nos obligan y rehusándonos incluso a recibir a los funcionarios de Naciones Unidas encargados de velar por su cumplimiento. ¿En qué quedamos? ¿Queremos ser miembros serios y confiables de la comunidad internacional, como le gusta decir al ministro Lorenzo cuando habla de la necesidad de hacer buena letra con la OCDE y sus dependencias? ¿O nos declaramos libres e independientes hasta de las Naciones Unidas y de los tratados que firmamos?

Escuchamos todos los días, del presidente  y del canciller, el elogio encendido del Mercosur y de la Unasur. ¿Por qué no buscamos el apoyo de ambos, antes de lanzarnos a esta aventura? México y Colombia han sufrido y siguen sufriendo en carne propia el enorme costo en vidas y bienes de la guerra contra las drogas. ¿Se intentó concertar posiciones con ellos en esta materia? Y Brasil y Argentina, que en sus respectivas áreas de contacto con nuestro país sentirán sin dudas el impacto de la liberalización del consumo de la marihuana entre nosotros, ¿qué opinan?   

Sobre las eventuales consecuencias en el plano internacional de esta nueva política hacia la marihuana, muy poco se ha dicho. Pero este es también un aspecto relevante del tema en discusión.

El gobierno, que notoriamente ha estado improvisando en este asunto, resolvió seguir adelante con su ley pese a las resistencias que encontró en su propia “fuerza política”, sin lograr el apoyo de ningún sector de la oposición, a contramano de la sociedad uruguaya (que según todas las encuestas rechaza la iniciativa por amplia mayoría) y en violación del Derecho Internacional.  

Lamentable.


(*) Abogado. Senador de la República (Vamos Uruguay – Partido Colorado)

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