El SEMANARIO RECONQUISTA es el órgano de prensa de la Agrupación Reconquista del Partido Colorado, fundado por Honorio Barrios Tassano y Carlos Flores. Director Prof. Gustavo Toledo.

martes, 13 de agosto de 2013

Entre redistribuir y generar riqueza

Por Daniel Bianchi (*)

Puestos a reflexionar acerca del desarrollo de nuestro departamento y del país, se nos presenta nítidamente la necesidad de hacer desaparecer, de una vez y para siempre, varios de los numerosos problemas que cada día enfrenta la sociedad.

Muchos emprendimientos se ven impelidos al fracaso debido a las mezquindades e intereses propios de los seres humanos, y así, cuando lo que debería prevalecer sería el interés común surgido a partir del respaldo de principios sustentados sobre la convicción de que el bien de la sociedad es el bien de todos lo que la integran, los que se imponen son el egoísmo y la vanidad.

En otros casos, lo que domina son las controversias triviales, los cuestionamientos superfluos, las interrogantes livianas (¿Quién fue el responsable?), en lugar de los contenidos profundos (¿Qué pasó? ¿Por qué pasó? ¿Cómo lo solucionamos? ¿Cómo evitamos repetir el error?) que obligan a encontrar una solución.

El individualismo con que muchas veces se actúa es contraproducente a tal grado que, lo que eventualmente debería ser una inmejorable oportunidad de alcanzar un éxito o mejorar alguna faceta de nuestra vida, de nuestra institución o de nuestra sociedad, por errores propios termina siendo un nuevo fracaso cuyos únicos responsables somos nosotros mismos.

Cierto es que la soberbia, la traición y la ingratitud prevalecen en algunas personas a la hora de identificar las bajezas humanas que a todos nos caracterizan, pero no menos cierto es que a cada paso también a aquellos se contraponen la humildad, la fidelidad y la lealtad de aquellas personas que orientan su tarea y su trabajo a mejorar su familia, el entorno y la comunidad en que se desenvuelven.

Lo que sucede en una familia, sucede también a nivel del Estado.

Allí donde como una constancia sobrevienen las bajas pasiones, se alza cuando menos se lo espera un ejemplo de dignidad o altruismo: el funcionario que no sólo cumple a cabalidad su tarea sino que incluso excede la misma en beneficio de los contribuyentes, por ejemplo.

La posibilidad de mejorar tal vez no se encuentre tan alejada, pero lo cierto es que para ello debemos promover, individualmente, como trabajadores, como empresarios o como nación, políticas de Estado que alienten al crecimiento y al desarrollo por encima del orgullo y la arrogancia.

Una pregunta con resabios ideológicos subyace desde hace tiempo en cuanto escenario sea proclive para ello: ¿apuntamos a la redistribución de los ingresos, como algunos opinan, o apuntamos a generar riqueza, como otros sostienen?

La disyuntiva, desde nuestro punto de vista, no arroja dudas: es una constante a lo largo de la historia que, mientras más se incentive a los individuos a no producir bienes sino a tomarlos de otros que los producen, el modelo fracasa. Y si alguien está produciendo de buena manera y está logrando un avance exitoso (por ejemplo, el sector agropecuario hoy en Uruguay), el Estado busca la manera de quitarle lo producido. Es lo que sucede con los países pobres: enaltecen a un sistema económico predatorio cuyo objetivo es quitarle a los que más trabajan para darle a los que no lo hacen.

De tal forma, lejos estamos de que exista un crecimiento equilibrado y sustentable, habida cuenta que la mejora social de un ciudadano tiene lugar en desmedro de otro.

Apuntar a igualar de esta manera no solamente es un error, sino que es el peor de los errores.

Subsanarlo requiere una orientación firme, y ella comienza con la siembra de hábitos, valores y principios, entre ellos, el del trabajo.

Empecinarse en repartir sin lograr un crecimiento previo, no hace más que profundizar carencias.

Está a la vista.


(*) Médico. Representante por el Departamento de Colonia (Vamos Uruguay – Partido Colorado)

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